Después de que ELA, LAB, ESK, STEE-EILAS, EHNE e Hiru convocaran huelga general para el 21 de mayo, la secretaria general de LAB afirma que «ya hemos conseguido que se hable de las consecuencias sociales y laborales que tiene la crisis entre la población, y no sólo de las dificultades que dicen tener los empresarios».
¿Es necesaria la huelga?
Entendemos que es el momento de dar un salto cualitativo en la respuesta y de utilizar la máxima expresión de la lucha de los trabajadores. La huelga hará protagonista a la sociedad ante la ofensiva del capital que, ante una crisis que ellos han creado, exige una salida que no cuestione su estatus, garantice sus márgenes de beneficio y refuerce su poder a la hora de decidir cómo se organiza la economía, siempre bajo sus intereses.
¿Es irremediable?
Sí, por cuanto estamos viendo que se está abordando la crisis beneficiando a los mismos privilegiados de siempre. Se podría remediar si se produjera un cambio en la dirección de las políticas económicas y sociales. Situará la legitimidad social de las reivindicaciones de la clase trabajadora y sectores populares frente a la acción institucional, alineada con las posiciones empresariales.
Si el Estado español se encuentra en peores condiciones de empleo y de paro que la UE, ¿por qué no se ha planteado una huelga?
En el Estado español no se ha abordado ningún tipo de huelga, ni ninguna respuesta masiva, real y efectiva, porque hay sindicatos que han optado por dejar a un lado la defensa en términos de confrontación de los derechos y los intereses de la clase trabajadora. Apuestan por un modelo sindical que responde sólo a gestionar la situación, a intentar ayudar en un ajuste del empleo y de determinados elementos de la economía, en vez de hacer una defensa real de todos los derechos de los trabajadores.
¿Qué pasará después de la huelga del 21 de mayo?
Una huelga general, por sí sola, no va a solucionar la situación actual. Al día siguiente de la huelga no se va a abrir una fase económica en este país, pero estamos seguras de que la huelga va a situar los intereses, necesidades y los derechos de la mayoría social en el centro del debate. Va a crear la necesidad de dar una respuesta a esas reivindicaciones y va a situar a la mayoría social en otra correlación de fuerzas para abordar y dar nuevos pasos en la defensa de esos derechos.
¿Se va a mantener esa presión?
Situamos la huelga como un punto de inflexión en la respuesta. Tiene que abrir una nueva fase de ofensiva sindical y social que sitúe las claves para avanzar en el proceso de cambio que necesita Euskal Herria y concrete las reivindicaciones centrales con las que vamos a confrontar ante empresarios e instituciones en esta fase económica y social. Será una huelga que, sin duda, dará un nuevo impulso a la lucha por los derechos sociales y laborales en este país, porque dejará claro que hay una mayoría social que exige cambios, que hay agentes sindicales, sociales y políticos que apuestan por impulsar ese cambio y que la sociedad sabe cuáles son los términos del mismo, es decir, la capacidad para cambiar el modelo económico y social en Euskal Herria, desde el protagonismo de la mayoría social trabajadora, y con los instrumentos necesarios para ser nosotros y nosotras el sujeto que determine si Euskal Herria se construye sobre privilegios o sobre derechos.
¿Entiende la sociedad que es necesaria esta respuesta?
Sí. Ve claramente que la economía en Euskal Herria ha entrado en una crisis importante, que quienes estamos pagando las consecuencias somos los que no hemos sido protagonistas de la misma y, por lo tanto, es una respuesta lógica a esta situación a la que nos han abocado. Lo que tiene que ver la sociedad es que esta situación puede revertir, siempre y cuando luchemos y seamos capaces de impulsar los cambios necesarios.
¿Qué le van a exigir al nuevo Gobierno de Lakua?
Lo mismo que al anterior y lo mismo que reivindicamos en los últimos años: cambio de dirección en la política económica y social, y un debate real y efectivo sobre cuál es el modelo económico y social que necesita este país para situar la economía al servicio de los intereses de la mayoría, es decir, para no gobernar sólo para unos privilegiados. Desgraciadamente creo que vamos a recibir respuestas parecidas, porque el acuerdo de gobierno no varía en lo estructural.
¿Qué opina de la oferta de diálogo social de Patxi López, el próximo lehendakari de la CAV?
La cuestión es diálogo sobre qué y para qué. Después de leer el acuerdo que el PSE ha presentado junto al PP, sólo puedo decir que excluye a la mitad de la sociedad. Para los firmantes, las mujeres no existimos, sólo hablan de ciudadanos, padres e hijos. Un acuerdo entre hombres para hombres. Y no es una cuestión gramatical. Obvia, en segundo lugar, el término trabajador y trabajadora hablando de la crisis y sus intenciones ante ella. Tampoco es una cuestión gramatical. Las mujeres existimos, los y las trabajadoras también, y somos sujetos de derechos. ¿Qué defensa de nuestros derechos van a hacer si ni siquiera nos reconocen como tal? ¿Sobre qué principios y con qué objetivos van a articular un diálogo social? UGT habla de patadas; mejor les iría si hicieran una seria valoración de la patada que ha dado su partido a los valores socialistas básicos.
Rodolfo Ares, secretario de Organización del PSE, dijo que era una huelga de castigo a la mano tendida de Patxi López
No es una huelga contra la alternancia política, pero que no cuente con nosotros para desarrollar en el ámbito social un acuerdo de gobierno que asume desde un principio todo tipo de conceptos y prácticas que impulsa la patronal.
¿Qué medidas exige para superar la situación?
La defensa real y efectiva del empleo. No se puede destruir empleo gratuitamente para sanear o incrementar la cuenta de resultados, pero además se debe profundizar en cómo se reparte la riqueza y cómo se recauda. Estamos hablando de la fiscalidad y el sistema de protección social. Ahí es donde más hemos retrocedido en los últimos años, donde más ultraliberales han sido las políticas de los gobiernos de Gasteiz e Iruñea. Es ahí donde debe incidir un gobierno si quiere mostrar su voluntad de abordar cambios reales. No se puede permitir que la presión fiscal a los empresarios sea la menor de Europa y, por lo tanto, el gasto social esté a la cola de Europa. Tampoco se pueden admitir las privatizaciones, para empeorar las condiciones.
Pero Euskal Herria sigue sin tener plena capacidad para tomar decisiones.
A ese problema también se va a enfrentar el nuevo Gobierno autonómico. Se va a encontrar con un problema estructural como es qué capacidad e instrumentos tiene Hego Euskal Herria para avanzar en esos cambios estructurales. Lo primero que va a tener que decir el Gobierno de Patxi López, además de aclarar si va a gobernar para los empresarios o la mayoría social trabajadora, es qué va a hacer ante los límites estructurales en capacidad de decisión e intervención económica y social para poder tener una credibilidad mínima cuando dice que se van a cambiar las cosas durante los próximos años de legislatura.
¿Se va a enfrentar a las intenciones de los empresarios?
El instrumento principal que tiene un Gobierno para abordar el modelo de sociedad y las políticas económicas son los presupuestos. Siempre han aprobado los mismos con el PNV o con UPN. Es una imagen fiel del modelo económico y social que impulsan esos partidos con capacidad de gobernar. Hacemos un análisis de los datos objetivos, pero no vemos una voluntad real de cambios estructurales en el modelo. Es ahí donde se debe situar el debate ante la crisis. Vuelvo a decir que diálogo social construido en alianza estratégica entre el modelo económico que existe entre la administración y la patronal y un modelo social que tiene límites estructurales del marco competencial, no va a ser un diálogo social real ni al servicio de la mayoría social trabajadora. No va a ser un diálogo social real y efectivo para abordar el debate sobre el cambio de modelo, que es lo que reivindicamos no sólo en este momento, sino de manera permanente.
¿Es necesario dar oxígeno a los trabajadores con la huelga del 21-M?
Sí. Por mucho que los medios se empeñen en ocultar la realidad, son miles los trabajadores y trabajadoras que están luchando en los centros de trabajo respondiendo a las agresiones de la patronal; también los sectores sociales que reclaman protección social, de la que adolece el sistema. Creemos que poder salir juntos y con referencias claras será una bombona de oxígeno y un impulso a las luchas reales que se están produciendo. Creemos que será progresivo, porque quien quiera cambiar este modelo económico y social tendrá la oportunidad de ser protagonista. Desde colectivos de mujeres, a las que les sigue discriminando y percibiendo como trabajadoras de segundo nivel, a los excluidos, a los pensionistas, a quienes luchan por sus reivindicaciones, pero reclaman un cambio de modelo social y económico.
Confebask dice que la huelga es extralaboral e irresponsable
Es una huelga en defensa del empleo y del reparto de la riqueza. Responde a lo que está sucediendo en el mercado laboral. Si la patronal argumenta eso, es que tiene poco que decir. Es una respuesta a lo que está pasando. Nos dicen que es anacrónica, ya! Hoy por hoy lo moderno es que los privilegiados sean los únicos legitimados para hacer reivindicaciones. ¿Puede ser anacrónico luchar por los intereses de la gran mayoría de la sociedad? No. Estamos en nuestro derecho de salir a la calle.
La han criticado desde CCOO y UGT
Era previsible. La posición de rechazo de ambos sindicatos a la huelga no es compartida por una amplia mayoría de los trabajadores. Estamos seguros de que muchos afiliados de CCOO y UGT están de acuerdo con la huelga, porque están sufriendo las decisiones de la élite económica y no entienden que haya que quedarse de brazos cruzados. Nuestra oferta se traslada a la mayoría social, que necesita el cambio. El debate está en si merece la pena salir a la calle. Creemos que sí, porque va a ser una inversión en fuerzas para avanzar a otro modelo y otra realidad de soluciones efectivas contra todas las dificultades que vemos en las empresas para garantizar unas condiciones dignas para la mayoría social de este pueblo.