En tres de cada cuatro industrias vascas la incidencia de la huelga general fue superior al 30%, según los sindicatos que convocaron el paro y que la calificaron de «una gran huelga» con un seguimiento mayoritario. Fue, sobre todo, la movilización masiva en la calle durante toda la jornada la que dio la imagen del […]
En tres de cada cuatro industrias vascas la incidencia de la huelga general fue superior al 30%, según los sindicatos que convocaron el paro y que la calificaron de «una gran huelga» con un seguimiento mayoritario. Fue, sobre todo, la movilización masiva en la calle durante toda la jornada la que dio la imagen del malestar de la clase trabajadora y su demanda de un nuevo modelo económico. Gobiernos y patronales, por su parte, vieron una incidencia mínima.
Editorial de Gara: La huelga que hizo sonar al silencio
Fábricas cerradas o con la mitad de sus empleados, ikastolas sin clases, calles inusualmente vacías, comercios significativos cerrados y, sobre todo, una continua movilización en la calle donde decenas de miles de personas tomaron parte en incontables manifestaciones, fueron ayer la imagen de la denuncia de la clase trabajadora vasca a las políticas que han causado la crisis y al rechazo a cargar con sus consecuencias.
Las centrales convocantes calificaron de «ampliamente mayoritaria» la respuesta en diferentes sectores y empresas y precisaron que los datos permiten hablar de «una gran huelga» en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa y de un «resultado significativo» en Nafarroa. Presentaron una pormenorizada relación de datos en torno a la repercusión del paro en todos los sectores y destacaron especialmente la respuesta que la convocatoria tuvo en la calle. La foto de las masivas movilizaciones registradas ayer en las cuatro capitales de Hego Euskal Herria es, según subrayaron, «el mejor reflejo de la capacidad de solidaridad de la clase trabajadora con la gente que peor lo está pasando».
Representantes de los cinco sindicatos rehuyeron entrar en una guerra de cifras con la Administración y se remitieron a los datos recabados desde primera hora de la mañana. Destacaron el seguimiento al paro en el sector industrial, donde el 74,34% de las empresas registraron niveles de paro iguales o superiores al 30% de sus plantillas y precisaron que en 297 empresas de la CAV la respuesta a la huelga fue superior al 70%.
Respecto a Nafarroa, los datos de los sindicatos reflejan una alta incidencia en la industria en Sakana y la zona norte y «significativa» en Iruñaldea y su cinturón industrial. Los sindicatos contextualizaron este amplio respaldo en un sector que calificaron como «el más castigado en esta coyuntura de crisis y el que más directamente sufre los chantajes de la patronal». Por lo que respecta al comercio, apuntaron que el paro fue «prácticamente total» en el sector textil y citaron concretamente el grupo Inditex, que agrupa a empresas como Zara, Pull and Bear o Bershka, aunque cerraron grandes superficies como Carrefour Olaberria, Carrefour Oiartzun, así como establecimientos de alimentación de Lidl, Sabeco, Día o Eroski.
Entre los sectores donde más seguimiento tuvo la convocatoria, señalaron la limpieza viaria y la de edificios públicos, así como la gestión de polideportivos en Gipuzkoa y Bizkaia o el sector de comedores de colectividades. Señalaron que la incidencia fue menor, aunque con «un funcionamiento irregular» en el caso del sector financiero, en el que el cierre fue generalizado en las oficinas de las principales ciudades, así como sucursales de las comarcas. Por otra parte, allí donde la Administración estableció servicios mínimos, los convocantes reiteraron que pese a ser abusivos, la respuesta al paro fue amplia. En este caso, citaron como ejemplo EuskoTren, Tranvía o el Metro de Bilbao y remarcaron que el paro fue total en los puertos de Bilbao y de Pasaia.
Administración
En cuanto al seguimiento en la Administración, señalaron que la mayor parte de los ayuntamientos pararon, salvo en Ezkerraldea y que fue «prácticamente total» en organismos municipales. El seguimiento fue menor, según las mismas fuentes, entre los empleados de las diputaciones y «parcial» entre la plantilla dependiente de la Administración autonómica.
En Osakidetza, tras recordar que más del 80% del personal se vio afectado por los servicios mínimos, apuntaron que el paro afectó de manera parcial a todos los ámbitos sanitarios. También señalaron como «parcial» el seguimiento en Osasunbidea y el núcleo del Gobierno de Nafarroa y tildaron de respuesta «diversa» la registrada en los centros de educación. Con respecto a este mismo sector y en lo que respecta a la Enseñanza, cifraron en un 45% el paro registrado en el sector público y privado. Precisaron que en el ámbito de Haurreskolak el 95% de los trabajadores secundó la huelga, el 55% en ikastolas y el 49% en la enseñanza pública, mientras en la UPV alcanzó el 80% del personal.
En cuanto al sector de la Construcción, indicaron que la huelga afectó a obras importantes «con un impacto total en Gipuzkoa y desigual, pero significativo, en Bizkaia, Araba y Nafarroa». Precisaron, por otra parte, que la refinería de Petronor dejó de producir y subrayaron que en el sector de gasolineras se minimizaron los efectos del paro «a través de unos servicios mínimos dictados por el Estado superiores a los establecidos por el Gobierno Vasco». También repasaron el seguimiento a los medios de comunicación y destacaron que las plantillas de GARA, «Berria», diferentes ediciones comarcales de «Hitza» y de «Deia» secundaron la huelga, si bien en este último denunciaron que «la dirección ha suplantado la decisión de la asamblea». El paro se dejó sentir en varias emisoras de radio, así como el grupo EiTB, donde se dictaron servicios mínimos.
Manipulación
Para lograr este resultado los sindicatos tuvieron que superar muchos obstáculos, como las acusaciones y la desvirtuación de sus objetivos desde patronal, administraciones e incluso desde otros sindicatos, o el control policial que los participantes en las diferentes movilizaciones vivieron durante toda la jornada.
Así, el secretario general de ELA, Adolfo Muñoz, aseguró que para lograr el éxito de la huelga han tenido que hacer frente a «la manipulación y la mentira» contra la convocatoria. Tras criticar a la patronal «chantajista» y a los distintos gobiernos, advirtió de que «quieren paz social y sindicalismo dócil, pero no les vamos a dar paz social».
Muñoz advirtió de que «la cruzada de manipulación y mentira va a durar», ante lo cual instó a «aguantar carros y carretas porque no nos pueden mover de la línea trazada».
El secretario general de ELA insistió en que la agenda de los sindicatos convocantes es incompatible con el diálogo social «sin contenidos», que calificó como «dinero para dormir al sindicalismo». Muñoz defendió que la huelga «es muy útil porque obliga a socializar problemas, remueve conciencias y centra responsabilidades» y censuró que las administraciones «busquen coartadas para eludir su responsabilidad».
Ainhoa Etxaide, por su parte, se congratuló de que «la ofensiva de manipulación no haya conseguido desactivar la huelga, de la que dijo que es el mayor acto de conciencia de clase» ante la crisis. También insistió en que hay razones para la huelga porque los problemas de la clase trabajadora no se van a solucionar alrededor de una mesa sin ese objetivo. En su opinión, «aquí no falta dinero, aquí sobran ladrones y políticas que avalan a esos ladrones».
Confebask, CEN, Lakua e Iruñea vieron «un fracaso»
La patronal Confebask minimizó la repercusión de la huelga y la calificó de «un rotundo fracaso», cifrando su seguimiento en el sector privado «entre un 11% y un 12%». Añadió que fue «especialmente escasa» en los grandes núcleos urbanos y en la industria y que no tuvo eco en el transporte, el comercio, el sector financiero o el de limpieza.
Confebask afirmó que la huelga «no ha conseguido en modo alguno paralizar la actividad cotidiana», y que predominó «la impresión de normalidad, más allá de algunos incidentes aislados, rápidamente reconducidos», o de la actuación de piquetes. Según la organización empresarial, el 85% de los trabajadores de las empresas guipuzcoanas acudió a su puesto de trabajo con absoluta normalidad, en Bizkaia lo hizo el 90% y más del 90% en Araba.
Igualmente, el presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN), José Manuel Ayesa, anticipó a primera hora de la mañana que la convocatoria tendría una incidencia «mínima porque no es una huelga que trate de defender los derechos de los trabajadores, a pesar de que están actuando piquetes tratando de paralizar la vida laboral».
El lehendakari, Patxi López, insistió en atribuir a la huelga el «componente político» y en destacar el apoyo del «abertzalismo radical, que decía que la usaba para tener presencia publica».
El presidente del Gobierno navarro, Miguel Sanz, coincidió con López al afirmar que la huelga» «no tiene nada relacionado con el ámbito laboral, es absolutamente política y no tiene ningún sentido» y situó su origen en la toma de posesión de López como lehendakari. El portavoz del PP vasco, Leopoldo Barreda, opinó que la jornada de huelga fue «un fracaso general» y la calificó de «disparate».