Traducido para Rebelión por Ramon Bofarull
Ainhoa Etxaide estaba nerviosa el 21 de mayo del año pasado, ya que al día siguiente fue nombrada secretaria general de LAB. En el de este año no estará más tranquila, puesto que, a falta de un día de cumplir un año en el cargo, será una de las personas que dirigirá la huelga general. La huelga convocada en el País Vasco peninsular por LAB, ELA, ESK, STEE-EILAS, EHNE e Hiru ha recibido la adhesión de más de 800 comisiones de empresa. Dice que el día 21 estará más tranquila, » porque la ciudadanía habrá demostrado que está dispuesta a luchar por los derechos de los trabajadores».
Como hace diez años, los mismos sindicatos de entonces han decidido el 21 de mayo para llevar a cabo una huelga general. Aquélla tenía una reivindicación concreta: la semana laboral de 35 horas. ¿Qué quieren conseguir con esta huelga?
Esa huelga fue un punto de inflexión y ésta también lo será. Entonces el movimiento obrero estaba agitado y el objetivo era impulsar algunas reivindicaciones. Ahora, el objetivo es agitar el movimiento obrero. Para hacer frente a esta dura crisis pondremos sobre la mesa que necesitamos cambios, que los cambios vendrán de la mano de las trabajadores y que, por tanto, irán en función de la lucha que llevemos a cabo los trabajadores.
Ha dicho que esa huelga fue un hito. ¿También lo será ésta?
La huelga no resolverá nada, pero el día siguiente de la huelga las reivindicaciones estarán reforzadas, los trabajadores saldremos reforzados y, por tanto, tendremos la oportunidad de tomar decisiones con esas fuerzas.
¿Es la huelga general un instrumento útil para obtener objetivos?
Sí. La huelga general siempre ha sido el principal instrumento que tenemos los trabajadores para expresar que, cuando la situación realmente lo exige, damos una respuesta de la dimensión adecuada.
¿Cómo ha sido el proceso de convocatoria, acudieron ustedes a ELA o ELA acudió a ustedes?
Desde que empezó la crisis cada sindicato ha adoptado una posición propia y algunos hemos optado por la lucha para responder a la crisis. Hemos pasado meses hablando cada cual por su cuenta de la necesidad de una huelga, de la necesidad de dar un salto. Ello nos ha llevado, cuando ha habido condiciones, a debatir el tema de modo unitario y a tomar la decisión.
Por tanto, no es correcto lo que ha publicado un medio de comunicación, Batasuna no les pidió que organizaran la huelga.
Para organizar una huelga tiene que haber condiciones en la clase obrera; el sindicato tiene que estar preparado para dar un paso así. Esa decisión no se toma a petición de un tercero, es imposible, sería una temeridad.
En febrero dijeron que querían iniciar otra fase de lucha uniendo fuerzas con ELA. ¿Esta huelga general es el primer resultado de ello?
En vista de la crisis, pusimos una propuesta sobre la mesa alegando que era el momento de emprender una ofensiva sindical. Dijimos que esa ofensiva debía tener dos elementos: por una parte, había que dar una respuesta adecuada y efectiva a la crisis; por la otra, analizando esta crisis de modo estratégico, había que dar pasos nuevos para profundizar en el proceso de cambio. Para esa ofensiva establecimos un modelo, impulsado por la colaboración entre sindicatos abertzales, porque ese modelo ha demostrado ser eficaz. Pero no creo que esta huelga sea consecuencia de eso o respuesta a eso. Esta huelga es un ejercicio de responsabilidad, por encima de las diferencias entre sindicatos. Estamos en una fase muy dura para los trabajadores y, uniéndonos, debíamos realizar una oferta de lucha a la clase obrera. Eso es lo que hay detrás, no es consecuencia de nada concreto.
¿Aportará algo nuevo el 21 de mayo a las relaciones entre ambos sindicatos?
El debate sobre la colaboración sindical es insoslayable. Estoy segura de que a partir del 22 de mayo tendremos que ponernos en ese debate, como también lo estoy de que el haber organizado una huelga general de modo unitario será un activo para ese debate, porque estaremos con fuerzas renovadas y ante nuevas oportunidades.
Tanto ustedes como ELA cambiaron la dirección el año pasado. ¿Ha facilitado eso el organizar juntos la huelga?
No lo creo; el principal factor es que hay crisis. En el País Vasco predomina un modelo sindical desde hace largo tiempo, algunos sindicatos creemos en la lucha y estamos dispuestos a luchar. Por eso es posible hacer huelga. A las nuevas direcciones nos ha tocado encauzar eso.
Los otros sindicatos han dicho que la huelga del 21 de mayo es una acción que busca el «frentismo sindical y político».
Con esta huelga no buscamos el frentismo, sino que situamos el conflicto tanto ante la patronal como ante las instituciones que han impulsado las políticas públicas que nos han llevado a esta situación. Por un lado están quienes se han unido a la convocatoria y, por tanto, se han pronunciado por la defensa de los derechos de los trabajadores. Por el otro, quienes no quieren participar en esa defensa o se ponen en contra de ella.
¿Por qué no han trasladado ninguna propuesta a CCOO y UGT?
CCOO y UGT han descartado que el conflicto sea una estrategia efectiva para avanzar. Han declarado claramente desde el inicio de la crisis que no hay ningún momento para hacer huelgas generales.
¿Cuánto tiene de político la huelga del 21 de mayo?
Es de todo punto política. Una huelga que pone en cuestión el modelo económico y social siempre es política. Despolitizar la economía, precisamente, es tratarla como si fuera algo técnico. Eso es desideologizar el debate y colocar la economía fuera de la responsabilidad de los dirigentes políticos. No estamos pidiendo un cambio o medida técnico para hacer frente a la crisis, estamos exigiendo la adopción de una decisión política para cambiar la dirección de las políticas económicas y sociales.
La crisis empezó hace tiempo. ¿Por qué han convocado ahora la huelga? ¿No ha tenido ninguna influencia que Patxi López haya sido nombrado lehendakari?
La huelga se hará porque hay condiciones para hacerla; estaba decidida antes de que cambiara el gobierno. La situación de los trabajadores no ha cambiado en los últimos ocho meses, es la consecuencia del crecimiento económico de los últimos quince años. Con la crisis la precariedad estructural que ahí se había creado ha explotado y se ha agravado. Es una huelga contra eso, contra las políticas que hay tras eso. Por tanto, que tome el poder Patxi López no es el factor estructural.
El lehendakari les ha pedido que desconvoquen la huelga. ¿Qué les parece?
Ha cumplido el trámite formal que tenía que cumplir, pero sabe muy bien que no lo haremos. Nosotros hemos puestos diversas reivindicaciones sobre la mesa y si López quiere anular la convocatoria, que diga cuál es su argumento contra esas razones y cuáles son las pasos que puede dar.
¿Implicará el cambio de gobierno cambios en la situación de los trabajadores?
En el País Vasco, y también fuera de aquí, suele haber alternancias políticas, pero ya sean de derecha o de izquierda, las políticas estructuralmente son siempre las mismas. Los cambios vendrán cuando de una vez se decida que las cosas deben cambiar y cuando haya políticos en las instituciones dispuestos a cambiarlas. En las cuestiones estructurales, y sobre todo en temas económicos y sociales, López no ha planteado cambio alguno, ha propuesto imponer su terapia a la situación.
Ha anunciado que se reunirá con los agentes económicos para formar una mesa de diálogo social. ¿A ustedes les ha llamado? ¿Acudirán?
Primero ha anunciado que se reunirá con Confebask (1) para formar la mesa de diálogo social. Eso es lo que nosotros sabemos y ésa es la realidad. Durante los últimos años, el único diálogo social eficaz y verdadero ha sido entre la patronal y la administración. Otra cosa es compartirlo ahora con los sindicatos o querer hacer una apuesta para meter en ese diálogo a los sindicatos. Eso sí, primero con Confebask. Ya se verá qué tipo de mesa se forma. Nosotros no participaremos en una mesa que no sea capaz de adoptar verdaderas soluciones y de tomar decisiones respecto a los temas estructurales.
A pesar de no participar en esa mesa, ¿acudirían a las conversaciones iniciales?
Sí, si Patxi López convoca a LAB y quiere escuchar cuál es la opinión de LAB, acudiremos. Más aún, si esa reunión es más que un trámite formal, si sirve para realizar los debates que son necesarios en este país, discutiremos con ellos la situación. Eso es una cosa, pero el diálogo social tiene otro objetivo. La cuestión no es que no queramos debatir, la cuestión es que nosotros no participaremos en una instancia organizada para gestionar esta situación sin cambio alguno.
López ha declarado que pedirá la transferencia de políticas activas de empleo. ¿Les parece un paso adelante?
Hace largo tiempo que sabemos que no es la solución. Esa transferencia no significará la oportunidad de tomar las decisiones que necesita este país en temas de empleo.
A partir del 21 de mayo, ¿qué?
Estamos seguros de que el día 21 este pueblo pondrá en cuestión las políticas de los últimos años, que demostrará que está dispuesto a luchar por los derechos de la clase obrera y que establecerá los ejes de cara al futuro. Con estas tres claves, nosotros creemos que entraremos en el debate para dar pasos nuevos y que los daremos.
¿Cuáles pueden ser esos nuevos pasos?
Debemos entrar en el debate del reparto de trabajo y la riqueza, porque ahí está el camino para lograr el verdadero cambio. Debemos establecer entre todos reivindicaciones concretas y forzar las decisiones políticas de adoptarlas. Ésa es la dirección.
¿Estarían dispuestos a llevar a cabo más huelgas generales en favor de esas reivindicaciones?
No descartamos organizar más huelgas generales más adelante, pero nos parece que tener que hacer muchas huelgas generales significa que estamos retrocediendo más que avanzando. El día después de una huelga general no se puede estar pensando en la próxima. Pero lo repito, con esta huelga no se resolverá la situación, tendremos que avanzar en la lucha.
Nota:
(1) Patronal de la Comunidad Autónoma Vasca. (N. del t.)
Berria, 15 de mayo de 2009