Abogan por «un Estado laico que supere el actual confesionalismo encubierto». La plataforma Redes Cristianas, que aglutina a 150 colectivos cristianos de toda España, hizo público ayer un manifiesto que reafirma su posición de vanguardia en la base de la Iglesia católica. «El desarrollo progresivo de la laicidad debe ser considerado un hecho positivo», señalan. […]
Abogan por «un Estado laico que supere el actual confesionalismo encubierto». La plataforma Redes Cristianas, que aglutina a 150 colectivos cristianos de toda España, hizo público ayer un manifiesto que reafirma su posición de vanguardia en la base de la Iglesia católica.
«El desarrollo progresivo de la laicidad debe ser considerado un hecho positivo», señalan. Desde esta premisa, los firmantes del documento exigen una «laicidad plena» que reconozca «la autonomía de lo político y civil respecto a lo religioso y camine hacia la separación definitiva de la Iglesia y el Estado». ¿Cómo?
El manifiesto propone que no se renueven los acuerdos firmados en 1979 entre el Vaticano y el Estado español. A su juicio, este concordato, «nacido en situación de privilegio confesional católico», está en el origen de «muchos de los conflictos que afectan a la convivencia ciudadana». Por esa razón, los 150 colectivos que suscriben esta declaración exigen que las entidades religiosas «se acojan al derecho civil que regula la vida asociativa en el Estado».
Símbolos religiosos
El título del documento -Manifiesto por la Laicidad- constituye en sí mismo una declaración inequívoca de intenciones. Desglosado en ocho puntos, el texto aboga por un «pacto por la laicidad» entre confesiones religiosas y el Estado, que regule la presencia y actuaciones «de los poderes políticos en las ceremonias religiosas y de las jerarquías religiosas en los actos políticos». Como punto de partida, los firmantes exigen la supresión de «símbolos religiosos en el espacio público civil».
El manifiesto denuncia también «la actual presencia de la religión confesional católica en el sistema educativo y en la escuela pública y concertada». Sus impulsores proponen como modelo una «laicidad escolar sin proselitismos ni adoctrinamientos» que responda a principios de «igualdad, libertad y formación crítica para todas las personas».
Con el objetivo de evitar «interferencias confesionales en el espacio político» y privilegios que «causan agravios comparativos», los promotores de este documento denuncian, además, «el actual sistema de financiación de la Iglesia por el Estado español».
No es la única invitación al cambio. Los firmantes del Manifiesto por la Laicidad denuncian sin matices «las presiones de la jerarquía católica para imponer su moral sobre la ética pública».
La libertad y la Cope
El presidente del Gobierno, así como los responsables de las principales instituciones del Estado y partidos políticos recibirán una copia de este documento. Sus responsables quieren llevarlo también a los despachos de la Conferencia Episcopal, máxima accionista de la cadena Cope.
El texto pide un «cambio radical» en la línea editorial de la radio de los obispos. «Denunciamos a la Conferencia Episcopal Española por el intolerable abuso del derecho a la libertad de expresión -concepto que el manifiesto recoge en letras mayúsculas- que está haciendo la Cope», señalan.
El manifiesto presentado ayer es un «escrito colectivo», según sus autores, redactado por los 150 colectivos que sostienen la plataforma Redes Cristianas. Una vez presentado en sociedad, sus impulsores han decidido abrirlo a la firma de todo aquel que quiera adherirse de manera colectiva o individual. El próximo mes de enero remitirán el texto y los apoyos obtenidos a los obispos. La Iglesia que pisa la calle llamará así a la puerta de la jerarquía acomodada sobre la moqueta de sus despachos.