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La Iglesia y el trigo

Fuentes: Rebelión

La pasada semana tuvimos una nueva polémica en torno a las declaraciones de todo un Cardenal de la Iglesia Católica, concretamente el Arzobispo de Valencia, Cardenal Antonio Cañizares. Y es que ante el Fórum Europa-Tribuna Mediterránea, y a tenor del tema de los refugiados en nuestro continente, se permitió realizar ciertas declaraciones que, en cuanto […]

La pasada semana tuvimos una nueva polémica en torno a las declaraciones de todo un Cardenal de la Iglesia Católica, concretamente el Arzobispo de Valencia, Cardenal Antonio Cañizares. Y es que ante el Fórum Europa-Tribuna Mediterránea, y a tenor del tema de los refugiados en nuestro continente, se permitió realizar ciertas declaraciones que, en cuanto trascendieron formando el oportuno rechazo social, se vió obligado a matizar, alegando, como siempre ocurre en estos casos, que le habíamos malinterpretado. ¡Qué casualidad! A la jerarquía católica le pasa un poco como a la jerarquía empresarial (de hecho, tienen muchos puntos en contacto), en el sentido de que, cuando se les ve descaradamente el plumero, cosa que ocurre con bastante frecuencia, enseguida alegan que sus palabras se han sacado de contexto, o se han malinterpretado. Ya asquea tanta hipocresía y tanto cinismo de esta élite religiosa, parásita social, que vive a costa del erario público, y que además aprovecha la más mínima oportunidad para mediar con su opinión en los acontecimientos.

Las declaraciones, en efecto, no tenían desperdicio, preguntándose si todos los inmigrantes o refugiados que llegaban a nuestro continente «eran todos trigo limpio», asegurando que no todos los que llegan están perseguidos en sus países de origen, y pronosticando una invasión de Europa, de cuyos valores no va a quedar nada en unas cuantas décadas. «No dejemos pasar todo», expresó también el Arzobispo, asegurando que en la cuestión de la acogida a los refugiados «parece que hay más gestos y propaganda». Para suavizar el mensaje, el Cardenal aseguró que la Iglesia les daba la bienvenida, «siempre que la llegada de estas personas no sea en realidad un Caballo de Troya». Dicha afirmación venía a cuento de que antes había asegurado que «La llegada de estas personas es realmente el Caballo de Troya dentro de las sociedades europeas, y en concreto, la española. Ahora puede quedar bien [acoger a los refugiados], pero hay que saber lo que hay detrás». En fin, todo un absoluto despropósito, que en seguida denunciaron diversas ONG’s y líderes políticos y sociales, y en general, cualquiera que posea un mínimo sentido del humanitarismo, valor del que parece carecer el Arzobispo de Valencia. Intentó disculparse al día siguiente, pero sus palabras ya habían hecho mella, aunque asegurara que su sintonía y «su comunión» con el Papa Francisco era total.

Pero la cosa no quedó ahí. También puso en cuestión en su discurso que hubiera tanta pobreza como dicen las estadísticas, asegurando que él «no veía pobres por las calles». Mónica Oltra le contestó a los pocos días que quizá eso era porque sólo daba misa en la Catedral de Valencia, y que debiera visitar las parroquias de los barrios humildes con más frecuencia. Pero sobre el tema que nos ocupa, h abría que recordarle al Cardenal Cañizares que los refugiados vienen huyendo de las guerras, y que las guerras las organiza y patrocina la OTAN, organización militar, belicista e imperialista a la que nuestro país pertenece, y donde participa activamente. Y no me parece haber visto nunca al Cardenal Cañizares manifestarse contra la OTAN, para que no haya guerras, y por tanto, no tengan que existir los refugiados. El Cardenal, abrumado por la fuerte contestación social que provocaron sus brutales afirmaciones, aseguró a los pocos días que no comprendía porqué «había sido objeto de tal linchamiento».

Porque cuanto menos, lo fundamental que se puede esperar de una persona religiosa como el Arzobispo de Valencia, es que en sus homilías destile un poquito más de humanidad, de compasión, de ternura, de comprensión, de empatía y de lucidez hacia un problema creado por los hombres, y que seguro que Dios, si existiera, condenaría de forma estricta. Pero parece ser que se ve la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio. Quien no es trigo limpio es la propia Iglesia Católica, que si estuviera pidiendo perdón las 24 horas del día durante un año completo, aún no se pondría al día de todos los escándalos que ha protagonizado, sólo en su historia reciente (por no remontarnos atrás en el tiempo, porque entonces, al Cardenal Cañizares se le iban a subir los colores). Quien no es trigo limpio es la Iglesia, que nunca se ha manifestado contra los recortes de la Troika, que ponen en serio peligro los derechos humanos, y que son responsables de la pobreza y de la exclusión en la que viven muchos europeos. Es la Iglesia la que no es trigo limpio, que con sus discursos apoya los valores de esta Unión Europea decadente e inhumana, y a la cual, personajes como el Cardenal Cañizares añaden más leña al fuego. Decididamente, estos abyectos personajes no sólo son indignos de la Iglesia Católica, sino indignos de utilizar cualquier atril para lanzar consignas en cualquier sociedad democrática.

Blog del autor: http://rafaelsilva.over-blog.es

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