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La igualdad de género en Cuba le debe importar a los EE.UU.

Fuentes: Progreso Semanal

Cada vez que viajamos a Cuba, frecuentemente con delegaciones de políticos norteamericanos, concentramos nuestra investigaciones y reportajes en asuntos con los cuales el público estadounidense en general puede relacionarse, que pueden ayudarnos a develar misterios que rodean a Cuba y a llevar adelante nuestro empeño en cambiar la política hacia la isla y normalizar las […]

Cada vez que viajamos a Cuba, frecuentemente con delegaciones de políticos norteamericanos, concentramos nuestra investigaciones y reportajes en asuntos con los cuales el público estadounidense en general puede relacionarse, que pueden ayudarnos a develar misterios que rodean a Cuba y a llevar adelante nuestro empeño en cambiar la política hacia la isla y normalizar las relaciones con esta.

Ese es el objetivo de nuestro reporte, «El trabajo y las mujeres: Igualdad de género en Cuba y el papel de las mujeres en la construcción del futuro de la isla», que damos a conocer esta semana en ocasión del Día Internacional de la Mujer.

En vez de optar por las falsas narrativas acerca de la isla, donde todo es paradisiaco o está en ruinas, nuestro reporte muestra justamente lo complicado del asunto al ser honesto respecto a los éxitos y fracasos del compromiso de la revolución cubana para con la igualdad de la mujer.

Comienza con las conclusiones de organizaciones globales, desde Save the Children hasta el Foro Económico Mundial, que le dan a Cuba elevadas calificaciones por mejorar la salud de sus habitantes, sacar a las féminas de sus casas a las aulas, triplicar el número de mujeres trabajadoras y proporcionar las protecciones más fuertes a los derechos reproductivos y mostrar la menor incidencia de HIV/SIDA en toda Latinoamérica.

Pero estos números no cuentan toda la historia. Hay objetivos claves de igualdad – igualdad en el trabajo, en el cumplimiento de las tareas domésticas y en el acceso a posiciones en las cuales las mujeres puedan ejercer un poder real – en los cuales Cuba muestra deficiencias. Las mujeres constituyen aún solo el 38,1% de la fuerza laboral en Cuba y aunque poseen la mayoría de los títulos de graduado, ocupan apenas más de un tercio de las posiciones ejecutivas. Al llegar a casa, las mujeres comienzan un segundo turno de trabajo, empleando un promedio de 34 horas semanales por solo 12 los hombres. Aun más sorprendente: a pesar de tener los mismos derechos en cuanto a licencia de paternidad, solo 18 hombres en Cuba ejercieron su oportunidad de ser padres domésticos, según un reporte de la ONU dado a conocer en el 2009.

Problemas como estos salieron a la luz con vívida claridad durante docenas de conversaciones con mujeres cubanas acerca de sus vidas, sus penurias y aspiraciones para el futuro.

Ellas hablaron de una realidad difícil. Tal como lo expresara una de ellas:

«Si eres secretaria, no hay computadora, tienes que escribir a mano. Si eres peluquera, no hay productos y tienes que salir a buscarlos. El ómnibus no llega y hay que caminar varios kilómetros o emplear el dinero del almuerzo en un taxi. Tras un largo día de labor llegas a casa y a veces no hay electricidad o tienes que trepar al techo para arreglar la conexión del agua para tomar una ducha. Muchas veces no hay dinero para la comida y tienes que inventar cualquier locura para comer. Las cosas son difíciles. El machismo todavía existe y se espera de muchas mujeres que se sacrifiquen en el trabajo y en el hogar. Es una lucha constante».

Mimi, una catedrática, nos recordaba que el sexismo y el machismo en la Cuba contemporánea todavía actúan como un freno en el progreso femenino.

«Me ha tocado la triste experiencia de tener un jefe hombre que me ha dicho ‘Oye, ni se te ocurra tener hijos porque vas a botar tu carrera por la ventana. No tengas hijos ni te cases’. La cultura es todavía muy machista».

Aun cuando las mujeres cuentan con la posibilidad de ulteriores avances, se preocupan por las decisiones que toma el gobierno en aras de mejorar la economía. En el pasado, las crisis económicas, tales como el Período Especial, provocaron retrocesos en sus ganancias. ¿Qué puede pasar ahora cuando los empleos estatales – que son los de muchas mujeres- son recortados y algunos recursos que estimulan el avance de las mujeres, la salud y la educación son reasignados?

Como dijo a CDA Norma Vasallo, de la Universidad de la Habana, «La presente `actualización´ del modelo económico del país podría tener repercusiones en el desarrollo que las mujeres han alcanzado».

¿Cuál es la opción para Cuba? La investigación muestra claramente que las mismas políticas que tienden a crear mayor igualdad de género también producen mayor crecimiento económico y mejor gobierno. Esto quiere decir que el mejor modo de seguir adelante es expandir y no constreñir el papel que las mujeres pueden jugar en el futuro de la isla.

Muchas ya están trabajando en esa dirección. Escuchemos lo que tiene que decir Bárbara acerca de la transición de un trabajo estatal a la venta de ropas y calzado en el nuevo sector privado:

«Más que nada, la ganancia de un cuentapropista está en la capacidad para tomar tus propias decisiones. Puedo decidir cómo invertir, cuántas horas trabajar, si quiero hacer ofertas y otras decisiones concernientes el modo de manejar el negocio. En otras palabras, soy mi propio jefe y sufro las consecuencias pero también cosecho los beneficios de mis decisiones…he podido ahorrar algún dinero, reparar mi casa, comprarle a mi hija lo que necesita y poner la comida en la mesa. Al final, soy una mujer más independiente».

Las palabras de Bárbara acerca de la independencia y la autonomía deben sonar como música en los oídos de los políticos norteamericanos. Estos son, a fin de cuentas, los objetivos de la política estadounidense. Sin embargo, el gobierno de Obama no le ofrece a los empresarios cubanos, sean hombres o mujeres, la posibilidad de sumarse a ninguna de aquellas de sus iniciativas que apoyan a las mujeres y la pequeña empresa en Latinoamérica o el resto del mundo. Es como si Bárbara y millares de mujeres como ella a lo largo y ancho de Cuba, no existieran.

La historia no termina aquí. Nuestro reporte concluye con acciones políticas específicas que creemos nuestro gobierno debería emprender para apoyar la igualdad de género y la reforma económica. Involucrarse en este proceso sería provechoso para las mujeres cubanas, en concordancia con los objetivos humanitarios de la política estadounidense y contribuiría a mejorar nuestras relaciones con la región, si somos vistos como partidarios del éxito de las mujeres cubanas.

Sarah Stephens es directora ejecutiva del Center for Democracy in the Americas 

Fuente: http://progreso-semanal.com/ini/index.php/cuba/6632-la-igualdad-de-genero-en-cuba-le-debe-importar-a-los-eeuu