¿Se trata de una decisión política que ya estaba tomada? ¿Ha de ser interpretada en clave electoral (con respecto a las elecciones de la próxima primavera), o es consecuencia de un proyecto más largo? El calendario represivo del que estas últimas ilegalizaciones forman parte pertenece a un proyecto estratégico gubernamental barajado desde el inicio de […]
¿Se trata de una decisión política que ya estaba tomada? ¿Ha de ser interpretada en clave electoral (con respecto a las elecciones de la próxima primavera), o es consecuencia de un proyecto más largo?
El calendario represivo del que estas últimas ilegalizaciones forman parte pertenece a un proyecto estratégico gubernamental barajado desde el inicio de la última y fallida negociación.
¿Qué margen queda para una solución dialogada del conflicto? ¿En tu opinión, cuáles son los pasos necesarios para la reconstrucción del diálogo?
El primer paso ha de ser la recuperación de la confianza por ambas partes que se traduzca en un reconocimiento mutuo. Confianza en la capacidad gestora del gobierno socialista de esa maraña de intereses que llamamos Estado español y reconocimiento de la naturaleza y consistencia política del fenómeno ETA. Tras esto las vías y las mediaciones, que las hay, pueden continuar su trabajo.
¿Cómo se ve afectada por esta sentencia la posición de la base de votantes de ANV y de los simpatizantes de la izquierda abertzale?
Hay que tener en cuenta la incorporación de nuevas generaciones de votantes abertzales en este secular conflicto. Y para éstas, que en lo que va milenio tan sólo han conocido (salvo este último efímero lapso) la aplicación local de «tolerancia cero» esto sólo supone el retorno al universo conocido; esto es al terreno de la resistencia antirrepresiva desde donde han surgido.
¿Quién sale beneficiado de la estrategia de «cuanto peor, mejor» en este conflicto?
Los sectores empresariales y políticos que han mantenido su proyecto en estas agitadas aguas seguirán beneficiándose del enconamiento de un conflicto que en su paroxismo aleja la posibilidad de nuevas alianzas políticas que puedan alterar su tasa de poder y beneficio.
¿Qué valoración hace de las declaraciones de líderes del PSE que abren la posibilidad de que aparezca una «marca blanca» antes de la próxima primavera? ¿Al PSE le beneficia o le perjudica que la izquierda abertzale concurra a las elecciones?
La posibilidad de la emergencia de una candidatura «lizarrista» o de un proceso de convergencia de parecidas dimensiones desplazaría el eje político de nuevo hacia posiciones españolistas o vasquistas, que tras los últimos bandazos e incoherencias jeltzales, decantaría al electorado autonomista hacia posiciones más nítidas como las socialistas.
¿El sentido de «condenar los atentados» es puramente retórico? ¿Cómo se ha llegado a que una sola frase marque la frontera entre unos y otros?
El ejercicio de la «condena» no es más que una adscripción formal a los «límites de lo posible» del régimen democrático. Tiene más que ver con la asunción pública de los topes políticos que con un compromiso con una ética humanista.
Aparte del aspecto formal de condenar o no, ¿hay motivos para creer que la mayoría de la izquierda abertzale sigue apostando por la vía «de la violencia»?
En un contexto de clandestinidad forzada esperar que se estén produciendo nuevos debates que cuestionen los fundamentos de una veterana comunidad política es un ejercicio de credulidad temeraria. Aunque también es cierto que históricamente el sobreseimiento de una ética revolucionaria en el ejercicio de la violencia política impide el recurso a la apelación a una ética humanista general que es la base del trabajo de denuncia antirrepresivo. Así para el grueso social vasco se impone la manida teoría de los «dos demonios», que aúpa la pasividad general ante los distintos desmanes. Sería conveniente solventar la coherencia interna del proyecto que, dejando a un lado nuestras querencias libertarias, en su actual actuar lastra su propia pervivencia como tal.
¿Existe un debate sobre la validez de esta estrategia dentro de estos grupos (ANV, PCTV, GESTORAS, MLNV en general, etc.)? Si lo hay ¿este debate puede o debe salir a la luz?
Impedir la vida pública de un amplio sector social sólo remite a quienes se sienten en pertenencia a éste, a sus diferentes ejes constitutivos y a la comunión o renuncia con los mismos. Para que se pueda dar cualquier debate han de posibilitarse la existencia de espacios y cauces formales. La multiplicación de espacios de propuesta y resistencia anticapitalista en otros ámbitos debe también de tender a contribuir a oxigenar a la comunidad nacionalista radical y a enriquecer sus horizontes políticos.
JUICIO A GESTORAS
¿Qué se pretende con la criminalización de los grupos de apoyo a presos? ¿en qué marco se sitúa la sentencia de la Audiencia Nacional?
Este último sumario pertenece a los incoados ya desde la última etapa de gobierno popular y que prosiguen su andadura judicial adaptando su rigurosidad a los caprichos de los diferentes tiempos políticos que recorren. Respecto a los grupos de apoyo a presos políticos en general y tras los gratuitos y ninguneados encarcelamientos de las gentes, por ejemplo, de Socorro Rojo, cualquier arbitrariedad judicial y policial en este terreno no parece que suponga excesivos costes políticos a este gobierno.
REFERENDUM DE IBARRETXE
Una vez cercenada esa vía ¿qué papel debe jugar el lehendakari?
Visto lo visto, el equipo de lehendakaritza no escondía ningún as en la manga, careciendo de nuevas alianzas u otros elementos coyunturales ignorados. Apostando tanto el partido socialista como el PNV por la desmovilización social y el rodillo institucional, y explicitados ya los topes de las vías estrictamente políticas, sólo les queda seguir jugando al despiste hasta la renovación de las instituciones autonómicas. Pero aunque la izquierda abertzale ha denunciado desde sus inicios el fraude de este farol tras las ilegalizaciones carece de instrumentos que la materialicen en réditos políticos.