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La indignación debe seguir, es lo único que nos queda, pero mejor organizados

Fuentes: Rebelión

No son buenos los análisis de urgencia, pero sí creo que se puede afirmar que la socialdemocracia española, convertida al socioliberalismo, se ha hundido ella sola. Lo que queda de la socialdemocracia en el Estado español, sigue el paso de sus hermanas europeas y por primera vez pierde cientos de miles de votantes que se […]

No son buenos los análisis de urgencia, pero sí creo que se puede afirmar que la socialdemocracia española, convertida al socioliberalismo, se ha hundido ella sola. Lo que queda de la socialdemocracia en el Estado español, sigue el paso de sus hermanas europeas y por primera vez pierde cientos de miles de votantes que se echan en brazos de la derecha, pues para fotocopia, mejor el original. Parafraseando a Mitchels, la oligarquía socioliberal imponiendo su ley de hierro, ha dejado muy dañado, averiado y varado el barco de Pablo Iglesias, a fuer de hacerlo irreconocible para su fundador. Este grupo dirigente es responsable y lo primero que debe hacer es dejar de mirar por encima del hombro y con autosuficiencia a muchas y muchos que les hemos advertido hace tiempo de lo que ocurriría y ha ocurrido. En el Reino de España las municipales siempre son la antesala de las generales. Izquierda Unida, habiendo subido algo en porcentajes y concejales, no ha hecho lo suficiente y también debe entender que su endogamia la mata y la hace menos creíble. Escuche pues la voz, el clamor de las plazas, pero de verdad, y tenga claro que el pensamiento crítico y transformador está en los movimientos cívicos antineoliberales a los que debe apoyar y de los que puede aprender.

Si algo ha crecido en la izquierda claramente, ha sido Bildu. Tomen nota todos y todas.

¿Dónde está la Izquierda? En las plazas. Entendiendo izquierda en su sentido etimológico, es decir la ciudadanía en la Revolución Francesa, exigiendo sus derechos, su libertad y fraternidad y construyendo una Revolución ciudadana. La calle está haciendo una revolución ciudadana a la que hay que escuchar, apoyar y entender. Pero DRY y» las plazas» también tienen una obligación y es la de no aislarse, no construir un nuevo vanguardismo alejado de un pueblo, hoy por hoy todavía muy alienado y temeroso, desvertebrado, desconfiado y si bien muy ilusionado con la exigencia de democracia, real y ya, todavía espectador. No se puede cansar a trabajadoras y trabajadores en asambleas eternas, con propuestas muchas veces difícilmente realizables. Para consolidar el movimiento hay que pensar que también es bueno lograr pequeños triunfos.

Así pues ojo con los nuevos elitismos, ojo con actitudes que pueden hacer felices por unos días a minorías muy concienciadas y alternativas, pero que no enganchan con quienes buscan respuestas a su angustiosa situación actual. Utopía y realismo. Hay que articular una amplia alianza antineoliberal, insisto. Hay que tejer nuestra Coalición de Resistencia frente al neoliberalismo, hay que reaccionar a nivel europeo, no solo en el Estado Español. Hay que seguir en la calle, porqué la respuesta a la crisis será empobrecer aún más a las clases populares y trabajadoras, será así de simple, robar a los pobres para dárselo a los ricos.

Los sindicatos deben cambiar, la calle, los nuevos movimientos, el movimiento de protesta del 15 de Mayo, ha sacado solo y sin ellos, incluso al margen de ellos y criticándolos, más gente que nunca, así pues humildad y cambio porque o están con los de las plazas, con las indignadas e indignados o con la patronal, no hay medias tintas. El Pacto de Euro hay que frenarlo, ya. La respuesta es fortalecer los movimientos sociales, crear un nuevo populismo de izquierdas y para ello las Mesas de Convergencia o la red de convergencia social, son buenos instrumentos hacia la implementación de un Poder Ciudadano.

Attac, a través de sus comunicados, trabajo de investigación, difusión y formación ha construido un magnifico corpus doctrinal, acertando en todas y cada una de sus propuestas y advertencias, pero solo lo ha escuchado, y eso ya es suficiente para comenzar, la izquierda alternativa y transformadora. El gobierno tiene la obligación de escuchar otros análisis o seguir el dictado de banqueros y «mercados», que por cierto le están llevando al suicidio, pero a algo peor, a dificultar aún más la vida del pueblo. Salvando la banca y hundiendo las familias, a los autónomos y a las personas, solo se logra la infelicidad e inseguridad general, pero no reactivar la economía. Reactivación que solo podrá venir con un paradigma económico diferente. El «buen vivir» general y no el lucro de especuladores y banqueros, se disfrace como se disfrace.

Confianza y trabajo. Estamos acumulando fuerzas y construyendo el nuevo pueblo de izquierdas gracias al impulso que supuso de forma muy importante, ¡Democracia Real Ya! Logrando lo que otros no conseguíamos hace años, y es movilizar la indignación. Pero ojo, ahora somos actores políticos y tenemos mucha responsabilidad, porque nos toca plantarle cara a la derecha directamente y de frente. Los movimientos cívicos y sociales debemos hacerlo, no por nada de lucha de poder político en el sistema, sino por defender a las clases populares de más neoliberalismo y recortes sociales. No podemos jugar con la gente, esto no es un fuego de campamento, es la lucha por cambiar este barrio injusto, este centro de trabajo opresivo, el empleo precario y mal pagado, la cultura ramplona y chabacana, el consumismo irresponsable, la cola del paro sin esperanza, la hipoteca que angustia, el poder ilimitado y cruel de la banca.

Carlos Martínez es politólogo, socio de Attac y de la promotora de las Mesas de Convergencia

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

rCR