La llamada marca España no parece entender de exigir justicia ante potencias «amigas» que incumplen, sistemáticamente, tratados bilaterales en materia judicial. Prefiere rendir honores a los que aprietan el gatillo, en actitud servil de chico de los recados. Esta vez, la marca España ha mostrado lo que significa mutilar de raíz la búsqueda de justicia […]
La llamada marca España no parece entender de exigir justicia ante potencias «amigas» que incumplen, sistemáticamente, tratados bilaterales en materia judicial. Prefiere rendir honores a los que aprietan el gatillo, en actitud servil de chico de los recados. Esta vez, la marca España ha mostrado lo que significa mutilar de raíz la búsqueda de justicia en casos como las torturas en Guantánamo, el genocidio en Guatemala, los crímenes de guerra en Irak, los vuelos de la CIA y el asesinato del cámara José Couso.
A lo largo de estos 10 años, nos hemos encontrado frente a frente con los verdugos, ya a través de las imágenes de los militares autores materiales de los hechos, ya reuniéndonos con Mariano Rajoy, en calidad de vicepresidente del gobiernos del PP, con María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta primera del gobierno, con Cándido Conde Pumpido, fiscal general del estado, y, en todas esas situaciones, comprobamos que sirvven y se identifican con la guadaña que cercena la búsqueda de justicia.
Los papeles de wikileaks nos demostraron como, puertas adentro, en las reuniones en la embajada de los Estados Unidos, habían torpedeado la querella, asumiendo y aceptando el claro mensaje del amo: Hacer desaparecer cualquier resquicio que pudiese alumbrar la esperanza de ver a militares norteamericanos sentados en el banquillo de los acusados. Hicieron suyas las palabras de un funcionario del departamento de estado norteamericano en 2008: ¡Antes se helará el infierno!
De puertas afuera, el papel que jugaron fue el de sostener pancartas contra la impunidad de los asesinos, defender la soberanía nacional, exigir justicia para un ciudadano, respaldar el proceso judicial…
El principio de Jurisdicción Universal, como concepto, representa uno de los pasos más importantes dados en la Historia por magistrados, jueces, fiscales y tribunales a la hora de luchar contra la impunidad. Impunidad que ha caracterizado el comportamiento de fuerzas militares, regulares e irregulares, en los conflictos bélicos. Este hecho representa una gota en el océano, un grano de arena en el desierto, pero es un salto cualitativo de enormes dimensiones.
Por este motivo, habrá que recordar a los dirigentes españoles, de cualquier signo, a ministros y líderes de oposición, a jueces y fiscales, que acabar con el principio de Jurisdicción Universal es un paso atrás gravísimo y abre la puerta a la complicidad con los criminales que puedan beneficiarse de ese retroceso.
En lo que ya suman casi once años de lucha contra la impunidad, nos hemos apoyado en la lucha de muchas personas que no arrojaron la toalla en la búsqueda de sus desaparecidos, que no aceptaron un «imposible», que no se dejaron chantajear por un «jamás los veréis sentados ante la justicia», un «antes se helará el infierno»… Porque nosotros somos de los que creemos que llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones a través de nuestros pasos, pasos que nos muestran que, si no se lucha, ya se ha perdido, que, si se acepta lo escrito, se genera impunidad, que, si se arroja la toalla, el mundo no será igual. Nosotros elegimos un camino mucho más largo y difícil, un camino que no acepta ni tolera el desprecio al concepto de justicia universal.
Leer también: La familia Couso, dispuesta a llegar al Tribuna Europeo de Derechos Humanos si el gobierno da luz verde a la reforma que supondría el archivo del caso http://josecouso.info/2014/01/28/comunicado-ante-la-reforma-del-pp-de-la-ley-organica-del-poder-judicial/
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