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La izquierda alterglobalizadora en España: antecedentes, identidades y actores

Fuentes: La Haine

En los últimos 30 años el PCE ha desarticulado su base organizada en la sociedad, los grupos radicales a su izquierda han desaparecido o se han transformado en sectas y el bloque socialdemócrata PSOE – CCOO -UGT es una corporación de poltronas con un alto grado de control sobre la sociedad. Esta izquierda institucional carece […]

En los últimos 30 años el PCE ha desarticulado su base organizada en la sociedad, los grupos radicales a su izquierda han desaparecido o se han transformado en sectas y el bloque socialdemócrata PSOE – CCOO -UGT es una corporación de poltronas con un alto grado de control sobre la sociedad. Esta izquierda institucional carece de discurso alternativo a la globalización y de voluntad para elaborarlo. Por eso forma parte del problema y no de la solución.

El PCE organizó, como fuerza mayoritaria, la oposición clandestina y los movimientos de masas ilegales, pero muy reales, del franquismo y la transición. Sin embargo en manos del eurocomunismo, una versión de la socialdemocracia con la hoz y el martillo, identificó la democracia con su propia legalización, abandonando cualquier propuesta que comprometiera su respetabilidad en una transición bajo la amenaza de golpe militar. La concreción de esta política fue: cancelación de los movimientos de masas, del derecho de autodeterminación y de las reivindicaciones obreras al margen del beneficio empresarial, aceptación de la monarquía que Franco restauró y de la inclusión del capitalismo español en la economía-mundo. Tras un proceso de rupturas y luchas internas, a partir de 1978, el PCE consiguió modernizar totalmente a CCOO incorporándola a su deriva «democrática».

El Movimiento Antiotan fue creado a partir de 1981, bajo la forma de Comisión Antiotan (C.A.O.) por organizaciones residuales del radicalismo comunista. El PCE intervino poco después, a la vista del auge del movimiento, creando su propia estructura organizativa «Bases Fuera» que se acabó fusionando con la C.A.O., en la Coordinadora Estatal de Organizaciones Pacifistas ( CEOP).

El movimiento político – social resultante arrancó al gobierno del PSOE un Referéndum para sacar a España de la OTAN y lo perdió el 12-III-86. Sin embargo, los siete millones de votos a favor de la salida de la OTAN, contenían más de cuatro millones de votos del PSOE. Esta fractura fue el origen de IU como una iniciativa del PCE con varios socios minoritarios, de los cuales, además de sectas como el Partido Humanista que salió poco tiempo después y pequeños grupos como Izquierda Republicana o el PASOC, creado por Alonso Puerta al ser despedido del PSOE, el único importante era el PCPE de Ignacio Gallego, escisión anticapitalista y prosoviética del PCE dos años atrás, actualmente también fuera de IU. Posteriormente, tras su fallida unificación con el MC, ingreso en 1992, la LCR (sección mayoritaria de la 4ª Internacional Troskysta en España) con el nuevo nombre de Izquierda Alternativa, hoy Espacio Alternativo.

IU se creó como un referente electoral de los siete millones de votos NO a la OTAN para conjurar la crisis política y electoral del PCE y para romper al PSOE. Sin embargo, la ruptura de amplios sectores electorales con un aspecto particular de la política de un partido no significa la ruptura total con dicho partido (diecisiete años después, en el 2003, la mayoría de los votantes del PP, contrarios a la agresión a Iraq, mantuvieron – y mantienen – su voto al PP). Cuando el «votante racional» sabe que todos los partidos parlamentarios están de acuerdo en lo esencial y que las diferencias son instrumentales para marcar distancias en los procesos electorales, para que un partido en el poder se desplome electoralmente, hace falta algo más que un desacuerdo parcial y coyuntural de sus votantes. En 1986 ya no había diferencias sustanciales entre el PSOE y el PCE [1] . Por lo tanto, puestos a elegir, el votante de «la izquierda contemplativa», más allá de castigar a su partido por un hecho con el que discrepaba, prefería apoyar en las urnas a quien podía «hacer política» y no a quien ejercía de «ala izquierda» o de «buena conciencia moral» del PSOE.

En 1986, el consenso constitucional PSOE-PCE explica que la brecha creada por la OTAN en el interior del PSOE no se agrandara. Por el contrario, ha sido el PSOE quien ha ido desgarrando, crisis tras crisis, a IU. El momento más dramático de dicho desgarro no fue el torturante proceso del PDNI, cuyos lideres están hoy bien colocados en el PSOE y en el Estado. El momento peor fue el momento de la entrega al PSOE en marzo de 2000, a través de un acuerdo postelectoral y sin participación de la organización, de una IU al borde del abismo electoral. Los votantes castigaron a ambos protagonistas de esta operación y el PP obtuvo la mayoría absoluta. IU perdió la mitad de sus votos porque su propia base electoral no se creyó los trucos de prestidigitación de algunos dirigentes.

Este momento fue el peor porque simboliza, en el PCE, la ruptura con su memoria histórica, la cancelación del esfuerzo, la entrega al enemigo. El único objetivo – ganar votos y escaños – fracasó. Pero los representantes de «la izquierda descansada»[2] habían llegado demasiado lejos para retroceder. El drama se repitió, como un instinto de muerte, en III´04 mediante un paso más en la entrega de IU al PSOE. Los males de IU-PCE no provienen del exceso, sino del defecto del radicalismo.

Los votantes saben que, quien se dirige a ellos desde la izquierda con promesas reformistas, lo hace con un mensaje publicitario cuya finalidad es seducirle y cuya credibilidad, más allá de la apariencia, es idéntica al resto de propuestas electorales. Es decir, ninguna. En las elecciones autonómicas y municipales de Mayo de 2003 (repetidas en la autonomía de Madrid en Nov´03), sucedió algo parecido. A la hora de votar la continuidad de la globalización, las privatizaciones, los bajos tipos de interés para hipotecarse de por vida, a portavoces políticos enriquecidos por la especulación inmobiliaria[3] , al consumismo irracional, las grandes superficies, la comida basura, la televisión degradante y la política de mercado ¿por qué elegir a la copia en lugar de al original? Ni el genocidio de Iraq, ni la sangre de las víctimas del 11-M en Madrid, han sido capaces de remover los diez millones de votos del PP.

Tras las elecciones autonómicas y municipales del 25-V-03, siguiendo una larga tradición de acuerdos municipales entre el PSOE e IU, existen acuerdos para gobernar juntos en 310 municipios que administran a cinco millones de vecinos y vecinas. Es normal y necesario realizar acuerdos y pactos pero no a costa de la autonomía política de la organización. Sobre todo, al hacer de la necesidad virtud, calificando los acuerdos de : «Tradición fecunda del municipalismo español que ha contribuido a la vertebración de España»: (Alvaro Cuesta, PSOE e Inés Sabanés, IU).

En particular, en Andalucía, el PSOE ha asumido la vertebración y la representación política de los intereses caciquiles más rancios en base a un «Neoliberalismo de María Santísima con Fondos de Cohesión». Es frecuente el voto PSOE de los sectores más derechistas en las municipales, aunque en las autonómicas y en la generales voten al PP. Esto ha supuesto desgarros puntuales en IU como es el caso de Camas (Sevilla) y de Campillos (Málaga) donde IU ha llegado a pactar con el PP para derribar a los alcaldes caciques del PSOE.

En las generales de 2004 la tutela del PSOE sobre IU, mantenida con respiración asistida como grupo parlamentario, no ha tenido coste para el PSOE. Este partido aprendió en 2000 que, a pesar de su moderación, IU repele a la ideología anticomunista de la mayoría de sus votantes. El 14-III-04, IU volvió a experimentar una importante caída de su apoyo electoral. Sin embargo, su eficacia como promotora de la «unidad de la izquierda» en torno al PSOE y a todas las agencias de éste en el ya extinto movimiento antiglobalización, le permitió tener grupo parlamentario propio, a pesar de no cumplir las restrictivas condiciones que, para los partidos y coaliciones minoritarias impone el Reglamento del Congreso de los Diputados[4] . IU tenía 5 diputados, pero sus 1,2 millones de votos se quedaban en el 4,96%. El PSOE impuso una interpretación permisiva de dicho reglamento y también facilitó el sostenimiento de Felipe Alcaraz, que no obtuvo el puesto de parlamentario de IU por Sevilla, colocándolo en el Consejo de T.V.E.

Menos de un año después IU, representada por el mismo Felipe Alcaraz y por Rosa Aguilar, alcaldesa de Córdoba, aceptó la oferta del PSOE de formar un «marco estable de cooperación política» entre ambos partidos para coordinar la actuación conjunta en cuatro temas: Reformas Estatutarias, Política Municipal, Modelo Audiovisual Público y Políticas Fiscales. En resumen: Aumenta el poder institucional de IU en un contexto de hundimiento de su identidad política, su fuerza social y su representación electoral. Esta versión parlamentaria de la «unidad de la izquierda» avanza también, como una metástasis, en los movimientos sociales.

En la primera transición política española se levantaron procesos de participación social que, de haber ido más adelante, habrían podido transformar en conciencia democrática la sicología servil de masas implantada por el franquismo. Pero el proceso fue abortado, tanto por la represión y la recurrente amenaza del uso de la fuerza por parte de la derecha, como por el oportunismo de muchos dirigentes del PCE, con Carrillo a la cabeza y por la esterilización, dogmática y aventurera del emergente movimiento libertario. Por eso, el conservadurismo y la mansedumbre de las mayorías silenciosas, fabricadas en 40 años de dictadura, forman parte de la sociología electoral del estado español. El PCE, a pesar de su entrega a la monarquía militar de mercado, fue vampirizado por el PSOE que decía lo mismo, pero sin el estigma comunista.

El comunismo marxista y libertario representan el cambio real con la participación de los de abajo pero, en España, también representan la respuesta clásica de la burguesía, la corona, el ejército y la iglesia ante el «peligro» de una democracia verdadera: un baño de sangre. El anticomunismo de masas, inoculado por Franco y sus continuadores monárquicos, ahora bajo la forma de antiterrorismo, es insuperable desde el actual panorama político. La degradación individualista, consumista, machista y oportunista de la población, junto al miedo de las generaciones maduras que saben como las gastan los poderes fácticos en España, impiden que se abra paso electoral cualquier propuesta transformadora.

NOTAS

[1] Ambos compartían: Constitución Española excluyente, monarquía postfranquista, confrontación con cualquier proceso de autodeterminación popular, globalización, competitividad, participación en la Europa del Capital, subordinación de las mujeres y centralidad de la economía en la constitución de las relaciones sociales.
[2] Pedro Chaves y Juan Carlos Monedero. «El veneno de la izquierda cansada». El País, 15-sep-00
[3] Lo eran los de PP, los del PSOE y el de IU.
[4] Tener 15 diputados o bien, más de 5, a condición de superar el 15% de los votos en las circunscripciones donde se presenten o, en su defecto, superar el 5% de los votos a escala estatal. Reglamento del Congreso de 1982, modificado en 1993 y refundido en 1994.