Recomiendo:
0

La izquierda, la campaña y el día siguiente

Fuentes: Rebelión

Hablando en general seguramente todos estaremos de acuerdo en un montón de cosas, como en el no al neoliberalismo, en una mejor distribución de la renta, en mayores prestaciones sociales, decir no al paro y no sé cuantas cosas más, sin olvidar que todo ello ha de ir en un ambiente de unidad, de la […]

Hablando en general seguramente todos estaremos de acuerdo en un montón de cosas, como en el no al neoliberalismo, en una mejor distribución de la renta, en mayores prestaciones sociales, decir no al paro y no sé cuantas cosas más, sin olvidar que todo ello ha de ir en un ambiente de unidad, de la unidad de una izquierda que tiene tantos pequeños propietarios y que está liderada por tantos jefecillos como organizaciones o partidos existen, que no son pocos. Por otra parte algo similar sucede con la terminología, más de medio país es de izquierdas o al menos se considera como tal y apoya, por supuesto, a partidos de izquierda, pero que hacen tanta política de derechas como el que más.

Pero, para tocar la realidad, hablemos de algo más concreto porque no merece la pena seguir con las generalidades sino que para poder sacar alguna conclusión de las experiencias conocidas es necesario ir a los detalles, aunque sean locales, porque seguramente cambiando algún pequeño detalle, siempre es más de lo mismo en cualquiera del ciento de municipios existentes, más o menos.

Hace ya unos años, en plena lucha por la supervivencia del sector naval de Gijón y de sus puestos de trabajo, comenzó a funcionar lo que se denominó «Plataforma Contra la Represión y por las Libertades.»Cándido y Morala fueron linchados «legalmente» y acabaron en la cárcel con tres años de condena, sin posibilidad de reducción porque se les aplicó, dicho sin rodeos, la ley antiterrorista. Todo este proceso «reunió» a buena parte de la izquierda política y sindical, a casi toda, salvo a los partidos en el poder PSOE e IU y a sus sindicatos clientes, CCOO y UGT. Es más, fueron justamente esa izquierda en el poder los que denunciaron y mantuvieron la acusación que terminó en condena. Según consta en la sentencia, fueron los únicos demandantes y beneficiarios por mucho que entonces y ahora lo nieguen.

Durante aquella ofensiva cuajó una cierta unidad en pro de una causa tan concreta como era la represión, que no sólo se cebó en Cándido y Morala, sino también en otros trabajadores y en otros movimientos sociales.

A principios del pasado otoño y con el mismo ánimo de unidad comenzaron una serie de reuniones entre todos aquellos partidos y organizaciones, con la idea de presentar un frente común para las elecciones municipales (y autonómicas) del entonces todavía lejano 22 de mayo. Estaba claro para todos que no se trataba principalmente de «sacar» ningún escaño, era necesario ser realista, pero sí de comenzar a organizarse para el día después del 22, porque la mayoría entendía que las posibilidades de obtener algo y de luchar contra el sistema y su modelo social y económico estaba en la calle y aquí era en donde los movimientos sociales podrían hacer algo. (Lejos estaban entonces el ejemplo de las movilizaciones del ¡indígante! por la «Democracia Real Ya» y las revueltas generalizadas de los países árabes)

Las reuniones y los programas eran abiertos y, por supuesto, sin imposiciones que no fueran las contenidas en el programa de cualquier movimiento social contra la crisis, el paro, la precariedad y unas pocas cosas más incluyendo a los movimientos nacionalistas y a lo relacionado con el modelo cultural que defienden. Es decir, sin exclusión alguna porque tenía cabida cualquier reivindicación que alguien fuera capaz de plantear y de tirar por ella.

Después de varias reuniones, UNA (Unidá Nacionalista Asturiana) dice tener su propio proyecto y se va, aunque continuó asistiendo a alguna reunión más como observador. Más o menos al mismo tiempo Bloque por Asturies (BA) también se va con similares argumentos. Ambos, BA-UNA, se presentan ahora como coalición».

Poco después el PCPE, cuando ya se habían celebrado más de media docena de reuniones, también anuncia tener su propio proyecto y, además, como argumento determinante, dice que no habían participado en la primera reunión que, para mayor detalle, se había celebrado hacía un par de meses. Este partido acude ahora en solitario a las elecciones.

La Plataforma Comunista que también participó activamente en numerosas reuniones decidió a última hora no formar parte del proyecto, lo mismo que alguna otra organización que apenas llegó a incorporarse a las reuniones de trabajo.

Así las cosas, tres organizaciones: Frente de la Izquierda (FDLI), Izquierda Anticapitalista (IZAN) y Conceyu Abiertu (CA), decidieron continuar y constituyeron la coalición «Concyu d’Unidá Popular de Xixón» (CUPX) junto con los pertenecientes a diversas organizaciones sindicales y sociales y otras personas independientes.

El CUPX ha desarrollado la campaña que ahora termina con pocos medios y sin cobertura mediática alguna, como era de esperar, pero consciente de que nada va a cambiar con las elecciones en lo que se refiere a los problemas sociales existentes y que de poco puede servir llegar al consistorio sino es para utilizarlo como plataforma reivindicativa, tal como han manifestado reiteradamente en las reuniones y en las actividades desarrolladas principalmente en la calle. Los componentes que encabezan la candidatura firmaron un documento por el que ponen su cargo, en el caso de que lo obtuvieran, a disposición de la Asamblea y también se comprometieron a no firmar pactos ni con el PSOE o IU, partidos que, hasta el momento, son el poder. (Lo son en el Ayuntamiento de Gijón y en el Gobierno de Asturias).

De la inicial «unidad» de la izquierda esto es lo que queda. Pero ni las esperanzas ni las puertas están cerradas porque aunque por razones de tiempo pueda ser complicado, el CUPX ha planteado retomar las reuniones iniciales cuanto antes y, si es posible, antes de las elecciones.

Juntos hubiera sido posible obtener una mejor plataforma reivindicativa, no otra cosa, ni ningún otro puesto que hipotecara la esencia del movimiento que plantea llevarlo a la calle, pero así, si antes ya no era fácil la desunión lo ha convertido en más difícil todavía. Cualquier escaño en sí mismo, si un respaldo social en la calle y lejos de las poltronas y de sus sueldos, sólo serviría y servirá para dar el visto bueno o incluso para participar en el progresivo recorte de las prestaciones sociales, del empleo y de la precariedad. ¿Qué otra cosa han hecho hasta ahora PSOE e IU en Gijón cuando no sólo se alejaron de la calle sino que se enfrentaron a dos «Marchas Verdes» y a las mayores manifestaciones conocidas?

El resultado de las elecciones poco va a cambiar, nada, sobre todo para los que sí necesitan un cambio, aunque sólo sea para tener un puesto de trabajo, nada menos.

www.asturbulla.org

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.