La privatización del Canal de Isabel II, empresa pública que gestiona el abastecimiento de agua en la Comunidad de Madrid, sigue adelante. Esta empresa pública ha generado unos beneficios de más de 98 millones de euros y ha permitido financiar obras públicas como líneas de metro, un teatro y carreteras, entre otras. Esperanza Aguirre pretende […]
La privatización del Canal de Isabel II, empresa pública que gestiona el abastecimiento de agua en la Comunidad de Madrid, sigue adelante. Esta empresa pública ha generado unos beneficios de más de 98 millones de euros y ha permitido financiar obras públicas como líneas de metro, un teatro y carreteras, entre otras. Esperanza Aguirre pretende entregar los beneficios del Canal a la gestión privada. La empresa del agua de la Comunidad es una de las que más dinero genera a las arcas de la Comunidad de Madrid.
Si Usted fuera dueña de una empresa que ha generado 98,5 millones de euros de beneficios (después de descontar impuestos) en 2009 y prevé un resultado neto de 61 millones en 2010; una empresa con 2.200 trabajadores altamente cualificados; una empresa con más de 150 años de experiencia, que ofrece un servicio de calidad muy apreciado por los ciudadanos; una empresa cuyos resultados netos han permitido financiar la construcción de un nuevo teatro (100 millones de euros), líneas de metros, carreteras, acontecimientos deportivos y culturales, además de su misión de servicio público; si usted fuera dueña de esta joya industrial-financiara, ¿qué haría?
A esta pregunta le presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, contesta: ¡venderla! Esto es lo que puede pasar con el Canal de Isabel II, la empresa pública que gestiona los servicios de captación, tratamiento y distribución del agua en la Comunidad de Madrid. Dos artículos en la ley de acompañamiento de los presupuestos regionales del 2008 prevén que la empresa pública será remplazada por una sociedad anónima, el 49% de cuyas acciones se pondrá a la venta.
En los últimos tiempos se han repetido las declaraciones de la Presidenta Regional y de su vicepresidente afirmando que la privatización podría producirse en mayo de 2011. «Una oportunidad para que todos los madrileños puedan ser dueños de su empresa de agua», afirmó la Aguirre. Pero, ¡un servicio público ya pertenece por definición a tod@s l@s ciudadan@s! Sin embargo, el interés mostrado por grandes multinacionales como Agua de Barcelona para hacerse con el control del Canal demuestran que las acciones acabarán presumiblemente a grandes inversores, no a los pequeños ahorradores.
La ley pretende además transferir a la sociedad que se cree todos aquellos bienes patrimoniales que no sean imprescindibles para garantizar el abastecimiento y saneamiento. Se trata de una gran cantidad de suelo, instalaciones y inmuebles con un enorme valor de mercado: ¡una ganga para los compradores! Envuelto en un total secretismo (no se ha dado información ni a su consejo de administración) el proceso ha seguido su lenta marcha en estos dos años.
El Gobierno regional contrató en abril de este año sendos informes al Banco BBVA, a Rotschild y a Cuatrecasas sobre las condiciones de salida al mercado. Como desvela Morales de Urioste en un reciente artículo en Rebelión, «se están sustituyendo puestos de trabajo internos […] por […] subcontratación, […] eliminado prácticamente los procesos selectivos públicos, apenas se sacan oposiciones […] para sustituir los puestos vacantes.» Oposición ciudadana a la privatización del Canal de Isabel II Un amplio abanico de asociaciones vecinales, movimientos sociales, partidos y sindicatos, reunidos en una plataforma ciudadana en contra de la privatización, expresa su más firme oposición a este proceso. La privatización del Canal de Isabel II , conllevaría un empeoramiento de la calidad del servicio de abastecimiento como consecuencia de la previsible reducción de la plantilla de trabajadores y el incremento de la precariedad laboral con el fin de reducir costes.
Supondría que las arcas públicas dejarán de recibir los beneficios económicos que esta empresa actualmente genera. Prácticamente desaparecerían las inversiones para reducir las pérdidas en las redes de distribución, pues en la mayoría de los casos no resultan económicamente rentables, y se descartarían definitivamente las inversiones de carácter puramente medioambiental. Desaparecerían además las campañas de concienciación ciudadana para que la población ahorre agua, ya qué serían incompatibles con la condición de empresa privada, al ir dirigidas a reducir el consumo y por tanto las ventas de agua y los beneficios económicos.
Produciría el desplazamiento de la población hacia el consumo de agua mineral embotellada, por el previsible deterioro de la calidad del agua, lo que incrementaría el gasto mensual por familia. La quiebra de una empresa privada dueña del Canal de Isabel II pondría en peligro el suministro adecuado de agua potable para la ciudadanía.
Todavía es posible parar los pies a quienes quieren hacer del agua – elemento básico para la vida y la dignidad de las personas y derecho humano básico según Naciones Unidas – un jugoso negocio. Pero hace falta una fuerte movilización de l@s trabajadores y los ciudadan@s. Sin movilización, sus garras se apoderarán del agua que es, todavía, de tod@s.
Matteo Guainazzi de la Plataforma Ciudadana en contra de la Privatización del Canal de Isabel II
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/La-joya-de-la-corona-a-la-venta-no.html