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Entrevista a Gustavo Hernández Sánchez sobre La tradición marxista y la encrucijada postmoderna: Notas para una historia social y cultural en el siglo XXI

«La lucha de clases como motor de la historia me parece un buen principio sobre el que todos los marxistas podríamos ponernos de acuerdo»

Fuentes: Rebelión

Doctor en Historia Moderna por la Universidad de Salamanca, donde el pasado mes de abril presentó su tesis sobre el fuero universitario en el periodo Barroco, Gustavo Hernández Sánchez ha sido miembro del Departamento de Historia Medieval, Moderna y Contemporánea de esta Universidad como contratado FPU y ha mantenido siempre una preocupación fundamental por la […]

Doctor en Historia Moderna por la Universidad de Salamanca, donde el pasado mes de abril presentó su tesis sobre el fuero universitario en el periodo Barroco, Gustavo Hernández Sánchez ha sido miembro del Departamento de Historia Medieval, Moderna y Contemporánea de esta Universidad como contratado FPU y ha mantenido siempre una preocupación fundamental por la teoría y la divulgación del conocimiento histórico, elementos que considera necesarios para acercar su trabajo a la sociedad. Es miembro co-fundador del Grupo de Estudios Culturales A. Gramsci.

Nuestra conversación se centra en el libro indicado que ha sido editado por Visión Libros, Madrid, 2017.

Estamos en el capítulo de conclusiones. Lo titulas: «Algunas conclusiones. Marxismo(s) para el siglo XXI», «marxismos» en plural. Nos habíamos quedado en este punto. La verdad, sostienes, es relativa (lo hemos comentado hace un momento), «la condición ética no». No sé qué ganamos enfrentado verdad y ética, pero que la condición ética no sea relativa, ¿no tiene que ver con su fundamento, con su solidez, con su justificación, con su «verdad»? 

Probablemente sí. A lo que me refiero es a los múltiples ejemplos, y estoy seguro que tú conoces algunos, por los que muchos intelectuales tratan de arrimarse el ascua a su sardina de forma consciente, sabiendo que se trata más de una posición política que pudiera beneficiar a determinado partido-grupo-corriente, etc. que de una posición ética. No creo que la gente sea tonta y seguramente terminarán por desconfiar en quienes no les dicen toda la verdad (o toda su verdad), no sé si me sigues. Me refiero a mantener una «política de la verdad» que defendía Fernández Buey en su Filosofar desde abajo, siguiendo a Gramsci. Decir lo qué pensamos y por qué lo pensamos. ¿De qué vamos a tener miedo? ¿Acaso tenemos algo que ocultar? Yo, al menos, no. Creo que la izquierda debe de ser cristalina en este sentido. A veces me enfada cómo desde algunos sectores intelectuales de la izquierda se le ha dado la vuelta a esta afirmación bastante taxativa para relativizarla (y eso sí que es una posición desde el postmodernismo que criticamos, caricaturizamos y demonizamos). Pensar que la política es algo sucio, que no debemos de enumerar nuestras intenciones, como si de una serie de HBO se tratara. Adivinarás a que serie me refiero…. Considero que todo esto son tonterías (por decirlo de manera amable). Una cosa es la estrategia que podamos mantener y otra engañar conscientemente, ocultar nuestras verdaderas intenciones como lo han hecho el PP o el PSOE constantemente, o los intelectuales de derechas que escriben para ellos. Creo que sobre nuestra posición ética no debe de haber miramientos ni medias tintas, especialmente cuando tratamos de llegar a una amplia mayoría de la sociedad. Pero tampoco es simplemente decirles qué hacer, o cómo, sino contar con ellos, preguntarles, invitarles a participar, porque probablemente nos ofrezcan respuestas a cuestiones que nosotros no sepamos. Eso es participar activamente, de forma colectiva. Creo que de eso se trata.

Es una historia, sostienes, la historia que defiendes, «fragmentaria y relativa, resultado de la crítica postmoderna, la cual interpela a los conceptos tradicionales de tiempo y progreso o razón, codificados a través del pensamiento ilustrado». ¿Estas son en, tu opinión, las principales críticas postmodernas a las que la tradición marxista debería atender? ¿Las atiende de hecho en alguno de sus ismos? 

Sí que podrían serlo, de manera resumida. Creo que la tradición marxista mayoritariamente se ha desmarcado de reflexionar sobre estas cuestiones, salvando algunos trabajos de autores como Jameson, Anderson, Harvey o Negri, por ejemplo. De hecho, se trata de una veta de esta tradición que está aún por explorar y por conocerse, lo que me parece tremendamente interesante. Después de todo, el marxismo continúa teniendo mucho que ofrecer.

Hablas también de una historia anticapitalista. ¿Qué es eso de una historia anticapitalista? ¿No es mezclar o sesgar la perspectiva científica, objetiva, del historiador con una idea fuerza relativa a su concepción del mundo? 

Creo que después de lo que hemos hablado, apelar a la objetividad resulta un oxímoron. ¿Qué historia es objetiva? Te invito a que me pongas un ejemplo. O, mejor dicho: ¿Qué historia no tiene una dimensión ideológica? Otra cosa es que se trate de trabajos más o menos serios, ahí radica la dimensión ética de cada cual, como comentábamos antes. Una historia anticapitalista sería aquella que trata de desvelar las cuestiones que históricamente nos han conducido a una situación de múltiples desigualdades, en el presente, pero también a lo largo de la historia. Comprender qué procesos han permitido que se sucediesen diferentes modos de dominación por los que unas clases, generalmente minoritarias, organizaban un mundo en el que vivían del trabajo de los otros, generalmente la mayoría de la población. Cómo funcionaban esos sistemas, conocer si existieron sistemas alternativos, etc. Pero también es una historia de cómo las personas a lo largo de la historia han sido capaces de organizarse de forma colectiva para cambiar esta situación, a pesar de que los resultados no siempre hayan sido como les gustase. O ver qué falla para que se sigan reproduciendo esas desigualdades. Entiendo que esa es la perspectiva marxista de la lucha de clases como motor de la historia. Me parece un buen principio sobre el que todos los marxistas podríamos ponernos de acuerdo, si quisiéramos trazar un programa de mínimos.

En las Escuelitas zapatistas de Chiapas, por ejemplo, enseñan la Historia de la liberación. Y se preocupan de todas estas cuestiones.

Lo mismo, la misma pregunta en cuanto a lo que señalas de una historia movilizadora. ¿Cómo se consigue eso? Los libros, los papers, los artículos, las investigaciones históricas, ¿pueden movilizar o ayudar a movilizar? ¿De qué modo? 

Creo que sí. Ayudan a fomentar un pensamiento crítico que aporte evidencias sobre todo lo que hemos ido tratando, pero fundamentalmente que las desigualdades no son una cuestión natural, por así decir, sino que atienden a procesos históricos complejos y muy dilatados en el tiempo. Nos ayudan a tener un componente crítico frente a la ideología dominante, especialmente dañina en el campo científico. Sabrás que determinadas posturas de la biología evolucionista, personas muy prestigiosas en el mundo de la medicina, de la neurología y de la psicología, que sostienen que las mujeres son biológicamente inferiores o que las personas de raza negra son menos inteligentes. ¿No es una posición ideológica? Para eso estamos los científicos de izquierdas, para tratar de desmontar estas afirmaciones.

Se trata en definitiva, afirmas, de una «lucha de clases ideológica». ¿No es esto muy antiguo? ¿No se ha hablado siempre de ello? La lucha de clases en el ámbito de la teoría era una de las afirmaciones centrales de la escuela althusseriana por ejemplo. ¿Dónde está entonces la novedad?

Tan antiguo como el marxismo mismo (risas). Creo que lo señalo en el libro, que más a menudo de lo que nos gustaría, no trabajamos con auténticas novedades, sino con corrimientos, viejos presupuestos y viejas posturas que vienen, van… y nunca terminan de desaparecer. 

Tomando pie en Negri y Hardt, nada menos, hablas de una filosofía de la liberación. ¿Qué tipo de filosofía es esa? 

Un buen ejemplo sería la que enseñan las Escuelitas zapatistas de las que hablábamos hace solo un momento.

En nuestro país estamos todavía por construirla.

Finalizo en este punto, no abuso más. ¿Quieres añadir alguna cosa? ¿Nos hemos dejado asuntos esenciales en el tintero? 

Creo que no. Hemos hablado largo y tendido. Simplemente me gustaría señalar que espero que estas entrevistas no sirvan para desvirtuar los objetivos del ensayo, sino para permitir una dimensión un poco más distendida y divulgativa a la hora de comprenderlo, y que las personas que decidan leerlo acudan a él sin prejuicios y con las mismas ganas de debatirlo con las que yo decidí escribirlo. Con eso, me daré por contento.

Nota de edición: 

Las anteriores entrevistas pueden verse en:

Entrevista a Gustavo Hernández Sánchez sobre La tradición marxista y la encrucijada postmoderna: Notas para una historia social y cultural en el siglo XXI. «Entiendo la postmodernidad como la lógica cultural del capitalismo avanzado (como lo entienden autores como Fredric Jameson)» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=23207

Entrevista a Gustavo Hernández Sánchez sobre La tradición marxista y la encrucijada postmoderna: Notas para una historia social y cultural en el siglo XXI (y II). «Reivindicar el pensamiento utópico me parece muy necesario en un mundo el que muchas personas se empeñan en decirnos que no existen alternativas» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=232355

«Creo que Zizek forma parte -sigo a Judith Butler- del resurgir de la ortodoxia dentro de la izquierda»http://www.rebelion.org/noticia.php?id=232664

«Edward Palmer Thompson es un autor que sí supo dar un giro copernicano a los estudios marxistas» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233019

«César Rendueles, entre otros autores jóvenes, supone un soplo de aire fresco en todo el panorama académico» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233250

«El marxismo no puede ser una certeza en el sentido metafísico». http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233462

«Bourdieu debería de ser un autor obligatorio en las escuelas de formación de todas las organizaciones políticas de izquierda» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233832

«Hay pocos historiadores ‘contemporaneístas’ que hagan una verdadera historia desde abajo. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=234014

«Una contrahistoria o una historia contrahegemónica debería de ser la memoria de las clases subalternas» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=234433

«La historia desde abajo, en términos historiográficos, la cultivaron preferentemente los autores marxistas británicos http://www.rebelion.org/noticia.php?id=234679


 

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