El cierre de Nissan va más allá de un problema local. Es la consecuencia de directrices de la cúpula del sector automovilístico internacional.
Su modelo de negocio ha pivotado sobre tres grandes ejes: el primero la reducción de los salarios, el segundo la imposición de unas condiciones de trabajo cada vez más penosas y en tercer lugar la depredación del medio ambiente. Se evidencia el fracaso de su modelo de negocio. La caída global de la demanda tiene mucho que ver con la caída general de los salarios. A menores salarios menor capacidad de compra. Toda una nueva generación ya no puede acceder a los bienes de consumo que producen. La solución para la patronal del automóvil es concentrar la producción en los países más desarrollados como Francia, Alemania en Europa o Japón en Asia para reducir el anillo del bienestar social a un número menor de trabajadores, se pretende reorganizar el denominado “estado del bienestar” reduciendo el número de “beneficiarios”. Se potencia por otra parte el enfrentamiento entre trabajadores del centro europeo, por ejemplo, respecto a los de la periferia del sistema. El objetivo es mantener los altos niveles de beneficios, al mismo tiempo que pretenden mantener una cierta “paz social” y un cierto equilibrio en los países donde se refugian los principales inversores.
A las multinacionales les importa muy poco la suerte de los trabajadores que van quedando descolgados del Centro del sistema mundial. Los grandes organismos internacionales decidieron hace mucho tiempo con el apoyo entusiasta de los gobiernos de turno que nuestro país, una potencia industrial en su momento, se convirtiera en una sociedad de servicios de bajo coste, con mucha precariedad y con poco valor añadido. Hace tiempo que la burguesía española y la catalana, optaron por convertirse en rentistas y vender su patrimonio industrial a las multinacionales.
Si no queremos convertirnos en un país de vacaciones, de sol y playa, en un horizonte en que el turismo también se está derrumbando por la caída de salarios y la degradación ambiental, no tenemos otra salida que obligar a los poderes públicos a reindustrializar el país. Necesitamos un proceso radical de nacionalizaciones que permitan recuperar una industria propia con otro modelo de producción y consumo. Tenemos una clase obrera formada, una gran tradición de diseño y capacidad tecnológica con muy buenos especialistas ¿Hemos de ver este tejido industrial destruido por la centralización del capital y la apatía de nuestros gobernantes? ¿Cómo puede ser que la miserable España de los años 50 fuera capaz de producir biscuters, motocicletas o locomotoras y ahora no sepamos producir ni mascarillas?
Este es un problema que concierne a toda la clase trabajadora. La gente de Nissan esta ahora luchando bravamente por su empleo, pero no serán los únicos afectados. Incluso ni tan siquiera serán los más perjudicados. Debido a la presión que están ejerciendo, es posible que obtengan una jubilación anticipada a costa de las arcas de la seguridad social y de la enorme deuda que tiene Nissan con las administraciones por sus compromisos fallidos. Pero es una salida en falso: En primer lugar para los trabajadores de Nissan, porque esa salida agravará la situación de la seguridad social y a medio plazo sus pensiones y todas pueden verse amenazadas. En segundo lugar porque miles de puestos de trabajo indirectos se perderán en los próximos meses en un goteo continuo y ya no serán tan fuertes para defenderse. Y a esa desindustrialización le seguirá un aumento del paro y una caída de los salarios.
Además esta deslocalización no viene sola. Puede convertirse en ejemplo para las demás multinacionales. Ya se están anunciando 350 despidos en FORD y aparecen amenazas de bajar los salarios a los trabajadores/as de IVECO. El automóvil es un sector en plena reconversión, la respuesta a esos ataques debe ser unitaria y por supuesto radical. De la capacidad de movilización que se alcance dependerá el resultado de su reconversión.
¿Cuál es la salida? Es la movilización activa y conjunta de todas las trabajadoras y trabajadores por un programa de reindustrialización integral, con la nacionalización inmediata de la empresa que sirva de aviso a los especuladores de que no se juega con las gentes de este país.
Y esa movilización pasa por una huelga general de todos los trabajadores de Cataluña en defensa de esa salida.
Hay que exigir a las administraciones Catalana y Española hechos, ni fotos, ni discursos vacíos frente a las cámaras. Necesitamos un plan público de nacionalización y reindustrialización. Hay que derogar con urgencia la Reforma Laboral e impedir la ejecución unilateral por parte de la empresa de un posible ERE antes de ir a los juzgados.
Hace 100 años en la Canadiense por unos pocos despidos los trabajadores nos pusimos en pie y logramos no solo su readmisión, sino la jornada de 8 horas. Hay que exigir desde la asamblea en cada centro de trabajo, en cada colectivo organizado de trabajadores (raiders, portuarios, taxistas, sanitarios…) avanzar hacia esa movilización general.
Hoy no podemos dejar solos a los trabajadores de Nissan, porque mañana nos encontraríamos solos frente la voracidad del capital.
¡Viva la lucha de los trabajadores de Nissan de Zona Franca, Sant Andreu y Montcada!
¡Toda persona trabajadora debe participar en sus movilizaciones y llevarlas a su empresa! ¡Ayudemos a sus piquetes! ¡Exijamos la convocatoria de una huelga general! ¡Estudiantes y jóvenes venid a visitar el Campamento de Montcada “La Resistance”!