José Antonio Moreno, tiene 37 años, es abogado y, desde el pasado mes de noviembre, preside la asociación Foro por la Memoria, sustituyendo a José María Pedreño, uno de los fundadores de la asociación creada desde el PCE, hace seis años, con el objetivo de desenterrar la memoria histórica de una forma reivindicativa, rigurosa […]
José Antonio Moreno, tiene 37 años, es abogado y, desde el pasado mes de noviembre, preside la asociación Foro por la Memoria, sustituyendo a José María Pedreño, uno de los fundadores de la asociación creada desde el PCE, hace seis años, con el objetivo de desenterrar la memoria histórica de una forma reivindicativa, rigurosa y multidisciplinar.
Ahora que todo el mundo habla de la memoria histórica ¿Cuál es el concepto de memoria por el que estáis trabajando?
Para nosotros la memoria es una herramienta política para el reconocimiento de la trayectoria política del antifranquismo en la lucha por las libertades y la democracia actual de este país. Nuestro concepto de memoria está mucho más vinculado a la reivindicación que a la nostalgia. Nosotros planteamos la vigencia de los valores por los que lucharon y murieron las víctimas del franquismo, que eran los valores de la República.
Por eso es una reivindicación de carácter político, en primer lugar. Y, en segundo, una reivindicación de carácter colectivo. No se trata de la memoria individual, que nosotros respetamos y que es compatible con nuestro proyecto. Yo no quiero recuperar la memoria de mi abuelo, fusilado en junio del 39 en Madrid, porque fuera mi abuelo, sino porque es parte de la historia colectiva que tiene un gran valor generacional de compromiso y de lucha por las libertades y determinados valores.
Y el tercer aspecto de nuestro concepto de la memoria es su carácter multidisciplinar ya que abarca muchas vertientes. No se trata sólo de recuperar los restos de los luchadores antifranquistas de las cunetas, de los campos, de las tapias de los cementerios. Se trata también de revisar los libros de texto para ver qué hablan del periodo republicano. Se trata de contestar el discurso de determinadas fundaciones privadas que pueden llegar a glorificar a un dictador franquista sanguinario como fue Franco. Se trata de luchar por el reconocimiento de los miembros de la lucha antifranquista y equipararlos a los miembros de las fuerzas de seguridad del estado, o equipararlos a la carrera militar y que puedan tener prestaciones por cotizaciones que jamás tuvieron. Pasa por reivindicar las reclamaciones indemnizatorias de todas las personas privadas de libertad durante el franquismo y no solamente los presos, o aquellos que el franquismo consideró presos sin tomar en consideración los batallones disciplinarios, trabajos forzados, campos de concentración o incluso meras estancias en comisarías o prisiones sin formalidad alguna. Pasa por reivindicar la nulidad de los procedimientos judiciales basados en leyes fascistas, que supusieron la represión y la discriminación y que incluso ampararon la tortura en este país durante décadas. Es decir, nuestro concepto de la memoria es muy amplio, por eso el trabajo es múltiple y no nos centramos exclusivamente en las excavaciones.
Hace dos años se creó una Comisión Interministerial para el estudio de la situación de las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo, que abrió muchas expectativas, que se han ido desfigurando con un giro de posiciones para «contentar a los dos bandos»¿Se perderá la oportunidad histórica de hacer justicia con los luchadores antifranquistas?
Equiparar a las víctimas es una falacia, un engaño y una manipulación histórica. No lo vamos a aceptar. Primero porque todas las víctimas que apoyaron el golpe, muertos, mutilados, combatientes, viudas y huérfanos, tuvieron reconocimiento y privilegios durante 40 años, mientras que las víctimas del franquismo todavía siguen yaciendo en fosas comunes esperando que alguien tenga en consideración que ahí hay combatientes por la libertad y que gracias a su lucha y su esfuerzo tenemos hoy las libertades que tenemos. Y aparte, es que el origen de las dos violencias no tiene nada que ver. La del bando franquista es un plan sistemático de exterminio de cualquier planteamiento de oposición de progreso que no lo asumen grupos incontrolados o bandas o cuadrillas, sino que lo asume un aparato general de represión para este fin a través del ejército y luego de la policía armada y la guardia civil, por lo tanto ésta es una violencia institucional y no cabe la equiparación.
¿Qué ha pasado en este país para que se tardara tanto en empezar a trabajar por la recuperación de la memoria histórica?
Desde la guerra civil a la dictadura franquista se puso en práctica una política de exterminio y un estado de violencia permanente. Y eso generó lo que algunos autores denominan herencia del miedo o herencia del terror. El resultado de la interiorización de ese miedo hace que algunos hayan preferido olvidar o no mirar al pasado. Hasta Luis Goytisolo acaba de decir que es mejor no tocar los muertos de la Guerra Civil porque nos pueden salpicar a todos. ¡Es asombroso! Hace ya 30 años que murió Franco y todavía queda esa cultura del franquismo de decir «no, mejor no lo toquéis porque la vais a liar». Creemos que es imprescindible empezar a airear las cosas. La democracia española no será una democracia moderna hasta que haya un debate y un reconocimiento de la memoria histórica de los antifranquistas luchadores por la libertad. Y la memoria pasa por el reconocimiento de la verdad de todo lo que pasó y por qué paso. No hay justicia sin memoria.
¿Cómo se plantea ese resarcimiento social y económico?
El resarcimiento pasa porque desde los poderes públicos se hagan iniciativas tendentes al reconocimiento de la labor de los luchadores antifranquistas. Y la primera es ensalzar que nuestra democracia actual enlaza con la II República, y que los luchadores que la defendieron, y el hilo rojo de oposición al franquismo que se mantuvo durante toda la dictadura, son el germen de esta democracia. Tal y como han hecho en todos los países de Europa: en Alemania, Francia e Italia los luchadores contra el fascismo y el nazismo fueron congraciados públicamente y se reconoció su sacrificio. Por ejemplo, nuestros luchadores en la resistencia francesa cobran pensiones del gobierno francés. Y la línea de actuación es la declaración institucional pública del franquismo como un régimen aberrante, dictatorial y brutal, que parece que todavía no se ha planteado. Este mes se Esquerra Unida planteó en el Parlamento Valenciano una proposición de condena de los crímenes del franquismo y el PP votó en contra. Vivimos con el mito de que la derecha española es democrática. El hecho de que en 2006 el PP se siga negando a reconocer la brutalidad de los crímenes del franquismo me resulta muy preocupante de cara a la calidad democrática. Esa negación es una forma de revisionismo histórico.
Y así llegamos al surrealismo de tener que reivindicar la legalidad y legitimidad de la II República, como se hace en el Manifiesto por la Ley de la Memoria que se acaba de presentar.
Es insultante. Pero eso es lo que deja la lluvia serena de los 40 años de franquismo, dedicados a la castración política y al discurso único, que sostenía que la República había sido un nido de destrucción de determinados conceptos como familia, patria, nación, etc. Luego, durante la transición no se aclara que eso es una infamia. Y esos polvos traen estos lodos: hoy se le puede proyectar a la gente, sin sonrojo, un discurso seudohistoriador diciendo que la República era un nido de desorden y que el golpe de estado del 18 de julio del 36 estaba más o menos justificado. ¡Eso es inaceptable! Imaginémonos que en Alemania, Francia e Italia hubieran hecho lo mismo para justificar el nazismo y el fascismo; con el agravante de que encima el nazismo llegó al poder por las urnas. Es impensable y por eso el fascismo y el nazismo ha sido denostado históricamente y puesto a la altura que le corresponde, la del basurero de la historia. Y, sin embargo. ¿qué pasa en España, donde el franquismo llegó por un golpe de estado que destruye un sistema jurídico institucional democrático, como fue la II República? ¿Cómo es posible que hoy alguien tenga el valor de equiparar franquismo y República, o lo que es peor, justificar el golpe del 36 diciendo que la República no era viable?
¿Cuáles son los proyectos del Foro para este año?
Nuestra prioridad es la Ley de la Memoria. En segundo lugar realizar una configuración orgánica y territorial efectiva del Foro, hacernos más ágiles y tener una mayor capacidad de intervención y de presión a nivel interterritorial. Y un tercer estadio son los planteamientos unitarios con otras organizaciones de nuestro entorno. Es muchísimo más lo que nos une que lo que nos separa. Hay pequeñas organizaciones de ámbito local a las que podemos dar nuestra experiencia y ellas nos pueden dar su interés territorial local o su percepción. Y creo que habrá muchas cosas que hacer. Mientras tanto, en marzo haremos un acto de mujer y República. La República fue la puesta de largo de la mujer en la vida pública, la primera vez que pudo disfrutar del sufragio universal activo, la incorporación de la mujer al trabajo, a las fábricas, y lamentablemente al frente y la lucha.