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Organizaciones latinas en el Estado

La nación de las bandas, orgullo y prejuicio

Fuentes: LaDiNaMo

El pasado mes de enero aparecieron en los medios de comunicación dos noticias bien diferentes protagonizadas por dos organizaciones juveniles que a la mayoría le resultan familiares por la crónica de sucesos: Latin Kings y Ñetas. El día de Reyes, por primera vez en la historia de las organizaciones latinas en España, ciento cincuenta Latin […]

El pasado mes de enero aparecieron en los medios de comunicación dos noticias bien diferentes protagonizadas por dos organizaciones juveniles que a la mayoría le resultan familiares por la crónica de sucesos: Latin Kings y Ñetas. El día de Reyes, por primera vez en la historia de las organizaciones latinas en España, ciento cincuenta Latin Kings compartían parroquia con cincuenta feligreses en una misa que tenía lugar en la iglesia de Santa María de Lourdes de Poble Sec, en Barcelona. Un paso más en el camino hacia la legalización que la banda inició en agosto, cuando pasó a formar parte del registro de asociaciones culturales de la Ciudad Condal. Por el contrario, el día 16 comenzaba el denominado primer gran juicio contra las bandas latinas en la Audiencia Provincial de Madrid. Parece que el proceso para acabar con la estigmatización social como bandas criminales de estas organizaciones latinas aún está dando sus primeros pasos. LDNM ha entrevistado a varios de sus protagonistas, como el antropólogo catalán Carles Feixa y el sacerdote puertorriqueño Luis Barrios, en un intento por comprender el origen y el papel social de estas organizaciones juveniles.

Barcelona: los primeros pasos hacia la legalización

Una carta de Luis Barrios dirigida a los líderes de Latin Kings y Ñetas en Barcelona fue suficiente para abrir el camino. El 21 de noviembre de 2005 la sede del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona era el escenario de las jornadas organizadas por el Servicio de Prevención del Ayuntamiento sobre «Jóvenes Latinos en Barcelona: espacio público y cultura urbana». Este foro de discusión académica coordinado por el antropólogo de la Universitat de Lleida, Carles Feixa, pasó a convertirse improvisadamente en el punto de partida del coming-out de estas «bandas latinas». Por primera vez en nuestro país, las bandas dejaban de ser invisibles. Queen Melody, líder de los Reyes Latinos y David S., de los Ñetas, supuestos «rivales», se sentaban juntos para plantar cara a los medios de comunicación. Era su turno de palabra. Ambos denunciaban sin tapujos la «amalgama de mentiras que se estaban lanzando desde los medios» y pronunciaban palabras como «igualdad de oportunidades» o «legalización». Ese mismo día, Luis Barrios repetía el gesto que años atrás había protagonizado en Nueva York, Puerto Rico y República Dominicana; en un acto «semiclandestino», sentaba a los líderes de ambas organizaciones a hablar y se convertía en el agente catalizador que les podría ayudar a reencontrarse con la búsqueda de justicia que estaba en sus raíces. Era el punto de partida de un compromiso que apuntaba a transformar estas agrupaciones en auténticos agentes sociales.

De Nueva York a Génova

Luis Barrios es claro y directo en sus opiniones y cuando no hablan sus palabras lo hacen los objetos de su despacho de profesor del John Jay College, en la Universidad de la Ciudad de Nueva York: fotografías del Ché Guevara, un retrato de Eleanor Roosevelt y la bandera independentista de Puerto Rico. Junto a decenas de libros apilados reposa otra fotografía en la que se le ve junto a King Tone, máximo líder de los Reyes Latinos, momentos antes de ser detenido y encarcelado. A finales de los años noventa, este párroco logró sentar a los líderes Latin Kings y Ñetas de Nueva York alrededor del altar de su iglesia de Harlem. Con ello frenaba la guerra abierta entre ambas organizaciones que se había desatado años antes. Hoy, es su máximo guía espiritual, les aconseja políticamente, oficia sus bodas y bautiza a sus hijos. Barrios es además el autor, junto con David Brotherton, de Almighty Latin Kings and Queens Nation, (La todopoderosa nación de los reyes y reinas latinos) un libro que ha pasado a ser «lectura obligada» para todos los miembros de la Nación en cualquier parte del mundo. Barrios conoció al fundador del movimiento Ñeta, Carlos La Sombra, en su infancia y ha sido hijo y hermano de líderes Ñetas. Su cercanía indiscutible con los líderes de ambas organizaciones le ha llevado a ser acosado por el FBI y detenido e interrogado por la Interpol en uno de sus viajes a Europa.

Hace ya seis años que los líderes de las «bandas» españolas se comunicaron con él por primera vez. Fue por correo electrónico. Querían conseguir los libros sagrados que recogen las normas de comportamiento de cada organización -La Biblia (Latin Kings), y El reglamento (Ñetas)-. También le pedían el contacto de los líderes en Estados Unidos. «Era el momento en el que los líderes españoles trataban de averiguar cómo sobrevivir. Querían salir a la superficie y demostrar que no son grupos criminales». Según sus palabras, existen importantes analogías entre el proceso de Nueva York en los años noventa y el que hoy se está viviendo en Barcelona.

«Estos grupos nacen en Estados Unidos, luego emigran o son deportados a sus países de origen, principalmente Ecuador o República Dominicana, y desde aquí emigran hacia Europa. Aunque no se puede hablar en un sentido estricto de una cadena de mando transnacional, donde los principales jefes (coronas) estarían en Nueva York, es innegable la influencia que los reyes latinos en Estados Unidos ejercen sobre el resto de reyes dispersos en varios continentes y bajo diferentes nacionalidades». Una dimensión transnacional que, remarca, se ha visto reforzada por la interlocución y el envío de información vía Internet. Pero esta conexión transnacional no significa homogeneidad: coexisten distintas facciones que varían en función, por un lado, de sus líderes y, por otro, de las coyunturas que viven en cada país. «Por ejemplo, cuando llegamos a España, encontramos que entre los jóvenes Ñetas había tres capítulos (grupos) distintos. Fue necesario que Jaime Rivera, portavoz estadounidense del movimiento, viajara hasta España para conseguir unirlos. Mientras, desde Ecuador, le enviaban mensajes amenazantes».

En junio de 2006 llegó el turno de Milán y Génova, donde volvieron a congregarse la mayor parte de los investigadores que se dieron cita en Barcelona el año anterior. Allí también acudieron representantes de las organizaciones Latin Kings y Ñetas de Estados Unidos y Europa. «Se siguieron los patrones marcados en Barcelona», recuerda Carles Feixa, «en esta ocasión se contó con el apoyo del Ministerio de Solidaridad Social Italiano, la Universidad de Génova y la intervención del sociólogo Luca Queriolo. Todo resultó fácil, incluso se acordó una amnistía para los Latin Kings y Ñetas que estuvieran en la cárcel por delitos administrativos». El próximo paso, anuncian, será Ecuador, donde las amenazas de algunos grupos hace que la situación sea más crítica. «Hemos empezado a realizar una ‘contraofensiva mediática’, se trata de estar presente en algunos medios serios, con ganas de informar y no de hacer de la crónica de sucesos su principal negocio».

Legalización: la lucha continúa

La misa de Reyes en la iglesia de Santa María de Lourdes, en Poble Sec (Barcelona) pasará a la historia de las «bandas latinas» en nuestro país. Sus cincuenta feligreses aceptaban compartir parroquia con ciento cincuenta miembros Latin Kings sentando así un precedente de inclusión que, por primera vez, no tenía como protagonistas a académicos o instituciones, sino a los propios vecinos. «Fue un acto muy emotivo que integraba el ritual católico con el de la Nación. Es el síntoma de que los ciudadanos están perdiendo el miedo, es un ejemplo de la normalización», afirma Carles Feixa. Pero éste no ha sido el único gesto de avance desde que la organización pasara a formar parte del registro de asociaciones culturales de Barcelona. Desde entonces, varios Latin Kings han sacado un disco de hip hop, han organizado la Champions Kings de fútbol y han colaborado en la realización del documental La vida Real, en el que hablan de sí mismos y se deciden a romper ciertos mitos. Por su parte, los Ñetas aún no han dado ningún paso legal pero, según Barrios, están buscando introducirse en diversos proyectos comunitarios y trabajar por la inserción de presos en Barcelona.

Carles Feixa y su equipo de investigadores siguen muy de cerca los pasos de ambas organizaciones en un momento en que, comenta, están siendo ignorados por la mayor parte de los medios de comunicación. «Es increíble que, tras el impacto mediático que tuvo el acto de Barcelona en noviembre de 2005, cuando las bandas salieron de la clandestinidad, prácticamente ningún medio se haya interesado por sus primeros movimientos como agentes sociales». Un proceso que no está siendo fácil debido a los problemas tanto internos como externos a los que deben hacer frente. «Por un lado tienen que luchar por no perder su identidad: al principio les querían obligar incluso a cambiarse el nombre. También deben romper, por ejemplo, con un modelo machista en el que la mujer aparece como un objeto sexual subordinado a los caprichos de los hombres». Pero la mayor dificultad se plantea desde el exterior: «Para algunos sectores policiales y políticos era más cómoda la situación de clandestinidad. Un ejemplo es Madrid: los líderes de la organizaciones están interesados en seguir los pasos de sus hermanos de Barcelona, pero no han encontrado el eco político o institucional adecuado: las instituciones se aferran a la criminalización. Los servicios sociales y varias ONG sí han mostrado su apoyo, pero no es suficiente». Algo de eso quedó patente en el comunicado de la Dirección General de Justicia de la Comunidad de Madrid del pasado mes de octubre, en el que se aseguraba que «en ningún momento se había planteado legalizar a las bandas como los Latin Kings por tratarse de una banda cuyos componentes han cometido delitos». «La próxima comunidad será Murcia» anuncia Feixa, «donde ya se están planteando cómo hacerlo. No me cabe ninguna duda de que estamos viviendo un momento importante, pero tendrán que saber escucharlos».

El estigma de las «bandas callejeras»

El 28 de octubre de 2003 era asesinado en Barcelona el adolescente colombiano Ronny Tapias a la salida del instituto. La investigación policial posterior apuntaba a que el asesinato fue un acto de venganza de los miembros de la «banda Ñetas» que supuestamente habían confundido a Ronny con un miembro de los Latin Kings. «El caso supuso el descubrimiento mediático del fenómeno de las bandas latinas. A partir de ese momento», recuerda Carlos Feixa, «se generalizó un estereotipo más o menos común de bandas al estilo West Side Story con estética rapera, que se disputan el territorio a base de peleas y con una finalidad delictiva de connotaciones mafiosas». En este contexto, se inició el estudio encargado por el Servicio de Prevención del Ayuntamiento barcelonés a Feixa y sus colaboradores. Según el antropólogo, una premisa fundamental de la investigación fue la toma de contacto directo con los jóvenes latinos, pertenecieran o no a «bandas». Era el momento de saber quién estaba realmente detrás de los titulares. «Nos encontramos con jóvenes latinos con una triple crisis: la propia adolescencia, la de una familia transcontinental y el vacío de la emigración». Luis Barrios habla de unos perfiles muy cercanos a los jóvenes latinos que forman parte de las organizaciones de Nueva York: «Una juventud inmigrante de clase proletaria que tiene o busca un trabajo, la mayoría en la industria del turismo; con una supervivencia proletarizada que es contraria a la llamada economía subterránea de las drogas, el trabajo sexual o el robo que la literatura habitual sobre las ‘pandillas’ ha estereotipado». Al otro lado, están las estadísticas policiales que hablan de peleas, ajustes de cuentas e incluso violaciones. «Sí, hay jóvenes que forman parte de las organizaciones juveniles latinas que se ven involucrados en actividades ilícitas pero eso no convierte a las organizaciones juveniles en organizaciones criminales». Según Barrios, la mayoría de análisis de este fenómeno se han quedado anclados en una «criminología tradicional» próxima a la política liberal de principios del siglo XX y a los estudios sobre las pandillas que aparecieron tras la industrialización que siguen dominando en la Interpol. Algo que se refleja en el proyecto Eurogangs, en el que se está adiestrando a la policía española e italiana. Un plan dirigido por el sociólogo norteamericano Malcolm Klein, durante muchos años asesor del FBI. «Trabajan a partir de una visión única y totalmente errónea que parte de la idea de que estos grupos surgen para cometer crímenes. Pero ahora hay que hablar de la política neoliberal de la globalización. La aparición de estos jóvenes es una consecuencia y este es un punto muy importante a tener en cuenta. Estas bandas no son sino jóvenes resistiendo a la opresión».

Las organizaciones de la calle se convierten así en mundos paralelos a ese otro mundo en el que estos jóvenes no encajan, según palabras de Feixa, «la Nación es todo lo que pudo haber sido un país y no lo fue; es el único país posible, que es necesario imaginar, con sus reglas de convivencia, colores que se respetan porque significan y dan sentido a la acción». Queen Sara, de Barcelona lo expresaba así en una carta dirigida al párroco puertorriqueño. «A mí me cerraron las puertas mi familia, el colegio, el trabajo. Sin embargo, la Nación me abrió las puertas del corazón y de todo lo que yo necesitaba en ese momento… Cuando me he caído, ahí estaban mis hermanos para ayudarme a volver a salir adelante». «Hay una señal que es así -un dedo sobre otro- que dice que el mayor defiende al menor y entonces eso es lo que se lleva y defiendes al más débil, se defiende al que necesita», explica Ñeta Yakee, también de Barcelona.

«Hay que añadir además», apunta Luis Barrios, «que junto al término ‘bandas’ aparecen ahora fuertemente ligados otros conceptos como ‘inmigración’ y ‘clandestinidad’. No hay que olvidar que el fenómeno de ‘las bandas callejeras’ no es nuevo, aunque ahora se quiere asociar a la llegada de los inmigrantes latinos y se utiliza para justificar la xenofobia. Por otro lado, la policía asocia el secretismo con la delincuencia, pero ellos se esconden por otros motivos. Tener secretos les da poder. Necesitan la clandestinidad para no perder su propia identidad a lo que se añade el hecho de que muchos de ellos son inmigrantes indocumentados».

La próxima cita para contar «la otra verdad de la bandas» al mundo tendrá lugar en Nueva York, entre los días 12 y 16 de febrero, donde de nuevo compartirán mesa investigadores y «líderes de la calle». Mientras, y tras más de veinte años de trabajo, Barrios encuentra la forma de condensar su experiencia con los jóvenes de uno y otro lado: «El cruce de fronteras de estos hombres y mujeres latinos los convierte en los hijos e hijas del neoliberalismo y de la globalización de la desesperanza. En Barcelona e Italia pudimos ver las mismas caras que diariamente vemos en la ciudad de Nueva York y pudimos evidenciar el mismo sentir de la desesperanza que transita hacia la esperanza».

Asociación Ñeta: siguiendo el espíritu de Carlos La Sombra

«Nuestra creencia en Dios nos obliga a un cumplimiento aquí en la Tierra que es cuidar Nuestra Hermandad Ñeta. No abusamos ni aceptamos abusos y viviremos unidos con el amor de hermano (…). Así lo hizo nuestro Hermano Mayor Carlos Torres Iriarte, nuestro fundador de esta Asociación Ñeta. Aunque hayas muerto hermano querido, en nuestros corazones estarás. Te fuiste de este mundo y se cumplió tu sueño y aquí estaremos nosotros, representando tu nombre ahora y hasta la muerte» . – Oración de Cumplimiento de la Asociación Ñeta

«¿Carlitos La Sombra? ¿Por qué se llamaba así? Por andar siempre, mientras vivía, entre las sombras de la prisión removiendo conciencias», comenta el post de un miembro de la Asociación Ñeta en un foro latino. No es difícil imaginar la vida en las cárceles de Puerto Rico en los años sesenta y setenta, donde el abuso de autoridad, la violación, el robo o apuñalamiento era el día a día de los presos. Carlos Torres Iriarte era uno de ellos. Con una sólida formación política derivada de su contacto en la cárcel con importantes líderes del movimiento nacionalista puertorriqueño, se decidió a unir a un grupo de presos y concienciarlos de que permanecer juntos bajo la proclama «vivir en paz, respeto y armonía» era la única forma de afrontar el abuso. Nacía así la «Asociación Ñeta: Asociación Pro Derechos del Confinado». El 30 de marzo de 1981, Carlos La Sombra moría en la Penitenciaria Estatal de Río Piedras víctima de varias puñaladas y un «tiro de gracia», asesinado por reclusos que formaban parte de «Los Insectos», un grupo rival. Poco tiempo después, como tantos otros puertorriqueños, la Asociación emigraba a los Estados Unidos y ocupaba las calles de Nueva York y Nueva Jersey.

Jaime Rivera es el actual portavoz del movimiento Ñeta y se encarga de marcar directrices desde Nueva York a todos líderes repartidos por el mundo. Esto le convierte en el contacto directo con los grupos de Ecuador, España e Italia. Tiene treinta y cinco años y entró en contacto con el movimiento Ñeta a los quince, tras pasar dos meses en un correccional de Puerto Rico. Tres enormes tatuajes coronan su pecho: son los rostros de Carlos La Sombra, el Ché Guevara y el líder revolucionario de Puerto Rico Albizu Campos. Jaime nos cuenta uno de los episodios más difíciles que ha atravesado la organización. «En 1998 una fuerte confrontación interna dividió la asociación en dos bandos: por un lado aquellos que apostaban por una visión social y la lucha por la situación de los hermanos confinados, por otro, un liderato más violento con intención de cometer crímenes. Hoy, la gran mayoría de los que estaban en este segundo grupo, sino todos, están presos o ya no son miembros de la Asociación». El primer encuentro con Jaime no tiene lugar un día cualquiera: el día 30 de cada mes, desde hace veinticuatro años, los Ñetas se reúnen para celebrar «el Grito», un acto que conmemora la muerte de su fundador. La cita es en una iglesia en pleno corazón de Harlem donde preparan el ritual él y su círculo de «hermanos» más cercano: un grupo de doce hombres y tres mujeres. Ninguno lleva una indumentaria especial, pañuelo, o color que les pueda identificar como miembros de una banda. «Ya lo saben los Ñetas españoles», explica Jaime, «tienen que dejar de utilizar inmediatamente cualquier tipo de ropa que les identifique como pandilleros. Nuestra ley lo prohíbe desde hace años». La ceremonia se desarrolla alrededor del altar. Tras un repaso a la historia y el origen de «su lucha», se colocan en círculo y entrelazan sus manos. Con los ojos cerrados, invocan el espíritu de Carlos La Sombra, rezan el padre nuestro y leen un salmo de la Biblia. Antes de terminar, llega el momento del «grito». Levantan las manos con los dedos índice y anular cruzados -símbolo de los Ñetas- y Jaime toma la palabra: «¡Lucha, comparte, progresa en paz y armonía, porque así lo escrituran nuestras normas, filosofía e ideales! ¡Asociación Ñetas!… De corazón -se besan los dedos-, hasta la muerte». Hace casi diez años que los Ñetas no son una banda callejera en Nueva York.

Fueron los Young Lords y los Black Panther, que también surgieron del ambiente de las pandillas, quienes los educaron en el trabajo de calle y los iniciaron en la vía del trabajo social. Hoy, organizan campañas contra la brutalidad policial, reparto de comida en iglesias, charlas de concienciación social en escuelas y visitan a sus «hermanos» en la cárcel. Pero Jaime es consciente de que la situación de Nueva York no es necesariamente igual a la de la Asociación Ñeta en el resto del mundo. «Sabemos que hay personas que a veces prostituyen el nombre, las normas, los principios de la asociación para su lucro personal, y eso está prohibido. Algunos tienen carisma, se convierten en líderes y llevan al resto de miembros a cometer actos delictivos. Nosotros queremos evitarlo y crear una unidad de lideratos, por eso es tan importante el contacto abierto con los líderes de Ecuador, España o Italia». Fue en noviembre de 2005 cuando, a través del padre Luis Barrios, Jaime Rivera inició el diálogo con los líderes Ñetas españoles. Un contacto que culminó con su visita a nuestro país el pasado mes de junio. «Encontramos una clara división entre los diferentes capítulos (grupos). En Barcelona, los líderes tienen un mayor entendimiento de la ideas de la Asociación y han dialogado bastante. Es en Madrid donde ha sido más difícil, aunque parece que ahora comienzan a entenderlo». Jaime también llegó a Génova el pasado mes de noviembre. En esa ocasión, iba acompañado del líder de la supuesta «banda rival», King Mission. «En Italia ha sido todo mucho más sencillo, había mucha colaboración de las autoridades y, tal vez porque eran menos, tuvimos un diálogo más sincero con los muchachos, de ahí las victorias que se han obtenido». Pero el papel de Jaime no ha quedado ahí.

Desde la distancia de las calles del Bronx, asegura que queda mucho trabajo por hacer. «Yo les hablo de nuestros logros y errores, les brindo conciencia, educación en los principios de nuestra asociación y asesoramiento continuo. Mi rol con ellos nunca termina. Sí tenemos más viajes planificados pero, claro, no puedo entrar en detalles».


La todapoderosa nación de los reyes y reinas latinos

«El nuevo Rey reconoce que el tiempo de la revolución está en sus manos. Sí, revolución, una revolución de la mente y del conocimiento. Una revolución que llevará la libertad a los oprimidos, a toda la gente del Tercer Mundo, mientras que todos juntos promulguemos con júbilo que el momento ha llegado. Es el momento de La Nación. El momento para que todos los oprimidos del mundo se unan»
Extracto de La Biblia de la Nación Latin King

King Marco Antonio, de Barcelona, conoce bien la historia de su grupo: «Los hermanos dijeron: ‘Busquemos un emblema que nos represente’, y encontraron la corona de cinco puntas. La corona representa realeza, de ahí el nombre Almighty Latin King Nation (Todopoderosa Nación de los Reyes Latinos), aún no había Queens. Los colores eran el amarillo y el negro: el amarillo por el sol que nos ilumina y el negro por el conocimiento y en honor a nuestros hermanos difuntos también». La Nación Latin King nace en las calles de Chicago en los años cuarenta con el objetivo de defender los derechos de la comunidad puertorriqueña en esta ciudad. En los años setenta, la banda pasó a manos de un nuevo liderato envuelto en actividades ilegales, principalmente el narcotráfico. «Lord Gino dijo: la nación no debe estar sólo en Chicago, sino también en Nueva York, en otras partes», sigue King M. A. «Ya empezó a salir King Blood (Luis Felipe) en Nueva York y el conflicto entre los diferentes grupos porque querían tener el control de todo. Eso pasó en los ochenta: yo sé que en 1986 King Blood fundó la nación en Nueva York. Luego llegó King Tone». En 1994 los Latin Kings eran considerados como la banda más violenta y perseguida policialmente en la historia de Nueva York. En 1996, en medio del plan contra la criminalidad «Tolerancia Cero» del entonces alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, la banda anunciaba su conversión en movimiento social en beneficio de los desfavorecidos de la mano de su nuevo líder King Tone. A partir de este momento, desde la Nación se empezaron a generar manifiestos, revistas, murales e incluso sitios web, que acabaron desembocando en la Biblia LK. Luis Barrios formaba parte entonces del proyecto de investigación Street Organization: «Descubrimos que el grupo realmente había pasado por una transformación de pandilla urbana en grupo comunitario y estaba al frente de la resistencia de base contra el régimen autoritario de Giuliani». En 1999 una acción conjunta del Departamento de Policía de Nueva York y el FBI, tenía como resultado el arresto de cien miembros, incluido King Tone, bajo los cargos de tráfico de drogas, de armas, conspiración y asesinato. «La organización quedó descabezada y volvieron los conflictos Nueva York/Chicago pero, desde la cárcel, King Tone sigue ejerciendo como Gran Inca y su conversión hacia el movimiento social continúa». Hoy, apunta Barrios, es King Mission quien parece haber recogido el legado. «Con el liderato de King Tone ser delincuente dejó de ser un requisito indispensable para formar parte de la banda. Yo mismo he instruido a Reyes en los principios de Karl Marx, la reflexión política y la desobediencia civil. Sin embargo, ahora son más perseguidos que cuando sólo vendían droga y mataban».

En 1992 la Nación llega a Ecuador donde se funda bajo el nombre Sagrada Tribu Atahualpa Ecuador o STAE Nation. Nueve años después, en 2001, llega a España de la mano de los jóvenes inmigrantes ecuatorianos. Hoy, la organización está compuesta principalmente por ecuatorianos, colombianos y dominicanos, pero también incluye a miembros de otros orígenes como españoles o marroquíes, así como la rama Latin Queens, algo que pudo comprobar Barrios en su viaje a nuestro país. «Cuando llegamos a España encontramos dos ramas de Latin King como reflejo de la división en Ecuador.

Atahualpa es la rama de Barcelona, la más propicia a alejarse de actos delictivos y decidida a iniciar la legalización. En Madrid, en cambio, encontramos la influencia de la rama más violenta. Estos líderes reprochaban ‘que los otros se ablandaron’ y no se puede negar que había un conflicto, un choque de poder entre ambas facciones. Pero yo confío en que ellos mismos sabrán resolver sus divisiones, se darán cuenta del poder que tienen en sus manos y saldrán adelante».

Para seguir leyendo

Carles Feixa, Laura Porzio y Carlina Recio, Jóvenes latinos en Barcelona: espacio público y cultura urbana (Anthropos, 2006).

D. Brotherton y Luis Barrios, The Almighty Latin King and Queen Nation: Street Politics and the Transformation of a New York City Gang (Columbia University Press, 2004).

John M. Hagedorn, Gangs in the Global City. Alternatives to Traditional Criminology (University of Illinois Press, 2006).