La oposición derechista en Colombia intenta generar un escándalo político internacional.
La razón es que supuestamente el gobierno colombiano avala la política represiva y autoritaria del presidente de Nicaragua. Quieren impedir la acción multilateral que Gustavo Petro ha empezado a realizar.
Los hechos relacionados son los siguientes:
– El gobierno colombiano liderado por Gustavo Petro no asistió a una reunión de la OEA donde se condenó la violación de DD.HH. que comete el gobierno de Nicaragua. Dicha decisión se tomó a alto nivel gubernamental y el Canciller Álvaro Leyva emitió el siguiente comunicado explicativo.
– Es cierto que el gobierno nicaragüense viola los derechos humanos en ese país. Importantes dirigentes “sandinistas” han denunciado esa situación. Incluso Humberto Ortega (ex-comandante del Ejército) se deslindó de su hermano presidente y de su autoritarismo dictatorial.
– La OEA ha sido instrumento de intervención de los EE.UU. en América Latina desde su fundación (1948).
– La OEA no condena por igual la violación de los DD.HH. en los diferentes países, y concentra su acción de denuncia en países y gobiernos que no se alinean con la política imperial de Washington.
– El gobierno de Petro recibe el legado de una política internacional entreguista y arrodillada, desarrollada por los gobiernos oligárquicos durante casi toda su existencia.
– La Nación colombiana heredó un problema territorial y limítrofe con Nicaragua que surgió desde la época del Virreinato de la Nueva Granada y del poder colonial español (que después fue manipulado por la intervención militar de los EE.UU. en 1928).
– El gobierno de Petro está interesado en restablecer las relaciones con Nicaragua, reconocer el fallo sobre límites marinos de la Corte de La Haya y fortalecer los derechos territoriales y políticos de los pueblos raizales de Las Antillas (incluyendo a los pueblos raizales de San Andrés y Providencia).
Los problemas en desarrollo
Los problemas detectados en relación con la política internacional del gobierno de Petro son:
a) Las derechas colombianas, latinoamericanas y estadounidenses están tratando de utilizar ese problema para construirle un “entrampamiento” al gobierno de Petro. Tratan de aislar y neutralizar su acción, y obligarlo a que se alinee con alguno de los bloques imperiales y “semi-imperiales” existentes (USA, OTAN, Rusia, China, etc.);
b) Tal pretensión está dirigida a impedir que el presidente colombiano pueda construir un gran frente internacional -especialmente latino e iberoamericano- que le permita desarrollar su política en un marco global;
c) Gustavo Petro quiere desarrollar una política internacional “propia” (autónoma e independiente) tanto a nivel regional en los Andes; el Caribe y las Antillas; Sudamérica; Centroamérica; y Latinoamérica, y nivel continental y global (América, Europa, África, Asia y Oceanía);
d) Petro sabe que todos los problemas que sufre Colombia y nuestro pueblo colombiano tienen relación íntima con las políticas globales e intereses del Gran Capital, de la Oligarquía Financiera y de las potencias capitalistas e imperiales;
e) Esos problemas tienen que ver con la dependencia económica y la debilidad política de Colombia (y demás países “periféricos”) que, a su vez, es la causa fundamental de la pobreza, desigualdad, violencia, impacto de las economías ilegales y criminales, cambio climático, crisis de alimentos, inflación y demás problemas que sufre nuestro país y pueblo.
Nueva política internacional
Es evidente que el gobierno del Pacto Histórico -liderado por Gustavo Petro y Francia Márquez- impulsa un nuevo tipo de comportamiento en temas internacionales que empieza a diseñarse con base en las siguientes políticas y acciones:
– Priorizar las relaciones bilaterales con gobiernos y naciones con los que tenemos una larga historia de intereses estratégicos (EE.UU., Venezuela, Cuba, España, Ecuador, Brasil) o con los que tenemos algún tipo de conflicto (Nicaragua).
– Ir (re) construyendo con paciencia y estrategia los espacios o bloques regionales que existen como la Comunidad Andina de Naciones (CAN), la CELAC, UNASUR y otros, o los que sea necesario crear a fin de neutralizar el papel o la influencia de la OEA en la región.
– Construir teóricamente y hacer explícita una política de “No alineamiento internacional” con ninguno de los bloques geopolíticos que dirigen y hegemonizan las potencias imperiales y “semi-imperiales” (USA, UE, OTAN, Rusia, China, etc.).
– Hacer pedagogía a todo nivel al interior de Colombia sobre la realidad global e internacional, haciendo ver los graves errores cometidos por los anteriores gobiernos, sin ningún temor y sin esconder nada.
Todo lo anterior significa superar definitivamente el “parroquialismo cortesano” con que la oligarquía colombiana ha manejado la política y las relaciones internacionales de nuestro país.
Conclusión
Las fuerzas políticas de izquierda y progresistas que hacen parte el Pacto Histórico deben diferenciar lo que es una Política de Estado y lo que es una política de partido o movimiento político. Tiene que haber una coherencia, pero no es lo mismo.
Cuando un dirigente se hace elegir Presidente de una Nación, debe entender que ahora representa los intereses de todos sus habitantes y no sólo los de su partido o movimiento.
Hoy Gustavo Petro ha empezado a actuar como un Estadista, de cara a un país, a un continente y al mundo. Así lo expresó en su discurso de posesión y lo acaba de ratificar en Lima en el Consejo de la CAN.
Al fin y al cabo, “descarbonizar la economía productiva” para enfrentar el cambio climático y superar la crisis ambiental no es tarea de un solo país o responsabilidad de un solo pueblo. Es una labor y obligación de toda la humanidad.
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