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La operación Felipe: la derecha habla

Fuentes: Rebelión

Recuerdo cómo la derecha autoritaria criticaba al monarca por el papel que tuvo en la noche del 23-F. A saber cómo y cuándo Juan Carlos tomó la decisión de contener a los militares en aquel momento. Sin embargo, no dudo que la decisión final es el producto de la historia reciente de las dinastías españolas […]


Recuerdo cómo la derecha autoritaria criticaba al monarca por el papel que tuvo en la noche del 23-F. A saber cómo y cuándo Juan Carlos tomó la decisión de contener a los militares en aquel momento. Sin embargo, no dudo que la decisión final es el producto de la historia reciente de las dinastías españolas y griegas.

El objetivo fundamental de la monarquía, y de ahí su inutilidad para el pueblo, es cómo mantener la propia monarquía. Sus actos y declaraciones son pastiches, hechos con girones de la actualidad, cuyo fin es resultar simpáticos al pueblo. Sus medidos movimientos buscan asentar la institución. No puede banalizarse el papel del monarca, ya que hasta la sobrepasada imagen de hombre campechano contribuye a su propio objetivo: no tendré el poder ejecutivo, pero seguiré siendo el rey.

Rey y reina pertenecen a dinastías expulsadas de sus respectivos países tras apoyar dictaduras militares. Por no hablar de la dinastía italiana de Víctor Manuel III tras su apoyo a Mussolini, precisamente un régimen que acogió a la Familia Real española tras la proclamación de la II República. Para la conciencia de la actual Casa Real, es mejor una democracia -que no sea desbordada de sus estrictos límites constitucionales-, que el apoyo a cualquier intento militar o civil de implantar un sistema autoritario. Piensan que las dictaduras matan a la monarquía, por un mero cálculo histórico.

De este modo, Juan Carlos ha construido un reinado abstencionista -al menos en lo visible para el público-, mirando hacia dentro, hacia su propio sustento. Y es eso lo que le reprocha la derecha, explotando la inutilidad de la monarquía, aunque pretendiendo que el inútil es Juan Carlos. El 26/09/2007, el diario ABC, que es firme apoyo del actual monarca, denunciaba:

La ofensiva contra la Monarquía desplegada en estos últimos años por el locutor Federico Jiménez en la Cadena Cope, de la que es propietaria la Conferencia Episcopal, cobró ayer especial virulencia al pedir el radiofonista en su programa matinal la abdicación del Rey: «Lo mejor que podía hacer la Institución -profirió- es que el Rey abdicase en el Príncipe, que eso mantendría la institución con vigor renovado». Jiménez llegó a acusar a Don Juan Carlos de «inhibición clamorosa» de sus funciones cuando «el problema es que la nación, España, está en una crisis gravísima, probablemente la más grave de su historia» (1)

No es un asunto nuevo. Ya hubo una pretendida «conjura republicana», con personajes como Antonio García-Trevijano, Mario Conde y Pedro J. Ramírez. En realidad, los pasos fundamentales de esta operación eran hacer caer el gobierno de Felipe González y que el rey abdicara en su hijo. Nos remitimos al artículo de Javier Ortiz (24/08/1994), titulado «La conjura republicana» (2).

En los últimos meses, la abdicación del rey en favor de su hijo ha vuelto a ser una constante en determinados medios. Seguro que sólo por este motivo se ha hecho público uno de los amoríos del monarca, siempre tan celosamente guardados, vinculado al injustificable viaje a Bostwana.

En una relectura de los medios escritos, destaca el papel de El Mundo, periódico de Pedro J. Ramírez, con continuos artículos sobre la abdicación (3). Y con un significativo «consejo editorial» de 18 de abril de 2.012, titulado «Los reyes sí abdican»:

El Rey ha cumplido un gran servicio a este país durante muchas décadas. Tras su metedura de pata en Bostuana, ha pedido perdón. Bien hecho está. Pero ahora lo que debe hacer es ceder la Corona a Felipe VI si es que quiere que España siga siendo un reino en las próximas décadas. Porque lo que está claro es que sobre La Zarzuela ya no va a dejar de haber nubarrones y descargarán toda clase de escandalosos chaparrones (4)

Mientras, el ABC defiende al monarca y El País lo apuntala, con artículos como el Santos Juliá, «La resistencia de la Corona» (5).

La derecha añora una monarquía intervencionista que asegure el orden económico y social. Y no olvidemos que Felipe es una persona nítidamente de derecha, como afirma Pilar Urbano tras la publicación de su libro «La Reina muy de cerca», en la que aparece una Sofía tradicionalista y muy conservadora. Muy diferente a la imagen que Juan Carlos ha tenido interés en difundir, según la cual se ha llevado mejor con el PSOE que con el PP de Aznar.

Pero el verdadero programa de la derecha no tiene que ver, en el núcleo de sus objetivos, con los problemas dinásticos. Piensa que la actual mayoría parlamentaria debería ser utilizada para implantar un régimen liberal arrasando lo que queda de Estado del Bienestar, de derechos laborales y con un empobrecimiento significativo de la clase trabajadora. Y tiene que ser ahora, porque los votos son prestados y en las próximas elecciones puede pasar cualquier cosa.

El ritmo que debe imprimir el Gobierno para la implantación de este régimen liberal es lo que ha dividido a la derecha. Mariano Rajoy, teniendo en cuenta que los gobiernos occidentales están preparándose contra una revuelta social motivada por las consecuencias de la crisis capitalista, ha elegido un camino gradualista, con momentos de sobresaltos y otros momentos de aparente sosiego y continuismo. Quizás procurando no perder demasiado apoyo electoral, que le dé un segundo mandato para profundizar en su reforma.

Frente a él, se ha situado José María Aznar (con sus declaraciones de 21 de mayo), reclamando más velocidad y contundencia. El caos producido por el liberalismo no puede ser contenido más que por una actitud de fuerza y firmeza, señas de identidad del ex-presidente. Y a ser posible, con la firmeza del Jefe de Estado. No una actitud abstencionista, institucional. El rey debe ser el garante del orden. Y piensan que Felipe tiene mejor curriculum.

De hecho, el órdago de Aznar, la bajada de impuestos en un momento en que la recaudación del Estado baja cada día, es el impulso a destruir los elementos sociales del Estado. La educación y la sanidad públicas, las pensiones, el subsidio de desempleo, la dependencia…, son las ramas que hay que podar. El programa que la patronal sí expresa: trabajar más tiempo y cobrar menos, es decir, el aumento profundo de la explotación. Este es el camino, y si hay reivindicaciones sociales, se acallan.

Un programa claro y un propagandista. Como afirmaba el pasado 23 de mayo El Periódico, Solo ‘El Mundo’ secunda la astracanada de Aznar (6). Incontestable la afirmación de Pedro J. Ramírez recogida por El Plural.com (16-06-2013): «Aznar, el único líder del centroderecha capaz de variar el cauce del río, ha vuelto para quedarse». El periodista mundial añade acerca de Aznar: «También la persistencia con que se insiste en denigrarle desde círculos gubernamentales denota su insoslayable relevancia». En esta ocasión, Ramírez lo compara con Napoleón, aunque eluda adentrarse en el desastre final acaecido en Waterloo al emperador francés (7).

En España se prepara una salida autoritaria a la crisis y sus ejes, hoy por hoy, son José María Aznar, El Mundo, Jiménez Losantos -junto con otros periodistas en Intereconomía,etc.- y la Operación Felipe. Y sus objetivos serán logrados o con un gobierno propio o por uno impuesto por la U.E.

Sólo la posibilidad de que las organizaciones de izquierdas junto con los movimientos sociales que están surgiendo, unan sus fuerzas para que se afronte la crisis con políticas profundamente sociales, puede darnos esperanza de derrotar a un nuevo autoritarismo. La explotación, la pobreza que se extiende, la desesperanza que empieza a adueñarse de la sociedad, no son la salida, es de nuevo el pozo de la historia.

Mientras tanto, la monarquía, en su versión abstencionista (por su inutilidad) o intervencionista (por su autoritarismo), es un problema para el pueblo. La democracia real que se reclama es la democracia republicana, la de los controles democráticos del aparato del Estado y la de la democracia económica.

Notas:

(1).- http://www.abc.es/hemeroteca/historico-26-09-2007/abc/Nacional/desde-la-cadena-radiofonica-de-los-obispos-se-pide-la-abdicacion-del-rey_164973354382.html

(2).- http://www.javierortiz.net/jor/jamaica/la-conjura-republicana

(3).- http://www.elmundo.es/elmundo/2013/03/01/opinion/1362143688.html ; http://www.elmundo.es/elmundo/2013/02/28/gentes/1362069353.html; http://www.elmundo.es/elmundo/2013/01/29/gentes/1359483273.html http://www.elmundo.es/elmundo/2013/01/26/espana/1359233198.html

(4).- http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/consejoeditorial/2012/04/18/los-reyes-si-abdican.html

(5).- http://elpais.com/diario/2007/12/30/domingo/1198990356_850215.html

(6).- http://www.elperiodico.com/es/noticias/politica/solo-mundo-secunda-astracanada-aznar-contra-rajoy-2397933

(7).- http://www.elplural.com/2013/06/16/pedro-j-compara-a-aznar-con-napoleon-pero-elude-waterloo/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.