La década de los 50, amenazada por la guerra fría entre el capitalismo y los países del telón de acero, traía el miedo atómico: la prensa, la radio y el cine aterrorizaban al mundo con el fantasma de las guerras nucleares, las bombas atómicas, los efectos radioactivos, los monstruos… Desaparece el muro de Berlín, el […]
La década de los 50, amenazada por la guerra fría entre el capitalismo y los países del telón de acero, traía el miedo atómico: la prensa, la radio y el cine aterrorizaban al mundo con el fantasma de las guerras nucleares, las bombas atómicas, los efectos radioactivos, los monstruos…
Desaparece el muro de Berlín, el capitalismo y las grandes multinacionales, fundamentalmente farmacéuticas, a través de políticos ambiciosos y corruptos, encuentran una nueva forma de intimidar a los ciudadanos y enriquecerse aún más.
El miedo bacteriológico a armas químicas y enfermedades de dudoso origen (laboratorios) hacen dedicar ingentes cantidades de dinero en la elaboración de vacunas y fármacos, poco o nada eficaces a nuevas patologías de aparición inmediata y que no representan plagas como pudieran ser el cáncer, el sida, la malaria o la tuberculosis.
La aparición de este tipo de enfermedades nuevas, responde a operaciones perfectamente orquestadas por grandes empresas de la industria farmacéutica, sobre todo estadounidenses, y cuya maldad y virulencia es difundida rápidamente a través de voceros públicos: prensa, televisión, gobiernos, organismos sanitarios internacionales o como últimamente está ocurriendo demencialmente hasta los propios sindicatos. Así crean una auténtica psicosis en la población mundial y preparan el camino para que sean los propios gobiernos, por la presión de la ciudadanía, los que busquen remedios. Las industrias farmacéuticas tienen asegurada la venta de millones vacunas y medicamentos que presentan como la panacea a estas enfermedades.
Desde el origen de la Humanidad, las aves han emigrado estacionalmente sin crear pandemias; qué curioso que en 1996, se aísle por primera vez el virus H5N1, responsable de la gripe aviar.
En mayo de 1997, aparece en Hong-Kong el primer caso de gripe aviar en humanos.
En septiembre de 2005, la OMS afincada en Ginebra advierte que la epidemia de gripe aviar podría llegar a afectar a mas de siete millones de ciudadanos.
En noviembre de ese mismo año, el entonces presidente George Bush, admite que en Estados Unidos podrían morir dos millones de americanos por gripe aviar. Aprueba una partida presupuestaria extraordinaria de siete mil cien millones de dólares (7.100 millones $) para medicamentos, destinando mil doscientos millones (1.200 millones) de ellos a antivirales y vacunas contra la gripe aviar (virus H5N1) -pongamos en nuestro horizonte mental la palabra Irak-.
Curiosamente en 1996 Donald Rumsfeld forma parte del Directorio del laboratorio Gilead Sciences Inc y al año siguiente sería nombrado presidente de dicho organismo. Este personaje considerado uno de los halcones de la guerra de Irak, llega a un acuerdo con los laboratorios ROCHE, para producir cantidades masivas de oseltamivir, principio activo del conocido Tamiflú hasta el año 2016, a cambio de una comisión del 10% de las ventas.
Donald Rumsfelf, estuvo de presidente de Gilead hasta 2001. Cuando se incorporó al gabinete de Bush, había recibido mil doscientos millones de dólares para elaborar veinte millones de dosis de Tamiflú y evitar la muerte de «los famosos dos millones de americanos». ¡¡Nadie murió por esta causa!!… pero, ¿cuantos han muerto en la guerras genocidas que provocan en el mundo? Entre 2003 y 2009, la gripe aviar había acabado con 272 personas en el mundo: 39 fallecidos aproximadamente al año. La gripe común anualmente mata a más de 500.000 personas.
Hasta el 30 de junio, la gripe porcina (H1N1) había matado a 382 personas en todo el mundo y siempre por estar asociada con otras patologías como obesidad, cardiopatías, problemas respiratorios, renales, hipotiroidismo, etc. A final de agosto en España, habían muerto 20 personas de gripe A, ¿cuántas muertes se deben a infartos, cáncer o accidentes de tráfico?
Hay que destacar que cada año mueren en el mundo dos millones de malaria, que se evitarían con unos simples mosquiteros, otros dos millones por diarrea que se evitarían con un suero de pocos céntimos y más de diez millones por sarampión, neumonías, etc.
Por otro lado hay que destacar los sustanciosos beneficios conseguidos por las ventas de antivirales de ROCHE, cuyas acciones se dispararon del 23 al 29 de Abril pasado.
El gran problema del virus de la gripe porcina es que pudiera mutar con otros virus. Se han comenzado a detectar nuevas formas en pavos. Pero esto no quiere decir que vaya a afectar a personas.
Lo más grave de esta situación es el miedo que está provocando en la población por la presión de medios de comunicación y profesionales alarmistas, defensores de oscuros intereses, y que podría desembocar en una crisis mundial por falsos síntomas con consecuencias impredecibles sobre el absentismo laboral y escolar.
Es inadmisible que Gobiernos, Administraciones, empresas y sindicatos (entre los que se encuentran UGT, CC.OO, ANPE o Sindicato Profesional de Justicia por ejemplo) estén entrando en la dinámica de recomendaciones sin tener certeza de sus propuestas. La actitud de colectivos y grupos de amedrentar a la población evitando el contacto físico, saludos, etc. es tremendamente demencial y paranoico. Mucho más razonable es la actitud preventiva de algunos facultativos, que no ven sentido vacunar a toda la población, cuando apenas se vacuna el 40% contra la gripe común, mucho más peligrosa y mortífera.
Curiosamente el Gobierno y los Ministerios de Sanidad y Defensa, tenían comprado 10 millones de tratamientos de principio activo antiviral desde el 2006, cuando aún no se conocía la gripe porcina y al conocer ésta decidieron comprar 5,4 millones adicionales.
Sin embargo, ahora viene la segunda y peor parte: efectos secundarios del oseltamivir (Tamiflú). Este medicamento puede producir secuelas psicológicas y psiquiátricas, convulsiones, delirios… En 2007, Japón prohibió su utilización por producir 14 muertos.
La campaña de vacunaciones en 2009 en los seis primeros meses se presentaron demandas por parálisis por valor de 1,3 billones de dólares. La justicia culpó a la vacuna de 25 muertos.
La British Medical Journal, revista especializada que ya alertó de efectos secundarios de otra polémica vacuna, la del papiloma humano contra el cáncer de útero ha vuelto a advertir de efectos secundarios del oseltamivir (Tamiflú) y zanamivir (Ralenza), así como la revista Eurosurveillance que alertan de náuseas, vómitos, efectos neuropsiquiátricos, falta de concentración, insomnio, etc.
Son numerosos los expertos que desaconsejan la utilización de Tamiflú en niños.
Declaraciones como las del Director del Centro Nacional de Gripe de Valladolid, de que uno de cada tres españoles enfermaría, son una auténtica temeridad merecedora del cese inmediato o la dimisión.
Al final de agosto, el Ministerio de Sanidad tenía adquiridos 37 millones de dosis de vacunas. No obstante, el pasado 31 el Consejo Interterritorial de Sanidad, llegó a un principio de coherencia al limitar las vacunaciones a algunos grupos de riesgo y reconocer la falta de garantías de la vacuna.
Pensamos que el consejo más racional es dejar de meter miedo a las personas y de hacer negocio con la salud. Pedimos a los sindicatos que se dediquen a luchar por los derechos sociales y laborales de los trabajadores y no colaboren en la paronoia mundial que sólo defiende los intereses económicos de las grandes multinacionales farmacéuticas.
Los que suscribimos, por si acaso, ni nos vacunaremos ni tomaremos Tamiflú y, por supuesto, seguiremos saludando cordialmente y besando a nuestras amistades y seres queridos.