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La paz en Colombia, entre audios, trizas y fragmentos

Fuentes: Rebelión / CLAE

Hace cuatro años, en noviembre 24, la firma definitiva del Acuerdo de paz provocó alivio y entusiasmo en Colombia y el mundo entero. Parecía ser el comienzo del fin de la guerra. En los meses siguientes hubo avances importantes en el Congreso y la Corte Constitucional para lograr la anhelada implementación. Pero sin duda lo más importante fue la desmovilización de los excombatientes y la dejación de sus armas, bajo monitoreo y con la certificación de la ONU.

Sin embargo, los enemigos del Acuerdo, nunca descansaron en su empeño de sabotearlo. “Hacer trizas la paz”, fue la consigna lanzada por su ideólogo de cabecera, hijo del Leopardo, defensor de militares corruptos y abogado de múltiples causas contra el Estado colombiano.

La estrategia adquirió gran impulso en el 2018 con el regreso del uribismo al poder y se ha expresado de múltiples formas: saboteo en el Congreso a los proyectos para cumplir con los compromisos, “jugaditas” contra la oposición, control institucional completo; manejo de los medios, estigmatización, engaños y mentiras repetidas; amenazas y asesinatos.

En medio de tan difíciles condiciones, el debate realizado en la Comisión Primera del Senado el jueves pasado fue un hito importante. Dejó en claro el papel cumplido por el anterior fiscal, Néstor Humberto Martínez, connotado enemigo del Acuerdo.

Días antes del debate, una investigación del periodista Bolaños, en El Espectador, dio cuenta de la existencia de 24.000 audios en el expediente de Jesús Santrich en la Fiscalía. De ellos, solo 12 fueron entregados a la JEP. El entonces fiscal negó la existencia de pruebas en su contra y exigió su extradición inmediata.

Con base en el examen de esos audios y de múltiples documentos, los senadores Petro, Cepeda, Sanguino y Barreras demostraron cómo NHM y la DEA urdieron una trama criminal acorde con los tenebrosos episodios protagonizados por la agencia antidrogas en la historia de América Latina. ¿Su objetivo? Entrampar al exguerrillero, comprometerlo con el narcotráfico, extraditarlo y destruir el Acuerdo de paz.

El debate dejó en claro que todo se trató de un montaje con un video editado y manipulado y suplantación de voces, sobre la supuesta negociación de un cargamento de cocaína con el cartel de Sinaloa. Los 5k mencionados para pisar el negocio provinieron de la Fiscalía. En ese entonces, NHM puso a circular el video profusamente en los medios para incriminar al exguerrillero de seguir delinquiendo después del Acuerdo.

Como resultado de todo ello, Santrich y otros, incluido Iván Márquez, principal negociador del Acuerdo, regresan a las armas. Con tan equivocada decisión, el gobierno de Duque encontró el pretexto para seguir culpando a las Farc y al Acuerdo del incremento significativo en las masacres y asesinatos de líderes/as sociales y excombatientes. Con razón el senador Roy Barreras señaló que las disidencias “son las hijas malditas de este entrampamiento”.

El prontuario de NHM es bastante grueso. Después de ocupar diversos cargos públicos en distintos gobiernos, incluido el de Superministro durante el gobierno Santos, llegó a la Fiscalía en septiembre de 2016. Su misión: ocultar la participación en el caso Odebrecht de Sarmiento Angulo, primer banquero del país y su jefe y amigo. Cuando estalló este escándalo se produjeron extrañas muertes con cianuro de testigos clave del proceso.

Hay evidencias de que el personaje frenó también en la Fiscalía investigaciones a altos mandos militares por escándalos de corrupción, en especial las operaciones Gavilán y Bastón, así como los llamados “falsos positivos”. Fue también el promotor de las objeciones a la JEP, con las que el gobierno de Duque intentó bloquear la ley que la reglamentaba, un propósito en el que intervino también abiertamente la Embajada de EEUU.

El cinismo y alevosía de NHM frente al debate pasado no tuvo límites. Desestimó todas las sindicaciones con ataques personales a los senadores. Como podía esperarse, Duque lo respaldó y acusó a estos de defensores del narcotráfico.

El gobierno había expresado su intención de nombrarlo embajador en España, donde tiene propiedades adquiridas con dineros de oscura procedencia, como lo demostró el periodista Guillén. Esta ha sido la estrategia del uribismo cuando sus funcionarios afrontan escándalos. Esperemos que al menos la presión nacional e internacional en contra sirva para impedirlo.

Sin embargo, no todo está perdido, ni mucho menos. Los beneficios del Acuerdo han sido claros y han transformado al país de muchas maneras. “Fragmentos” es el monumento construido a pocas cuadras de la Casa de Nariño por Doris Salcedo con las armas fundidas de los excombatientes.

Es un homenaje a la memoria colectiva de los pueblos afros, indígenas y campesinos, a su resistencia, a los procesos de organización de mujeres y hombres a lo largo y ancho del territorio nacional. Como también lo es “Testigo”, la valiosa exposición fotográfica de Jesús Abad.

El país rural, las regiones históricamente abandonadas, se resisten a volver a la guerra. Entidades como la JEP y la Comisión de la Verdad nos devuelven la esperanza. Pero, sin duda, falta conseguir el poder político para consolidar la paz y esa será la tarea del

Consuelo Ahumada. HD Ciencia Política con énfasis en Estudios Latinoamericanos, New York University. Profesora Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad Externado de Colombia. Miembro de número y directiva de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas, ACCE . Miembro de la Asociación Colombiana de Economía Crítica, ACECRI. Distribuida por el Centro latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)