A principios del mes de junio recibieron las citaciones a juicio, así como expedientes sancionadores incoados por la Subdelegación del Gobierno. La Policía Nacional acusa a todos ellos de coacciones, y el expediente adjunta un informe de varios agentes donde hace un seguimiento de la militancia política de todos ellos, así como menciones a entornos, […]
A principios del mes de junio recibieron las citaciones a juicio, así como expedientes sancionadores incoados por la Subdelegación del Gobierno. La Policía Nacional acusa a todos ellos de coacciones, y el expediente adjunta un informe de varios agentes donde hace un seguimiento de la militancia política de todos ellos, así como menciones a entornos, grupos antisistema y los tan reiterados «radicales».
El 28 de abril, nueve jóvenes antifascistas ocuparon durante casi una hora la sede del Partido Socialista de la capital. Esta acción era una respuesta a la protección y amparo policial que el Partido de gobierno había dado a dos organizaciones nazis que se manifestaron en Guadalajara días atrás. Los ocupantes, que grabaron y fotografiaron las escenas de la entrada y presencia en la sede, hicieron público un comunicado destinado a los medios de comunicación, a los que responsabilizaban del pasmoso silencio que guardaron por las cargas y el secuestro que la Policía realizó contra los antifascistas, que se congregaron el mismo día para protestar por la presencia de grupos neonazis en la capital.
La salida de la sede, que se tornó pacífica y sin incidentes, estaba apoyada por una veintena de personas que desde el exterior serían testigos de lo que ocurriera, sobre todo si se daba la posibilidad de que alguno de los más de diez agentes de Policía Nacional que se personaron cometía algún abuso con los ocupantes. Tras unos minutos de espera, los ocupantes salieron de la sede del PSOE previa identificación por los agentes y tras la congregación de los medios de comunicación.
Inquisición
Nunca se había visto que la Policía Nacional denunciara a los grupos fascistas tras el conocimiento de la comisión de acciones delictivas. De hecho, hay testimonios de sobra que indican que en determinados momentos, la Policía ha sido testigo mudo(en el mejor de los casos) de varios incidentes protagonizados por grupos neonazis. Sin embargo, son los antifascistas los primeros en ser denunciados por los agentes.
La Policía Nacional formuló al día siguiente denuncia por la vía administrativa y por el procedimiento penal por lo que consideran «coacciones». Esta denuncia adjunta una diligencia policial redactada por la Brigada Provincial de Información y la Brigada de Delitos Urbanos (pincha aquí para descargarla) donde hace todo un repaso de la militancia política de cada uno de los ocupantes de la sede del PSOE, donde el propio redactor de la diligencia se hace un lío a la hora de calificarlos. Una mezcla de ideologías, «antisistemas y radicales» que si no fuera por la gravedad de este tipo de informes inquisitoriales, provocaría bastante risa. El juicio está señalado para el día 1 de julio, aunque pendiente de resolución de una solicitud de suspensión de la vista oral por la ausencia de uno de los denunciados. El movimiento antifascista ya está preparando una campaña de apoyo.
Los imputados se enfrentan a sanciones pecuniarias de más de 3600 euros de multa, así como a penas de localización permanente y/o pena multa de 10 a 20 días.
Antecedentes
El pasado 18 de abril, las organizaciones nazis Movimiento Patriota Socialista y FE-La Falange convocaron un torneo de fútbol sala y una manifestación «anticrisis» respectivamente donde en ambos eventos estuvieron presentes militantes de ambas entidades. A los primeros no se les requirió el oportuno permiso del Ayuntamiento para la ocupación organizada de una pista pública, y los segundos no tuvieron mayores problemas para que su marcha fuera autorizada por la Subdelegada del Gobierno, Araceli Muñoz.
El movimiento antifascista ya había denunciado desde hacía tiempo que militantes de estas organizaciones habían estado implicados en apuñalamientos, agresiones, destrozos a centros sociales o ataques a locales regentados por inmigrantes. No obstante y a pesar de estos antecedentes de sobra conocidos por las autoridades municipales y gubernativas, no hubo mayores complicaciones para que la extrema derecha pudiera desfilar ese día por las calles de Guadalajara.
En respuesta a esta complicidad, una asamblea antifascista organizó durante la misma semana una campaña de sensibilización sobre el racismo y el fascismo, y la especial gravedad que implica la presencia de estos grupos en los períodos de crisis económica. La campaña culminaba con una marcha, el mismo día que la marcha nazi, para expresar una respuesta social a la presencia de los grupos fascistas en Guadalajara, que acabó con un secuestro de los manifestantes de más de 3 horas, donde no se permitió a nadie entrar ni salir de la concentración, y con numerosas cargas que provocaron varios heridos leves, entre ellos varios menores de edad.