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La potencia está allí y debe desplegarse

Fuentes: Rebelión

¡Cuánta potencia rebelde y capacidad creativa ha demostrado el pueblo colombiano! Teníamos represada esa energía por el miedo que nos habían inculcado a lo largo de tanto tiempo de guerra. Y por fin, se supera el temor y salen a relucir inimaginables formas de acción colectiva.

Para algunos lo máximo es la acción de los jóvenes de la “primera línea”. Es lo más nuevo, visible y representativo de estas jornadas. Pero, sin la “cocina” de atrás solo sería “llamarada de hojalata”.  A lo largo y ancho del país se destaca la acción organizada de millones de personas que son los anónimos de siempre. Es la fuerza contundente y silenciosa de los que no se ven pero son y están. 

Destaco la acción callada de cientos de miles de pequeños y medianos productores del campo que se movilizaron durante las primeras semanas pero se contuvieron para evitar un baño de sangre más grande. Al igual que la mayoría de trabajadores “precariados” de las ciudades: ¡No se dejaron entrampar! Son el grueso de quienes con su trabajo creativo sostienen este país.

Así mismo, hay que resaltar la acción de cientos de miles de pobladores del Valle y Norte del Cauca (herederos del antiguo proletariado cañero) que protagonizaron una gesta maravillosa de movilizaciones y bloqueos de vías. Paralizaron la producción de los ingenios azucareros e industrias de la región  (monopolios y enclaves  depredadores de la vida) y obligaron a empresarios a negociar en condiciones de fuerza popular. El pueblo negro (afro) mostró un nuevo sentir y hacer.

Y así podríamos detallar miles de acciones desarrolladas a lo largo y ancho del país, que mostraron la potencia de un pueblo que nunca -en realidad- ha sido derrotado, y que ha aprendido de la experiencia. Por ello, hubo contención, “refrenamiento”, control de la fuerza. El gobierno no logró “entrampar” al grueso de nuestra gente que detectó la provocación para generar nuevas guerras fratricidas y desgastantes.

Algunos sectores de nuestra juventud necesitada de desahogar tanta frustración e inconformidad, han mantenido la “tensión”. Se han echado la carga de dinamizar la lucha y aunque unos pocos se dejan llevar a la aventura, el grueso de la muchachada ha sabido mantener el movimiento. Crean símbolos de resistencia, se encuentran y debaten entre ellos, ridiculizan a diario a la casta dominante que pareciera temerle más a jóvenes “armados” de cascos y escudos que a las guerrillas del anterior período, y así, van construyendo su propia experiencia de lucha popular en las calles.

Ahora bien, en el nuevo momento en que hemos entrado (“pos-estallido”) se trata de convertir la potencia en verdadera fuerza transformadora. De la resistencia hay que pasar a la potencia del cambio. No podemos desgastarnos en la protesta sin fin y sin objetivos claros. Ya existen demasiadas evidencias de que se requiere una nueva estrategia para canalizar la fuerza demostrada y convertirla en logros de mayor alcance para nuestro pueblo.    

El gobierno y quienes están detrás de él (grandes poderes económicos, banqueros, terratenientes y mafiosos) provocaron la violencia y ocasionaron muertes para desacreditar a las fuerzas políticas que le respiran en la nuca desde hace algunos años. Ellos saben que en Colombia el aparato de gobierno  (presidencia y congreso) son importantes en esta falsa democracia y quieren debilitar de cara a las elecciones de 2022 a los sectores políticos que consideran -con toda razón- sus enemigos.

Y, mostraron durante estas semanas que están dispuestos a todo. Son criminales y cínicos. Usaron a la policía como cuerpos de choque, infiltraron las marchas, provocaron saqueos e incendios, mataron a decenas de jóvenes, diseñaron y ejecutaron autoatentados, criminalizaron la protesta social, usaron mentiras para hacer creer que detrás del estallido social no estaba la pobreza, la desigualdad y la dignidad de un pueblo, sino que intentaron culpar a Gustavo Petro (Colombia Humana) como el perpetrador de la violencia y el “vandalismo”. Y en parte, gobiernos locales como el de la alcaldesa “verde” de Bogotá les hacen el juego y se prestan a la maniobra.

Hoy tenemos dos tareas muy importantes. Una, fortalecer la organización popular, despacio y con  buena letra; la otra, desplazar a los criminales del poder gubernamental, que es la más urgente. Hay que quitarles a los asesinos las armas oficiales porque, si no, con ellas van a generar una nueva guerra y a ensangrentar de nuevo al país. Pero hay que hacerlo dentro de la institucionalidad, ganando a las mayorías, con inteligencia y paciencia estratégica.  

La enorme creatividad demostrada durante el estallido social debe ser desarrollada para generar un estallido político-electoral. Para hacerlo hay que “mapear” de nuevo el comportamiento de nuestra gente, tanto en la protesta como en la acción electoral. Comprender que la diversidad, multiplicidad y complejidad que se manifestó durante el “estallido”, puede manifestarse en la tarea electoral.

Para motivar el debate sobre ese tema me atrevo a plantear el siguiente interrogante…

Una pregunta “indiscreta”

¿Podría el Pacto Histórico (planteado e impulsado por Gustavo Petro y la Colombia Humana) organizar y presentar dos (2) listas al Senado para las elecciones legislativas de marzo de 2022?

Una, del tipo que ha planteado Margarita Rosa de Francisco, cerrada, tipo “cremallera”, con candidatas (os) de origen social, artístico-cultural, científico-intelectual, productivo-ecológico, etc. Esta lista podría ser respaldada por firmas para reiterar su origen y espíritu “independiente”.

Y la otra, recogiendo a las fuerzas políticas que confluyan, abierta y con voto preferente, con candidatas (os) de ColHuman, PDA, MAIS, UP,  algun@s “verdes”, y otras fuerzas que se sumen.

Ambas listas pueden y deben ser construidas con métodos y formas democráticas y participativas, con liderazgos consolidados, con los más amplios consensos y consultas de diverso tipo.

El estallido social ha mostrado que los partidos y grupos políticos existentes (así se digan “alternativos”) no son capaces de canalizar la amplitud, diversidad y complejidad de los sectores sociales que manifestaron su inconformidad y rebeldía durante estos meses.

Además, es evidente que están surgiendo nuevas formas de acción política (en medio de la pandemia) y que la gente quiere ver caras nuevas en la política (sean jóvenes o adultos). Los medios digitales y redes sociales serán claves en esas elecciones.

Pienso que hay potencial para ambas listas. Sé que no toda la izquierda le votaría a una lista encabezada por candidatos del tipo de Margarita Rosa (si ella finalmente aceptara) y que muchos de los electores de ese carácter tampoco lo harían por un dirigente de izquierda. Entonces, hay que idear formas de jalonar y entusiasmar a toda clase de gentes y potenciales electores.

Recordemos cómo bajo la dirección del “zorro” López Michelsen, los liberales usaron la operación “avispa” para colocar mayorías en la ANC  (1991 ). Acá no sería avispa, sino algo así como 2 bueyes de diferente clase jalando para el mismo lado.

Pienso que si se diseñara un ejercicio de ese tipo, con generosidad, flexibilidad e inteligencia, la participación en la Consulta Presidencial del Pacto Histórico en marzo/22 sería mucho más amplia y poderosa, de frente a la primera vuelta en mayo/22. ¡Necesitamos la creatividad al frente!

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