Profesor de Formación y Orientación Laboral, Carretero describe «el fatal cóctel de la globalización, las políticas económicas neoliberales y la desmovilización obrera» en un libro que ofrece un «mapa de la temporalidad».
«La existencia de una clara brecha entre lo expresado por las leyes y lo que realmente acontece en los lugares de trabajo es algo que cualquier observador mínimamente objetivo no puede dejar de constatar». Así define Carretero la vulneración cotidiana de los derechos laborales.
Sorprendido al ver que «la gente tiene la idea de que la empresa puede hacer lo que quiera», este profesor, abogado y activista defiende la necesidad de conocer estas realidades para poder defenderse.
DIAGONAL: Una de las ideas de la reforma laboral era pasar de contratos temporales a indefinidos. ¿Qué ha ocurrido en la práctica?
J. L. CARRETERO: Se hacen contratos indefinidos, pero de los nuevos, en los que te dan menos días por el despido improcedente, por ejemplo, y en los que se les da una subvención importante a los empresarios por las contrataciones, que es la única solución que se les ha ocurrido. De todas formas, cuando ves los contratos indefinidos también suben los temporales, en números brutos. O sea que realmente lo que es la estructura fundamental del trabajo no varía. La línea general, que se fundamenta en contratación temporal y bajos costes de la mano de obra, sigue donde estaba.
D.: ¿Cuáles son las trampas que tiene esta reforma?
J.L.C.: Algunas normas, como hacer indefinidos después de 24 meses en la empresa, se aplicarán en la medida que los trabajadores lo conozcan y lo hagan aplicar. Yo veo difícil que un empresario al cumplirse 24 meses diga: «Oye, que ha llegado el momento de hacerte indefinido». El empresario se callará. Cuando te eche deberás decir que te deberían hacer fijo, pero eso será si hay una reclamación. La mayor parte de trabajadores, que no saben esto y que tienen bastante recelo a ir a los tribunales, se lo comerán con patatas. Y la norma es válida si hablamos de un mismo puesto. Si hay un ascenso o un cambio de puesto ya no se cumple. Se dan muchas situaciones de este tipo.
D.: La precariedad se asocia a la necesidad de ser competitivo. Pero ¿es cierto que haga más competitiva a una economía?
J.L.C.: Se supone que la productividad española ha descendido. Es mucho menor que la de Finlandia o Alemania, por ejemplo, y allí hay sistemas laborales mucho mejores. Nuestra estructura productiva está basada en producir a bajo coste en mano de obra. Sin embargo, en otros países la estructura productiva se basa en el conocimiento, en mano de obra cualificada, con más productividad por cada hora de trabajo. La productividad no aumenta porque seas más flexible o estés en precario.
D.: ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Por qué el sistema laboral español es especialmente precario?
J.L.C.: Tiene mucho que ver con la debilidad de la estructura productiva española, que es débil y que a nivel de investigación y desarrollo es muy débil. Aparte, también, de la actuación de los sindicatos mayoritarios, que ha sido la de aceptar toda la flexibilización en la idea de que esto crea empleo en cierta manera. Es una de las ideas neoliberales, pensar que la flexibilización permite que haya empleo.
D.: Pero estos sindicatos se supone que tienen datos sobre la situación de precariedad. ¿Por qué entran en estas dinámicas?
J.L.C.: Tendrán más datos incluso… Entran en estas dinámicas porque toda la estructura de la ley orgánica de libertad sindical está fundamentada en crear un tipo de sindicalismo concreto. Un sindicalismo en el que los líderes sindicales son los organizadores y las bases desaparecen. Ellos están más cerca, por ejemplo, de las empresas, que de las bases trabajadoras. Su forma de vida, su propio hábitat, es más cercano al de la empresa que a los propios trabajadores que representan. Y todo esto se mueve en un discurso que tiende a pensar que la precarización es a corto plazo; y que ellos representan a unos sectores de la clase obrera tradicional a los que todavía no se ha metido del todo mano, que todavía mantienen contratos estables y una serie de derechos. Tienden a pensar que es un paso. Es lo que se dice todo el tiempo: «Tú estás temporal, pero ya conseguirás un puesto fijo». Pero eso es lo que se está viendo que no está tan claro. Que van pasando los años, que se encadenan los contratos temporales y la gente no pasa a tener un contrato indefinido como el que tenía su padre.