El inicio del movimiento que da a luz a esta organización se da bajo la dictadura en un momento en el que, a la lucha por las libertades perdidas tras la derrota de la democracia burguesa de la II República en la Guerra Civil, se le suma la reivindicación histórica por los derechos de Euskal […]
El inicio del movimiento que da a luz a esta organización se da bajo la dictadura en un momento en el que, a la lucha por las libertades perdidas tras la derrota de la democracia burguesa de la II República en la Guerra Civil, se le suma la reivindicación histórica por los derechos de Euskal Herria como nación por parte de un sector escindido de las juventudes del P.N.V. Este sector, atraido por un discurso izquierdista, funda lo que hoy conocemos como la «izquierda abertzale».
Tras varias décadas, nos encontramos ante un escenario en el que, previsiblemente, se negocie el abandono de las armas. La práctica política de la «izquierda abertzale» ha sido tradicionalmente combativa en el frente nacional. Las exigencias a lo largo de estos últimos años de respeto al Pueblo Vasco han centrado de una manera importante su actividad política. También hay que destacar la ingente labor antirepresiva realizada a lo largo de los años 80 y 90. Todo este bagaje no parece que, a dia de hoy, cuente especialmente en la mesa negociadora, a la luz de recientes declaraciones de los dirigentes de Batasuna.
Tras unos años en los que, con la ilegalización de varias de sus organizaciones, la «izquierda abertzale» ha visto complicada su actividad, han pasado de criticar abiertamente la Ley de Partidos a declarar estos últimos tiempos que la solución de su no presencia en las instituciones pasa por crear unas siglas y unos estatutos nuevos. Esto ha provocado una honda preocupación en las filas de l@s militantes revolucionarios en este pais, dado que supondría un abandono flagrante en su labor para hacer desaparecer esa ley injusta y fascista. Ello dejaria a muchas organizaciones sectoriales, además, indefensas, puesto que al no desaparecer la ley, en cualquier momento pueden ser declaradas ilegales.
Esto parece formar parte de una nueva estratégia de legalización en la que los aspectos políticos son plumas que se dejarán en el camino. A este respecto, nos sentimos también muy preocupados por las recientes afirmaciones de Arnaldo Otegui en un libro en las que aclara la postura de su formación ante el inminente «proceso de paz»: el solo da a la sociedad el papel de refrendar lo que los politicos acuerden.
A nuestro entender, esto supone una privatización clara de lo que en los próximos meses va a acontecer. El «club» selecto de los partidos oficiales u oficiosos se encargarán de hablar de lo que necesitamos en este pueblo, y ya nos comunicarán mas adelante el resultado de la elucubración de sus preclaras mentes. Eso es presuponer la minoria de edad de este pueblo que, por otra parte, ha demostrado estos últimos años su capacidad para decidir su futuro. Capacidad que, hasta no hace mucho, el propio Otegui defendia. ¿En que queda el derecho de autodeterminación con esta práctica? Realmente, en nada. Es ridículo pensar que este proceso teledirigido y decafeinado tiene algo que ver con la libre determinación de los pueblos.
Es por ello que desde aquí animamos a retomar la senda de la autodeterminación a la «izquierda abertzale», esperando que esto sea solo un malentendido y que realmente sean capaces de poner al Pueblo al frente de este proceso, como desde hace años vienen reclamando, para lo que nos tendrán a su lado si ninguna duda.
* Kimetz es la publicación del Partido Comunista Revolucionario de Euskal Herria.