La Pascua Militar es una tradición borbónica establecida por un rey absolutista, Carlos III, que introdujo por primera vez en España el derecho divino como fuente y justificación de su autoridad suprema.
Ahora, Felipe VI, casi tres siglos después, pretende detentar cierta autoridad suprema; no por derecho divino directo, como a su antecesor Carlos III, sino por derecho divino indirecto; es decir, transmitido a su padre por un dictador genocida, cuya efigie aparece en las monedas de la dictadura, orladas por la frase “Francisco Franco Caudillo de España Por la Gracia de Dios”.
No es de extrañar, pues, que este pasado 6 de enero, en su discurso televisado, Felipe VI haya hecho referencia a su antecesor Carlos III, y al amenazante poder que, como pretendido Mando Supremo de las Fuerzas Armadas, le otorga la contradictoria y tramposa constitución del 78, intervenida por el Ejército de Franco.
8.1. Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender (*) su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.
(*) Es decir, el Rey.
Pretensiones inaceptables para cualquier demócrata que se precie de serlo.
Prueba de ello es lo expresado certeramente por nuestros compañeros José Ignacio Domínguez y Luis Gonzalo Segura:
Asimismo, incide en este inaceptable y peligrosos privilegio del Rey el reciente comunicado de Militares Contra la Guerra, que saltó a los medios tras la primera intervención pública emitiendo el Comunicado sobre la paz y el alto el fuego en Ucrania.
Manuel Ruiz Robles, exmilitante de la disuelta UMD, portavoz de “Militares Contra La Guerra”.
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