No es como Gamonal. De acuerdo. No es equiparable a la huelga de los trabajadores de la planta de Santa Perpetua (Barcelona) de Panrico o a la de los trabajadores de la limpieza de Madrid. También de acuerdo. No puede compararse a las exitosas movilizaciones de las mareas blancas madrileñas en defensa de la sanidad […]
No es como Gamonal. De acuerdo. No es equiparable a la huelga de los trabajadores de la planta de Santa Perpetua (Barcelona) de Panrico o a la de los trabajadores de la limpieza de Madrid. También de acuerdo. No puede compararse a las exitosas movilizaciones de las mareas blancas madrileñas en defensa de la sanidad pública. No se compara, no es eso… Pero también es importante. Es una revuelta de ciudadanos, de trabajadores cansados de tanto desmadre, de tanta barbaridad social, de tanta robo e infamia en un mundo, el del fútbol, donde la corrupción, el poder despótico y el choriceo llega a límites casi inimaginables.
Javier Lafuente da cuenta de lo sucedido el pasado jueves, en el partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa del decaído Rey borbón.
El viejo Racing de Santander, ahora en Segunda B, un club centenario sin trofeos hasta el momento, señala JL, «celebró sin jugar su mayor victoria. La de la dignidad ante el esperpento. Un triunfo colectivo de una ciudad y un equipo, escenificado por un grupo de chavales sin cobrar desde hace cuatro meses que se rebeló ante los desmadres del fútbol moderno». Cumplió su amenaza la plantilla y no disputó el partido contra la Real. Los donostiarras sacaron del centro y los jugadores del Racing «se arremolinaron en el centro del campo, se abrazaron y se plantaron». A los 40 segundos, los jugadores de la Real tiraron el balón fuera. «El Racing no reanudó el juego. El árbitro le consultó a Mario, capitán de los cántabros, y este le confirmó el plante. No había partido. Igual que no había rastro del presidente, Ángel Lavín».
Lo primero que hizo el entrenador local, Paco Fernández, fue acercarse al vestuario de la Real. Le comunicó a su colega, Jagoba Arrasate, cómo actuarían. Más que importante: «la plantilla racinguista recibió el apoyo del vestuario donostiarra todo el día. En el estadio estuvieron también el presidente, Jokin Aperribay, y el director deportivo, Loren». Pero permanecieron en el vestuario, no en el palco, por respeto a los jugadores del Racing. No está mal.
El Sardinero, pese al llamamiento de la plantilla, registró una pobre entrada unos 7.000 espectadores. El día era muy desapacible. «Solo La Gradona, el sector más incondicional de los seguidores, daba cierto colorido con constantes gritos de «¡Harry págales!», «¡Esa camiseta sí la merecéis!» y una gran pancarta con el lema: «Fuera chorizos». Una hora después, las más de 2.000 personas que seguían detrás de la portería del fondo norte vitorearon al equipo cuando saltó a entrenarse».
El presidente Lavín no apareció. Sí lo hicieron los consejeros Leticia Vila, Jorge Madrazo y Jairo Lavín (sobrino del presidente). Fueron abucheados e insultados. Nadie subió al palco.
La plantilla y el cuerpo técnico mantuvieron ayer una reunión con representantes de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). En la plantilla existía cierto malestar: sentían que la AFE no había defendido sus intereses con fuerza y resolución. Los de AFE les informaron de las consecuencias que podía tener el no disputar el encuentro: hasta 6.000 euros de sanción al club, «incluso la inhabilitación para los jugadores de entre dos y cinco años en caso de que sean denunciados». El presidente de la AFE, L. Rubiales, garantizó a la plantilla que la Federación no actuaría contra ellos. Esperemos ver cumplida la promesa. Los capitanes de los jugadores le trasladaron que la única vía para que jugasen «era la dimisión del Consejo de Administración. «Están fuertes, unidos y convencidos. Nosotros no podemos más que estar con ellos», aseguró el presidente de la AFE».
Hace unas tres semanas, en una reunión que mantuvieron el club, la Federación y AFE «se acordó que ya que el estamento federativo tenía embargado los ingresos del Racing por su avance copero, se efectuaría un pago -70.000 euros a dividir, equivalente a una nómina- a través del sindicato». El desembolso no solo se retrasó sino que no se ha efectuado.
La historia, con el PP neofranquista, ramas cántabras y valencianas, en el puesto de mando:
«La ayuda llegará de forma inminente, en los próximos días», confirmó Rubiales. «Ha llegado tarde, sí, pero ya está, estamos contentos», dijo Oriol, uno de los veteranos del vestuario. La satisfacción era evidente. «Nos está haciendo más fuerte, sabemos que tenemos el respaldo de todo el mundo. Solo queremos que todo esto se acabe y a ver si salimos reforzados. Que no se nos olvide, lo nuestro es la Liga, acabar primeros», comentaba Mariano. Mientras se celebraba la reunión entre la plantilla y AFE, fuera del hotel, los movimientos no cesaban. «El presidente de Cantabria y líder del PP regional, Ignacio Diego, instaba a su partido a que iniciase los trámites para expulsar al ex presidente del Racing y ex secretario general del PP de Cantabria, Francisco Pernía. Una decisión que pocos entendían, por el momento en que llegaba y porque en más de una ocasión el PP había negado cualquier vínculo con Pernía, que dirigió el Racing entre 2006 y 2012 y que aún lo gobierna en la sombra».
A una del mediodía aterrizaba en la ciudad «Anur Arlsan, administrador judicial de la rama de WGA propietaria del Racing y que, tras despedir a Ali Syed la semana pasada, está a cargo del paquete de acciones mayoritario del Racing. Desde su llegada mantuvo reuniones con instancias judiciales, que dieron por buenos los poderes que presentará en la Junta de Accionistas de mañana. Una Junta que aún anoche seguía en el aire y que se vio afectada por la renuncia de Manuel Broseta como secretario». El abogado valenciano, que iba a defender los intereses del Consejo del Racing, desistió a media tarde «por los contactos que mantuvieron ayer «al más alto nivel» el Gobierno cántabro y el valenciano».
El despacho de Broseta, señala JL; «ha crecido a la sombra de la Generalitat, primero con Eduardo Zaplana y luego con Francisco Camps. Y es que el problema del Racing ha dejado de ser hace tiempo un asunto meramente deportivo». Como otros casos.
El plante ante la Real, concluye JL y nosotros con él, tal vez haya sido un punto de inflexión en la historia del fútbol español, una rebelión en toda regla, modesta si se quiere pero necesitaba de convicción, de coraje y de un estar hasta las narices, contra los desmadres permanentes de los mandatarios de una de las industrias de servicios, el fútbol, con intereses más oscuros y ocultados, una rebelión «secundada por una modesta plantilla y toda su afición».
PS: ¿Hay otros mundos infames que también están en este abyecto mundo? Por supuesto. El ejemplo que está en la mente de todos:
En el acuerdo Barça-Qatar, esa infamia crematística inconmensurable bendecida no solo por Rosell y sus amiguetes sino por Herr Guardiola, en ese «pacto entre caballeros» neoliberales sin principios, aparentemente no estaban de por medio los tejemanejes personales del ex presidente barcelonés. El trato, en 2011, lo recuerdo innecesariamente, fue para que el emirato se convirtiera en la primera marca comercial que ponía su nombre en la camiseta del Barça, a cambio de unos 30 millones de euros por temporada.
Lo que después se ha sabido es que ese acuerdo con Qatar Foundation -se presentó como una fundación casi benéfica, a la altura o muy cercana a la UNICEF-, tenía cláusulas secretas, más de las que se conocían e incluso imaginaban entonces. En 2012 o 2013, la aerolínea del emirato pasaba a ser el patrocinador del club; más tarde ponía también su nombre en el estadio y en el museo azulgrana.
Empero el trato para que Qatar patrocinara al Barça sería un pago de favores denunció ‘France Football’. Lo que parece estar detrás es «la diplomacia de la chequera» (Nazanin Arminian): «tú pagas y yo concedo». Parece ser que don Rosell vendió en 2010 su empresa especializada en marketing deportivo -Bonus Sports Marketing (BSM)- al mayor conglomerado, privado por supuesto, del emirato, Dahall al-Baraka. El grupo compró la empresa de don Rosell por un precio tres veces superior a lo que realmente valía «en el mercado» en aquellos momentos, gracias a la intermediación de Teixeira, uno de sus amiguetes (fuente: revista France Football, reportaje «Qatargate», con denuncia de la compra del Mundial de 2022 a base de sobornos). Cuando ese «inquietante entorno culé ya acechaba», don Sandro vendió su empresa para que el país de los petrodólares pueda invertir en el Barça, y que las sospechas, este es el punto, se evaporasen. ¿Y las voces críticas catalanas contra este desmadre? ¿El Barça es Sant Barça?
Nota:
[1] http://deportes.elpais.com/deportes/2014/01/30/actualidad/1391109738_398276.html
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