Hace ya un año, una luminosa mañana del 28 de noviembre, empezaba a tomar cuerpo aquello que desde la IX Asamblea Federal de IU se había explicado y analizado durante meses en varios documentos y había sido aprobado ya en los órganos de dirección de nuestro movimiento político y social. Casi dos mil personas abarrotaban […]
Hace ya un año, una luminosa mañana del 28 de noviembre, empezaba a tomar cuerpo aquello que desde la IX Asamblea Federal de IU se había explicado y analizado durante meses en varios documentos y había sido aprobado ya en los órganos de dirección de nuestro movimiento político y social. Casi dos mil personas abarrotaban el salón de actos «Marcelino Camacho» de las Comisiones Obreras de Madrid para ser testigos del inicio de la Refundación de la Izquierda.
El éxito con el que se inauguró este proceso, con vocación profundamente democrática y participativa, sin parangón en Europa por su planteamiento y plazos, abrió paso al comienzo de los foros sectoriales y territoriales y a una Asamblea de Refundación que el 26 de junio, en Fuenlabrada, volvió a estar presidida por una amplia participación de los militantes de IU y, sobre todo, de miembros de un sinfín de fuerzas sindicales, sociales, ecologistas, feministas, juveniles, de cristianos de base, vecinales… sin filiación política. Al día siguiente una inolvidable marcha por las calles del centro histórico de Madrid embelleció la Plaza Mayor con centenares de banderas rojas y republicanas.
Ahora, tras el éxito también de la Huelga General, el proceso de Refundación de la Izquierda encara su año decisivo, 2011, en el que se definirá el rumbo que definitivamente adoptará. Las condiciones para que pueda alumbrarse una nueva fuerza política con un nuevo programa político son positivas, gracias a la política de convergencia social de IU, tejida en torno a una mejor relación con los movimientos a través de la participación en plataformas, mesas, encuentros; a los avances en la confluencia con otras fuerzas políticas (Izquierda Republicana, Los Verdes-Grupo Verde y Confederación de los Verdes, Batzarre en Navarra, múltiples acuerdos a escala local); a la activación de las áreas federales y del trabajo sectorial; y, sobre todo, a la alianza con los sindicatos de clase.
El profesor Armando Fernández Steinko destaca que este proceso ha conquistado un apoyo mayoritario «entre las bases de IU, activistas de todo signo de la izquierda alternativa y un sector amplio de profesionales e intelectuales». También, añade, «hay sectores importantes de los sindicatos, incluida una parte de sus direcciones, que contemplan el escenario de una convergencia social y política, con la formación de un bloque social antineoliberal, como una necesidad casi existencial a medio plazo e incluso sectores de la izquierda del PSOE ven este escenario con simpatía». Al mismo tiempo, sectores políticos y sociales de las nacionalidades históricas están mostrando su interés por confluir en «una iniciativa política unitaria de dimensión estatal y centrada en la oposición al neoliberalismo».
No obstante, Fernández Steinko también aprecia un «discurso contradictorio» por parte de una parte relevante de la dirección de IU, que entiende que la estación término de este proceso es sólo, tan sólo, el fortalecimiento de Izquierda Unida. El autor del libro Izquierda y republicanismo. El salto a la Refundación (Akal) lo tiene muy claro: «Cualquier proceso de cambio genera riesgos, pero IU viene sufriendo un desgaste desde hace años que puede convertirla en una organización marginal si no es capaz de dar un salto hacia el futuro. Por otra parte, la izquierda alternativa lleva años fragmentándose en dinámicas territoriales cada vez menos solidarias: esta situación es indeseable y tiene que ser sustituida por una visión global de las cosas a nivel de todo el Estado, por un proyecto republicano y federal, multicultural y multinacional que sea algo más que la suma mecánica de todas las partes».
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