El pasado 26 de septiembre, durante una visita al Museo Centro de Arte en Madrid que lleva su nombre, la reina Sofía posó frente a obras de arte como el «Guernika» de Picasso o «La muchacha en la ventana» de Dalí para los periodistas y fotógrafos que allí estaba presentes, que descargaron sus ráfagas de […]
El pasado 26 de septiembre, durante una visita al Museo Centro de Arte en Madrid que lleva su nombre, la reina Sofía posó frente a obras de arte como el «Guernika» de Picasso o «La muchacha en la ventana» de Dalí para los periodistas y fotógrafos que allí estaba presentes, que descargaron sus ráfagas de flashes delante de los cuadros. Se da la circunstancia que los visitantes al museo tienen terminantemente prohibido hacer fotografias para no dañar las obras.
La reina Sofía visitó el museo en compañía de la primera dama de Portugal, María Cavaco Silva, y habló sobre el embarazo de Letizia, por el que tanto se interesaron los periodistas allí presentes.
La reina osó fotografiarse junto a un cuadro tan republicano como el Guernika, poniéndolo en riesgo frente a los flashes de las cámaras fotográficas, lo que ha levantado las críticas en numerosos foros y blogs de internet, como el conocido escolar.net.
Tambien que el hecho de que no permitan filmar o fotografiar cuadros en un museo no tiene que ver con la conservación de los mismos sino para aumentar las ventas de los productos (postales y libros) de las tiendas de los museos.
Un periodista relata que ha estado con la Reina delante del Guernica haciendole fotos varias veces, mientras que otro visitante denuncia haber sufrido el acoso de los guardias de seguridad del Reina Sofía por intentar hacer una foto al Guernica con su movil sin ni siquiera usar flash, logrando que se sintiera como un delincuente siguiendolo por todas las salas del museo.
En dichos foros se denuncia también casos como cuando la reina visitó la exposición universal de Sevilla, que se cerró para ella sola el magnífico pabellón de Fujitsu, con su espectacular cine en 3D de gafas estroposcópicas, lo que trajo el consiguiente enfado de gente que había hecho varios cientos de kilómetros y madrugado para conseguir una cotizadísima entrada que, por supuesto, Fujitsu no tuvo a bien canjear por otra nueva.