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La Renta Básica como solución integral

Fuentes: Rebelión

«De todos los derechos, el primero es el de existir. Por tanto, la primera ley social es aquélla que garantiza a todos los miembros de la sociedad los medios para existir» (Robespierre, 1792) La vigencia de la cita expresada, a más de 200 años de distancia, nos puede dar idea de la tremenda involución social […]

«De todos los derechos, el primero es el de existir. Por tanto, la primera ley social es aquélla que garantiza a todos los miembros de la sociedad los medios para existir»

(Robespierre, 1792)

La vigencia de la cita expresada, a más de 200 años de distancia, nos puede dar idea de la tremenda involución social que padecemos, una degradación que no nos asegura ni siquiera el sustento más elemental. Parecería que a nivel social no hemos avanzado mucho desde la época del Imperio Romano, cuyos Emperadores vivían rodeados de lujos y placeres, mientras el pueblo llano no tenía ni para sobrevivir. Y en efecto, y como anunció uno de los padres de la Revolución Francesa, el primer derecho es el derecho a poder existir, a poder sobrevivir. Y precisamente, una de las principales reivindicaciones de las Marchas de la Dignidad que se concentrarán en Madrid el próximo día 22 es la Renta Básica. La Renta Básica como solución integral. La Renta Básica como garantía de inserción social. La Renta Básica universal, individual e incondicional.

A nivel europeo ya se viene planteando, desde enero de 2013, y en 15 Estados miembros de la UE, la ciudadanía ya ha participado en sus campañas y en su recogida de firmas. Y a nivel de España, en algunas Comunidades Autónomas ya funcionan los grupos de trabajo encargados de su propuesta oficial (Andalucía, Extremadura, Cataluña, etc.). Y es que la Renta Básica, como decimos, debe imponerse como solución integral para los problemas de paro, pobreza, precariedad, exclusión social, pobreza energética, alimentaria, y colateralmente, para evitar los casos de deshaucio, suicidios, etc. El panorama social es muy grave, y desde la izquierda, entendemos que la respuesta de la Renta Básica podría paliar en grandísima medida dichos problemas. Pero para ello, hemos de conseguir que la Renta Básica se plantee en términos de un Derecho Humano. Derecho que recogería, como ya anunciara Robespierre, el derecho a existir, el derecho a poseer una renta mínima de inserción social que garantice el mínimo para una supervivencia digna. Máxime cuando vivimos en una sociedad que no garantiza el empleo para todo el mundo.

El problema no es económico, sino político. La solución no está en los medios, que los hay, sino en la voluntad de solucionar quizá el mayor problema social que España ( y Europa) poseen en la actualidad. En el fondo, es un problema de mayor y mejor reparto, de mayor y mejor redistribución de la riqueza general, de la riqueza nacional del país, del conjunto de todo lo que se produce, para que no haya gente que pueda ganar millones de euros, frente a gente que no puede mínimamente subsistir. Desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en 1948, en su Artículo 25, ya se afirma que » Toda persona tiene derecho a un nivel de vida suficiente para garantizar su salud, su bienestar y el de su familia, especialmente para la alimentación, el vestido, el alojamiento, la sanidad y los servicios sociales básicos «. La Renta Básica pretende ser la primera piedra social que garantice esta situación para toda la ciudadanía. Pero claro, desde el Gobierno se aduce una situación precaria de las cuentas públicas, en aras a su posible financiación.

Tenemos que denunciar que esta es otra falacia que pretenden vendernos, otra burda mentira del capitalismo, que en su fase actual de recomposición de fuerzas no está dispuesto a dedicar recursos para esta medida. La financiación es posible. Podemos recurrir al Impuesto sobre las Transacciones Financieras (muchas veces enunciado desde la propia UE, pero nunca implementado), a los Impuestos a los productos de lujo o contaminantes, pero principalmente, podemos plantear (debe plantear el Gobierno) una simplificación, refundición, redistribución y fusión, de todo el sistema de ayudas públicas que actualmente existen, a todos los niveles de la Administración (local, autonómica y central), para que puedan converger en la nueva Renta Básica. A nivel nacional, existe la página http://ilprentabasica.org que recoge el texto de la Iniciativa Legislativa Popular. Por su parte, Daniel Raventós y su grupo coordinan en España la Red Renta Básica (http://redrentabasica.org), que inició su actividad en 2001, y que forma parte de la organización internacional «Basic Income Earth Network».

Por su parte, Javier Mestre plantea la Renta Básica en términos de «economía de la dignidad». Retomo textualmente sus palabras: » Detrás de la idea-fuerza de una renta básica subyace la noción de dignidad, que es la base de la ciudadanía. La dignidad, el no plegarnos a determinadas cosas, es lo que nos hace iguales de derecho ante los demás, lo que nos permite no estar por encima ni por debajo del resto de nuestros conciudadanos. Sin dignidad no hay fraternidad, que es como los revolucionarios franceses llamaban a la solidaridad entre los iguales. La dignidad es lo contrario de la esclavitud, y empieza justo en el instante en que hemos vencido a la necesidad. Si tienes hambre, acabarás teniéndote que someter por un plato de lentejas. La dignidad tiene, por tanto, un sustrato material. Cuando la miseria entra por la puerta, antes o después la dignidad tendrá que salir por la ventana «.

Estas magníficas palabras dan fiel reflejo, explican perfectamente, porqué la Renta Básica ha de ser una prestación universal (para todo el mundo), individual (sin tener en cuenta unidades familiares), e incondicional (sin estar sujeta a otras condiciones). Para que cumpla su objetivo, esta medida ha de conseguir que el Estado garantice a todos sus ciudadanos/as una situación de dignidad. En un panorama plagado de injusticias sociales, donde campan a sus anchas el paro, la precariedad laboral, donde ni siquiera el tener un puesto de trabajo te saca de la pobreza, donde las prestaciones sociales se han convertido en un auténtico galimatías de requisitos creados bajo estúpidas formulas encaminadas a la exclusión social de los más necesitados, la Renta Básica emerge con fuerza como una medida inclusiva, general, integradora y resocializadora. Sin medidas de este tipo, no puede haber paz social, ni democracia, ni igualdad ante la ley, ni libertad, ni convivencia, porque estamos atentando contra el principio de la dignidad, de la supervivencia, de la existencia. La Renta Básica se presenta como una herramienta necesaria de cohesión y justicia social.

Por tanto, estamos convencidos de que unificando el actual sistema de subsidios, prestaciones sociales y ayudas públicas, a todos los niveles, y también implementando una reforma fiscal justa y progresiva, donde realmente paguen más quienes más tienen (patrimonio) y más ganan (rentas del capital y del trabajo), la medida de la Renta Básica es posible. Una pieza esencial de la política para las personas, del rescate a las personas, que además incidiría en un mayor repunte del consumo privado, lo que redundaría en una reactivación de la economía productiva, y consecuentemente, del empleo. Algunos economistas críticos no están a favor de la medida, pero sin duda, en la situación actual, la Renta Básica se nos presenta como la mejor solución para acabar con la degradación y pauperización social que padecemos, liberando a las pesonas del yugo y de la presión que supone no poder subsistir por sus propios medios, y tener que recurrir al círculo familiar, o a los sistemas de caridad social, que tanto auge están teniendo en este sistema capitalista insensible, inhumano, cruel y despiadado en que vivimos.

Blog del autor: http://rafaelsilva.over-blog.es

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