Traducido del portugués para Rebelión por Ulises Juárez Polanco (www.juarezpolanco.com)
A estas alturas del campeonato, Eduardo Galeano, de 65 años, es principalmente un sobreviviente. Sorteó, en los tiempos como reportero joven, tres malarias. Después, sobrevivió la persecución de dos dictaduras, una en su país, Uruguay, y otra en Argentina, donde se había exiliado. Sobrevivió también un infarto. Pero, principalmente, sobrevivió los cataclismos y tempestades que cayeron fuertes sobre la izquierda en los últimos años. Y finalmente, sobrevivió al mar de egoísmo que amenaza al ser humano y al desencanto al que se ha rendido tanta gente. Perdió la cuenta del número de libros que ha vendido en el mundo. Sólo del más conocido de ellos, Las venas abiertas de América Latina, fueron más de 4 millones de ejemplares. Después vinieron los tres volúmenes de Memoria del fuego, en que cuenta la historia de las Américas, de los mitos de la creación del mundo hasta 1984. En la extensa lista aparecen todavía El libro de los abrazos, que hoy vende más que todos, y El fútbol a sol y sombra, en que aborda otra de sus devociones. Cada palabra escrita por Galeano refleja un compromiso doble: con el ser humano y su tiempo y con América Latina. Nada pasa desapercibido por su mirada rigurosa. Ni el paisaje que se aprecia desde el último piso del Hotel Meridien, donde el escritor uruguayo, en una visita más a Brasil, concedió esta entrevista. Es una necesidad imperiosa ver, encima de cualquier obstáculo, la vida con humor. Participan de la entrevista, además de mí, Zezé Sack, Maria Lúcia Dahl y Ricky Goodwin (de Cuaderno B), el escritor Arthur Poerner y los periodistas Marcelo Salles (de la revista Caros Amigos) y Beatriz Bissio, editora de los Cuadernos del Tercer Mundo. (Eric Nepomuceno)
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Arthur Poerner – Galeano, te conozco desde hace más de 40 años.
Eduardo Galeano – Nadie es perfecto, Arthur. No te angusties con eso, hay cosas peores.
Arthur Poerner – ¿Cuál es el papel del Vovô Catarino1 en tu historia? (explica la pregunta para los otros) En 68, Galeano fue conmigo al Monte del Sosiego a conocer la Quimbanda2. Yo justifico mi sobrevivencia a una guía poderosa de metal que Vovô Catarino me dio, porque cuando estuve preso ninguno de mis captores quiso tocar aquello.
Eduardo Galeano – Es la prueba de que él realmente estaba al servicio del mal, porque contribuir a que nosotros dos estemos vivos… Yo vivía en la casa de Poerner y para mí era un enigma que los antropólogos cariocas se interesaran tanto por temas emocionantes como la vida de los Ororos, pero que no se sintieran atraídos por el sonido de los tambores a cinco cuadras de sus casas. Fui a investigar entonces el secreto de la vida oculta de los cariocas. Encontré apasionante que aquellas ceremonias, viniendo de África, se estuvieran nacionalizando tanto que los ritos fueran cantados en brasileño y no en las lenguas africanas de origen como en Bahía. Fui también a terrenos en el Monte Dos Hermanos. Me atrajo la figura de Exu, que era dios y diablo al mismo tiempo, parecido con la vida en donde todo está mezclado. La Tierra es una combinación incesante de cielo e infierno. Las fronteras entre el bien y el mal sólo están claras en la cabeza de George W. Bush, que de la vida sabe tanto como yo sé de viajes interplanetarios. En Cuba, el equivalente de Exu es Legua, con la vida en la cara y la muerte en la nuca, una divinidad perfecta para gente de carne y huevo, que necesita de consuelo pero también de venganza.
Poerner – Una de nuestras ideas allá tuvo repercusiones internacionales…
Galeano – Yo era amigo de un corresponsal alemán en Río, Carlos Widmann, que se interesó por mis grabaciones y fue allá, en un viernes santo, cuando sacrifican un cabro.
Poerner – En aquel año compran un cabro con el que se encariñan tanto – le pusieron inclusive el nombre de Tomás – que en las últimas horas corrieron para comprar un cabro anónimo para perdonar a Tomás.
Galeano – En esa ceremonia invitan a los presentes a colocar en la boca de un sapo el nombre o fotografía de un enemigo. Como Widmann estaba llegando de Bolivia, donde había presenciado las matanzas en las minas bolivianas, a la hora de recordar a alguien odiado escribió «René Barrientos» (entonces presidente de Bolivia). Treinta días después Barrientos murió, de manera poco clara, en un helicóptero.
Poerner – Vovô Catarino explicó que llevaría treinta días porque es el tiempo que le toma al sapo morir de hambre, pues se deja con la boca cosida.
Ricky Goodwin – Poerner, ¡en esta entrevista estás mostrando tu verdadera sabiduría!
Zezé – Bien, después de la historia de Poerner, ¿comenzamos la entrevista?
Beatriz Bissio – Usted ha hablado mucho sobre el abismo entre la palabra y el hecho. Como en Brasil hay una discrepancia muy grande en la palabra, especialmente en la de los políticos, me gustaría que usted explicara eso.
Galeano – Esto es una tradición latinoamericana despreciable. Sí, las tradiciones son importantes, pero existen algunas que no son buenas. Mis amigos antropólogos se ponen furiosos conmigo pero no considero que la identidad de los pueblos deba colocarse en un museo. Hay tradiciones ancestrales africanas, por ejemplo, que se basan en la herencia cultural de que la hija es propiedad del papá, lo que resulta en el corte de los clítoris de las mujeres. Lo seres humanos no están terminados, todavía están siendo hechos, y tenemos la esperanza de que el destino no sea fatalidad. En la tradición latinoamericana hay entonces ese divorcio entre la palabra y el hecho. Cuando una dice sí, la otra dice no. La palabra y el hecho ni se reconocen, cuando se cruzan en la calle ni se saludan. En América Latina decir una cosa y hacer otra es casi una virtud, aunque esto tenga consecuencias catastróficas. Me enfoco mucho en la palabra porque todo mi oficio es una fe en la palabra. Según mi maestro Onetti, el desafío de un escritor es encontrar palabras que sean mejores que el silencio.
Zezé – En su conferencia aquí en Río, declaró también: «Mi conciencia me obliga a decir algo cuando no estoy de acuerdo».
Galeano – El origen de mis convicciones es mi formación marxista. Marx, como seguidor de Hegel, creía que la contradicción es el motor de la historia. Después llegó Stalin y dice: «La contradicción es herejía». Todavía tienen muchos militantes de izquierda con esa concepción religiosa de lucha política: el malo es aquel que dice no cuando el partido, o el gobierno, o la mayoría dicen sí. Una confusión aún persistente entre unidad y unanimidad daña horrorosamente al movimiento revolucionario mundial. ¿Tiene sentido una revolución que no reivindique la diversidad? La única militancia posible es aquella nacida de la libertad de conciencia. La militancia que nace del deber y la obediencia es enemiga de la transformación del mundo. Si fuera para repetir lo que está, es mejor quedarnos tranquilos en casa, porque en materia de repetir las cosas la derecha tiene más experiencia y mejores cuadros.
Zezé – ¿Con qué no ha estado de acuerdo últimamente?
Galeano – La posición casi unánime del Frente Amplio que asumió el gobierno de Uruguay está a favor de las fábricas de celulosa, yo estoy en contra. Es un gobierno de izquierda, con el cual me identifico, pero sus argumentos para defender esa barbaridad no son racionales. El papel es algo necesario, pero Uruguay ya tiene una fábrica de papel que abastece el mercado interno. Quieren implantar en Uruguay esas fábricas gigantescas, con inversiones de España, Suecia, Finlandia y EE.UU., y los niveles de contaminación serán altísimos. ¿Cómo explican ese súbito enamoramiento por Uruguay estas empresas que ni sabían que el país existía? Por eso no estoy de acuerdo, aunque mi posición no sea popular. La causa ecológica no es popular entre la izquierda. La gente prefiere morir de contaminación que morir de hambre. No le dan importancia a los daños irreversibles que están siendo causados en el medio ambiente.
Poerner – En el plan de liberarse del gran imperio estadounidense, ¿hubo algo más importante que la revolución cubana?
Galeano – No mido las cosas como más o menos importantes. Fueron surgiendo movimientos en unos y otros países, mostrando que la historia humana tiene una capacidad de sorpresas que siempre es una fuente de esperanza. Nadie esperaba la aparición súbita del movimiento zapatista. La resistencia de los nicaragüenses a la guerra de Ronald Reagan fue una cosa ejemplar. Nicaragua promovió la más espectacular disminución de mortalidad infantil de América Latina.
Poerner – Con la influencia de Cuba.
Galeano – Calma, Arthur, ya te voy a responder. Los uruguayos son lentos. El jugador uruguayo, antes de pasar el balón, medita, recuerda a la madre…
Poerner – (Provocando) Por eso fueron eliminados ahora por Australia…
Galeano – Eso es otro asunto…
Ricky – Entonces vamos a la pregunta: ¿cómo ve hoy a la revolución cubana?
Galeano – La revolución cubana nació desde dentro, de las profundidades de su tierra, y creció como se debe, de abajo para arriba. Algunas veces tuvo aciertos, otras veces no. Es muy fácil juzgar la Historia después que acontece. Es lo que los franceses llaman como el pensamiento al pie de la escalera, cuando sales de la fiesta y piensas: «debería haber respondido tal cosa…»
Poerner – El comentarista de fútbol hace mucho eso. Nunca sabe como será el juego, pero después que sucede dice que eso era lo que preveía.
Galeano – La política tiene muchos de esos «profetas del después».
Eric Nepomuceno – Si tomamos como referencia la fecha de la revolución cubana, 1959, ¿qué evolucionó e involucionó en América Latina después?
Galeano – Mis neuronas no dan cuenta de un balance de ese tipo, Eric. Siento pánico de ese tipo de pregunta. Tenemos una tendencia intelectual a clasificar la realidad y de sustituir la realidad por esquemas interpretativos. Si la realidad no coincide con nuestros esquemas, peor para ella. (Eric insiste) Han acontecido cosas buenas en el mundo, como el desarrollo de la cultura comunitaria, los movimientos de reivindicación de los derechos de la mujer, los movimientos por el reconocimiento de la diversidad sexual, los movimientos pacifistas. Es verdad que no conseguimos evitar la Guerra de Iraq, pero fue la primera vez en la historia de la humanidad que hubo manifestaciones gigantes contra una guerra antes de que sucediera. Quedó una prueba de contradicción entre lo que los pueblos querían y lo que los gobiernos decidían. Los especialistas están siendo obligados a revisar algunos esquemas viejos, pues los grandes cambios sociales no están centrados en los partidos y en los sindicatos.
Eric – ¿Y las cosas negativas?
Galeano – Bien, es la historia de siempre: la incapacidad de escuchar al otro. El rechazo a aceptar la diversidad de ideas. Como dije antes, hay una perpetuación de la religión disfrazada de política, donde los dirigentes políticos se visten de teólogos intérpretes de la voluntad divina. Yo soy una personita, no más. No soy dios ni diablo ni polvo alguno. Lo mejor que puede suceder es que los dirigidos dirijan. El movimiento sandinista tenía esa cosa de obedecer mandando. Otra parte de negativa de estos últimos años es una tendencia a aceptar como inevitable la peor de las herencias coloniales, que es la cultura de la impotencia.
Marcelo Salles – ¿Cómo se ubican los medios de comunicación dentro de la estructura de poder vigente y como contribuyen a transmitir esa cultura de impotencia?
Galeano – Sí, transmiten que usted tiene el derecho de estar presente si acepta que su presencia será una obediencia. Los medios de comunicación están al servicio de una visión conformista. El espacio para la prensa independiente se ha reducido mucho, con una excepción importante: el Internet, que abrió los caminos de difusión para voces antes condenadas a resonar como campanas de madera. El Internet es una cosa increíble, nació de una operación militar del Pentágono para planificar a escala mundial sus operaciones, nació al servicio de la muerte, y se convirtió en un espacio que incluye todas las expresiones de afirmación a la energía de la vida. El Internet permite vincular a los desvinculados en un mundo donde la práctica cotidiana conduce al desvínculo y al divorcio entre la memoria y la realidad. Fue gracias a ese sistema moderno de comunicación que Aznar perdió la elección en España.
Zezé – ¿Usted se lleva bien con las computadoras?
Galeano – Yo tenía los peores preconceptos contra el Internet porque no me llevo bien con las máquinas, continúo escribiendo a mano, pero ahora, cuando tengo dudas, no tengo que salir de casa e ir a la Biblioteca Nacional. Pero continúo desconfiando, las máquinas tienen vida de noche. Sólo esto puede explicar ciertas cosas que hacen de día.
Beatriz – En las universidades, los profesores reclaman que los alumnos entregan sus trabajos con plagios flagrantes que copian de la red. ¿El Internet nos está llevando nuevamente a la Edad Media, cuando lo importante era la obra y no el derecho de autor?
Galeano – Del punto de vista de los creadores de literatura, hay ese peligro… Estoy contra la propiedad privada, excepto la mía… adoro recibir las regalías pero no creo que el Internet acabe con eso. En la Grecia Antigua existía el ritual de condenación del cuchillo. Cuando se cometía un crimen, el cuchillo era condenado a ser lanzado al río. Esto es la condenación del instrumento. Es como creer que la música está en el violón y no en el violinista.
Poerner – Aquí en Brasil en los casos de adulterio se condena al sofá de sala.
Galeano – Bien, es verdad que en la cultura de hoy, usted se convierte en el instrumento de su instrumento. Como hay el peligro que el carro te conduzca. O que el supermercado te compre. En el mundo de hoy la tecnología tiene un desenvolvimiento más acelerado que la capacidad humana de transformar la realidad. Por eso las dificultades de transformación de este mundo injusto, que es una cárcel para la mayoría de la población, no una casa habitable para todos.
Zezé – La política de consumo, aliada con la tecnología, ¿no hace también más injusto al mundo?
Galeano – La sociedad de consumo está invitando a las personas al crimen, emitiendo sus mensajes publicitarios en dirección a una masa inmensa de jóvenes sin ninguna posibilidad de consumir aquello que les es ofrecido. Dice: «si no tienes, no eres». Quien no tiene zapatos de marca es nadie. Por eso precisan robar, matar, estuprar, sea lo que sea. Quien no consume no tiene derecho a existir. La sociedad de consumo estimula la delincuencia tanto como las estructuras sociales injustas.
Marcelo – Recientemente, en París, las periferias se levantaron y simbólicamente usaron la gasolina (el combustible del sistema), para quemar carros. ¿Es posible explorar el carácter autofágico del sistema?
Galeano – No sé. Hay contradicciones reales en el sistema capitalista, y que tienen como consecuencia una marginalización creciente que va continuar estallando. Algunas veces, serán acontecimientos controlables, otras veces no tanto. Puede ser que generen alternativas, pero nadie sabe, las cosas están sucediendo de manera imprevista, es un mundo con inmensas sorpresas. Por ahora son explosiones de desespero sin perspectivas de futuro. Tanto que muchos de los carros quemados son de los padres de los propios quemadores. Tienen mucha agresión contra un sistema segregacionista humillante pero tienen también mucho de impulsos autodestructivos. La esperanza que tenemos es que esto desemboque en cosas que abran perspectivas. De momento, es testimonio de una situación insoportable que el sistema venía disimulando. Un francés me dice que banlieu viene de «bannir», que es sentenciar, castigar, punir, y de «lieu», que es lugar. Banlieu (los suburbios parisinos) entonces sería el lugar de castigo. Investigar el origen de las palabras es encontrar llaves para explicarlas. ¿Qué hago en mi profesión? Textos. ¿Cuál es el origen de esa palabra? Viene de latín textum, es decir, tejido. Ah, entonces soy un tejedor y las palabras son mis hilos de colores. Mi oficio es tejer palabras.
Beatriz – Usted dijo en su conferencia que es preciso entender quienes somos nosotros. ¿No es tiempo también de reivindicar que también somos hijos de la cultura islámica?
Galeano – Tienes toda la razón. Nuestra concepción de nosotros mismos está mutilada. Fuimos entrenados para que el espejo no nos devuelva ninguna cara. Los medios de comunicación, la enseñanza oficial, lo cotidiano, suprimen nuestra identidad. La herencia africana no existe. De África sólo sabemos lo que nos enseñó el profesor Tarzán, que nunca estuvo allá. Tarzán fue escrito por un jubilado inglés que nunca puso los pies en África. La herencia indígena fue reducida a lo pintoresco. No se dice que tenemos una herencia de comunión con la naturaleza, que somos hermanos de todos los que tienen piernas y también de todos los que tienen patas, alas y raíces. La cultura maya tiene herencia de relaciones comunitarias que sobreviven cinco siglos de persecución. Es una sobrevivencia pobre, callada, anónima, pero en Yucatán, Chiapas, Honduras y Guatemala existen comunidades campesinas mucho más democráticas pues descienden de un pueblo que no tenía reyes no jefes guerreros. ¡De la herencia islámica entonces no se habla nada!
Beatriz – Y los árabes vivieron en Iberia, de donde vinieron nuestros colonizadores, por más de ocho siglos.
Galeano – Y después de ocho siglos no eran más árabes y sí españoles. Como los judíos, que tenían la cultura judaica pero también eran españoles. Si los «moros», como son llamados peyorativamente, después de ocho siglos no eran españoles, los portugueses, que están en Brasil hace cinco siglos, ¿pueden ser brasileños? ¡Cuantos aportes de la cultura islámica están vivos en el mundo latinoamericano, comenzando por la lengua! El español tiene más de 4 mil palabras de origen árabe. Otro aporte: la cultura del agua. Los cristianos en la Edad Media tenían la cultura de la suciedad: aquel que se bañase era sospechoso de herejía musulmana. Tomar baño una vez por semana era prueba irrefutable de herejía para la Inquisición.
Poerner – Si tomase los sábados, ¡entonces era judío!
Galeano – Los cristianos desconfiaban de los baños por sospechas de que esto podría ser placentero para el cuerpo. Tocar el cuerpo era mal visto por la religión dominante. Ya los islámicos, que vinieron del desierto, tenían veneración por el agua. Hoy, más que nunca, es necesario recuperar esa conciencia que el agua es sagrada. En Valencia hasta hoy existe el Tribunal de las Aguas, compuesto por campesinos. Otra buena herencia islámica es la tolerancia y la diversidad. No es legítimo confundir las formas fanáticas actuales del islamismo con el período de su esplendor, cuando mezquitas, sinagogas e iglesias existían en el mismo espacio. Cuando la España intolerante resolvió implementar un dios único que funcionase como jefe de policía, muchos judíos expulsados fueron a vivir a países islámicos. El correo público viene del tiempo de los islámicos.
Beatriz – Los jardines vienen de los árabes.
Galeano – Incluso los molinos de viento. Buena parte de la alimentación española tiene influencia islámica. Toda la cultura clásica griega y romana (que influenciaron las tradiciones europeas más típicas) llegó a través de traducciones árabes. Pero todo eso es ignorado en la España de hoy. Buena parte de esas obras fueron quemadas como caminos heréticos, así como fueron quemados los códices mayas y aztecas. El fuego era atribuido al infierno, pero quien más utilizaba el fuego infernal eran las fuerzas celestiales para castigar a los desobedientes.
Beatriz – En 1492, mismo año en que se descubrió América, ocurrió la llamada reconquista de España.
Galeano – Que se transformó en «una y única», como gustaba decir Franco. Hice una apuesta con una amiga mía, periodista española. Yo había dicho en un almuerzo que la herencia islámica es despreciada en España. Ella protestó, diciendo que se educaba sobre los islámicos en los colegios, que todos los niños españoles sabían de eso. Entonces le dije: «Para nuestra próxima comida vamos en taxi. Voy a preguntarle algo al taxista y de acuerdo con la respuesta sabremos quien paga la comida». En la noche, subimos al taxi y pregunté: «Por favor, estamos aquí con una duda. ¿Qué trajeron los árabes para España?» «Problemas.» Aquella noche comí gratis.
Beatriz – Es importante recordar todo eso en el momento en que los árabes son puestos como el enemigo.
Galeano – El Reino del Bien necesita tener demonios para justificarse y los islámicos son los nuevos demonios. ¡La industria militar está gastando US$ 2.300.000.000 por día en la fabricación de la muerte! Es difícil hasta de visualizar… ¡con tantas criaturas muriendo de hambre y de enfermedades curables eso es escandalosamente injusto! Entonces inventan demonios que justifiquen eso. Hugo Chávez es un demonio porque alfabetizó dos millones de venezolanos usando la riqueza natural más importante del mundo, que es el petróleo. En Venezuela había dos millones de niños que no podían ir a la escuela porque no tenían documentos. Entonces ese gobierno demoníaco hizo una cosa elemental: «Todo niño debe ser aceptado en la escuela con o sin documentos.» ¡Y con eso se cayó el mundo! ¡Qué desastre! ¿Para qué sirven entonces los documentos? Es una prueba de que Chávez es un gran malvado. La presencia de médicos cubanos en Venezuela, siendo pagados con petróleo para atender a los barrios pobres, es otra prueba de que Chávez está en la Tierra de visita, pues pertenece al mismito infierno. Y así todo islámico es un terrorista en potencia. Antes eran los comunistas. En el tiempo de la Inquisición eran ustedes las mujeres, todas sospechosas de ser brujas… si bien esa era una sospecha razonable…
Poerner – ¿El mundo se volvió más democrático?
Galeano – No. Se volvió más mentiroso. Cuando era un niño mamá siempre me decía: «La mentira tiene patas cortas.» Pobre mi mamá, era tan inocente, que no se imaginaba este mundo cruel donde la mentira tiene piernas larguísimas. Tan largas son las piernas de las mentiras que corren más rápido que los mentirosos. Por ejemplo, Blair y Bush reconocieron que mentían, pues Iraq no tenía armas de destrucción masiva. ¿Qué sucedió? Fueron reelectos. El pueblo, en vez de castigar la mentira, la recompensa. Para mí está clarísimo que el mundo hoy no es democrático, está siendo dirigido por algunos grupos internacionales y son estos quienes deciden. Hay un súper-gobierno que gobierna los gobiernos. Por ejemplo: el Banco Mundial decidió que en 16 países el agua debe ser propiedad privada de empresas. Esos 16 países fueron obligados a aceptar la privatización del agua. El FMI decide el ritmo de las lluvias, la velocidad de las focas, la intensidad del amor de los enamorados. ¿Cuántos países dirigen el FMI? Cinco, y dentro de estos, sobretodo uno. El Banco Mundial es más democrático: son ocho países. Por eso el nombre «Mundial». ¿Quien decide las cosas dentro de las Naciones Unidas? En la Asamblea General están todos, pero sólo formulan recomendaciones; quien toma las decisiones es el Consejo de Seguridad, donde cinco países tienen derecho al veto. Esos cinco países que velan por la paz en el mundo son los cinco principales países productores de armas. Es decir: los que se lucran con la tragedia humana son los ángeles guardianes de la paz mundial. ¿Y la Organización Mundial del Comercio? En el GATT, nombre anterior de la OMC, había un estatuto que reconocía el derecho al voto. Se votó sólo una vez. Como el resultado no fue bueno, nunca más se repitió la experiencia. En la OMC las decisiones se toman por consenso. O sea: en las organizaciones que dirigen al mundo el voto es visto con desconfianza. Mientras el mundo no sea capaz de cambiar esa estructura de poder, no será democrático. Y tampoco habrá paz, pues si las guerras necesitan de armas, las armas también necesitan de guerras.
Poerner – ¿Y ese acercamiento Sur-Sur de la política exterior brasileña actual, uniendo Brasil, Sudáfrica e India?
Galeano – Esa es la mejor cosa que Lula están intentando hacer. O nos unimos o estamos fritos. Si Brasil, un país inmenso, no puede hacer nada, imagina Uruguay, un país pequeñito. Llegó al poder una fuerza progresista en Uruguay, el Frente Amplio, pero ahí se encuentra en una situación imposible pues todo le es vetado. «Ah, ¡eso el FMI no lo permite!» ¡Nada es posible! Esto alimenta la cultura de la impotencia. Todos somos pequeños frente esa estructura de poder omnipresente. La única salvación que tenemos es la solidaridad entre los países excluidos.
Maria Lúcia Dahl – ¿Cuál es la importancia de Chávez en esto?
Galeano – No creo en salvadores. Prefiero evitar la tentación mesiánica de que exista un ser humano que salve a América Latina. Creo que Chávez termina siendo elogiado por sus enemigos. Cuanto más es atacado, más se confirma que está haciendo cosas buenas por Venezuela y por América Latina. El odio que sus enemigos le dedican es alimentado por el desprecio racial. Si estuviese haciendo una política buena para el capital extranjero y buena para los dueños tradicionales de Venezuela, nadie tendría problema con el color de su piel.
Poerner – Pero quien ve piel, no ve ideología…
Galeano – Puede ser, pasé toda mi vida predicando la idea de que en un mundo perfecto una indígena podía llegar a la presidencia de Guatemala y una negra podía llegar a la presidencia de EE.UU. Ahí el sistema capitalista, infinitamente perverso, ¡puso en la mesa a Condoleeza Rice! Es un sistema racista, pero suficientemente astuto para poder utilizar sus pecados como virtudes. Si el gato tiene siete vidas, el sistema tiene siete mil. Cuando estuve en Martinica, me impresionaron los libros didácticos donde los niños negros aprenden sobre Napoleón y Juana de Arco. Fue Napoleón quien reestableció la esclavitud en el Caribe, en 1802, ¡después de que había sido abolida por la Revolución Francesa! ¡Los chiquillos veneran al hombre que transformó a sus abuelos en esclavos! ¡Es un mundo al revés!
Ricky – Usted profetizó una negra en la Casa Blanca pero no imaginó un obrero en la presidencia de Brasil.
Galeano – La elección de Lula fue una esperanza para la humanidad: es muy importante el hecho de que un país como Brasil eligiera un dirigente sindical, de origen pobre, un obrero en un mundo que desprecia el trabajo. Esto en un mundo que prohíbe los sindicatos, como hacen las empresas de mayor éxito, como Wal-Mart y McDonalds.
Maria Lúcia – Pero entonces suceden esas cosas y ellos dicen: «¿Está viendo? Nosotros teníamos la razón.» Y nunca más se elige a un obrero.
Poerner – Con ese raciocinio no elegiríamos tampoco a ningún otro político, pues estos nunca dirán la verdad.
Galeano – Lo que sucede con el poder ahora en Brasil es un ejemplo de cómo las palabras se distancian de los hechos. Cada vez más gobiernos de signos progresistas serán electos y enfrentarán este mismo desafío. Tendrán la inmensa responsabilidad de no traicionar a la esperanza, pues son la prueba de que la democracia puede cambiar la realidad. Se prometen cosas durante la campaña electoral, después viene la hora de la realidad y la tentación de confundir el realismo con el cinismo, aceptando esa realidad como una fatalidad inevitable. «Mañana es apenas otro nombre para hoy.» Corremos el gravísimo peligro de perder la fe naciente en la democracia. Si nadie cree en nada, nadie se preocupará y actuará. El único pecado para el cual no existe perdón es aquel contra la esperanza. La responsabilidad de eso no es sólo de los dirigentes políticos, pero es de todos nosotros.
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N. del T.
1. Abuelo Catarino. Como referencia, se recomienda leer «Crónica del burro de Vovó Catarino y de cómo San Jorge llegó al galope en su caballo blanco y lo salvó de las maldades del diablo», en Días y noches de amor y de guerra.
2. Para mayor referencia sobre qué es la Quimbanda, ver http://patri182005.tripod.com/id12.html