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La revolución democrática o democrática burguesa: Tarea pendiente

Fuentes: Rebelión

Generalidades El Marxismo o socialismo científico como preferían denominarlo sus fundadores tiene entre sus pilares el materialismo histórico, que desde su perspectiva explica las regularidades, procesos y tendencias del desarrollo económico, social y político de la sociedad. Desde sus inicios se han elaborado una gran cantidad de categorías que dan una explicación bastante fundamentada de […]

Generalidades

El Marxismo o socialismo científico como preferían denominarlo sus fundadores tiene entre sus pilares el materialismo histórico, que desde su perspectiva explica las regularidades, procesos y tendencias del desarrollo económico, social y político de la sociedad. Desde sus inicios se han elaborado una gran cantidad de categorías que dan una explicación bastante fundamentada de los fenómenos sociales que la historia ha registrado. Y una de las categorías del materialismo histórico que sigue teniendo vigencia en el mundo actual es el de las revoluciones democráticas burguesas cuyas primeras manifestaciones se dieron en Europa sobre todo desde el siglo XVI y que se expresaron políticamente de diversas formas y con diversos agentes que las promovieron.

Según esa concepción materialista de la historia (muy matizada desde mediados del siglo XX incluso por la propia historiografía materialista), los intereses de la burguesía se manifestaron en la superestructura político-ideológica por las ideas de la Ilustración, que hablaban de libertad y derechos en oposición al absolutismo y la sociedad estamental; y de libre mercado frente a las restricciones del modo de producción feudal. Los objetivos de las revoluciones burguesas eran las siguientes: abolición del modo de producción feudal y de sus instituciones políticas; consolidación del estado nacional y del mercado capitalista nacional; irrupción de la democracia burguesa.

Las revoluciones democráticas burguesas o revoluciones liberales como lo denominan algunos, se expresaron políticamente a través de diferentes formas y con diferentes agentes, que en la mayoría de los casos no eran conscientes de los intereses que realmente representaban. Una de las manifestaciones más destacadas de lo anterior fue la reforma protestante de Martin Lutero que se rebeló no solo contra la corrupción en la Iglesia Católica sino contra el monopolio que la misma hacía de la biblia, lo que fue un paso fundamental en la lucha por la libertad de conciencia.

Lutero toma partido por los intereses de la nobleza y de la incipiente burguesía alemana, cuando en una carta dirigida a la nobleza, la invita a apoyar el movimiento que representa. La Iglesia Católica en aquel entonces era uno de los pilares del orden feudal en Europa y con esta iniciativa dio inicio a un movimiento que llevaría a la desamortización de los bienes de la Iglesia. Se podría decir sin temor a equívocos que la reforma protestante fue la primera expresión nítida del nacionalismo alemán porque Lutero que era una gran prosista con sus escritos y ensayos hizo grandes aportes al desarrollo de la lengua alemana.

La Guerra de Independencia de Holanda (1568-1648) que duro 80 años, fue tal vez el primer movimiento de liberación nacional de la modernidad fue otra revolución burguesa. Otras revoluciones burguesas más claras fueron la Guerra de independencia de los EU de 1776, la revolución francesa de 1789, las guerras de independencia de América Latina de 1810 a 1824, las revoluciones de 1848 que se extendió por toda Europa Occidental, la revolución rusa de 1905, los movimientos constitucionalistas de Irán del 1906, el de los jóvenes turcos de 1908, la revolución china de 1912, la revolución mexicana de 1910-17 y la revolución de febrero en Rusia de 1917.

Las revoluciones democráticas en el siglo XX

Muchas revoluciones democráticas burguesas alcanzaron sus objetivos a través de un ciclo político que se extendió varias décadas y enfrentaron intentos de involución y reacción política. Después de la derrota de Napoleón Bonaparte en Francia y del Congreso de Viena de 1815, una serie de iniciativas política ejecutadas por Klemens Metternich, que fuera ministro de exteriores y jefe de gobierno del imperio austriaco ejecuto toda una serie de alianzas políticas para retrotraer la influencia de la revolución francesa. Metternich pierde su puesto después de las revoluciones de 1848.

En el caso de América Latina la independencia no logro concretar todos los cambios requeridos por la revolución democrática. Se conformaron dos corrientes políticas: los liberales que buscaban el pleno desarrollo capitalista y los conservadores que se apoyaban en los grandes terratenientes del campo y la Iglesia católica. Esta contradicción se manifestó de manera desigual en varios países pero tal vez en dos se expresó de manera muy nítida. En Mexico y Brasil.

En el caso de Mexico se vivió un proceso de inestabilidad política en donde varios intentos de reforma liberales fracasaron hasta que Benito Juárez, destacada personalidad política entre 1857 a 1872 a través de un proceso muy accidentado logra institucionalizar. Este proceso fue seguido por los diferentes gobiernos de Porfirio Díaz que ejecuta un proceso de modernización conservadora que agudizo todas las desigualdades sociales en Mexico y que dio paso al estallido de la revolución 1910-17 que completo las tareas de la revolución democrática y que se concretó en la constitución de 1917. En el caso de Brasil toda la vida política y económica del país desde su independencia en 1822 estuvo en la órbita de la lucha contra la esclavitud que es abolida en 1888 por el propio emperador Pedro II que lo enemisto con las aristocracia y es derrocado en 1889. Le siguió una república oligárquica que se prolonga hasta 1930. Todo el proceso político que se desarrolla en Brasil desde ese entonces se centra entre los que quieren un Estado nacional fuerte y desarrollado y otro partidario de vincular su desarrolla a dinámica del capital extranjero.

Después de la Segunda Guerra Mundial se registra el desmoronamiento del sistema colonial europeo que dio paso a los estados africanos y asiáticos que la Organización de la Naciones Unidas impulso en base al derecho de autodeterminación de los pueblos.

La necesidad de las revoluciones democráticas y su vigencia

La historia es un proceso evolutivo que sigue sus regularidades con caminos a veces muy accidentados pero con fases y etapas que tienen obligatoriamente que cumplirse. Por ejemplo en el caso de la fase de la revolución democrática, Lenin considero que en Rusia con la revolución de febrero de 1917, se cumplió la fase de la revolución democrática pero que la misma se agota rápidamente al no comprender Kerensky y sus aliados la impostergable necesidad de sacar a Rusia de la guerra.

La revolución socialista de octubre de 1917 enfrento grandes dificultades porque se produjo en un país sumamente atrasado no solo en el aspecto económico, sino en la esfera cultural e ideológica y en donde la revolución tenía que impulsar una enorme tarea de democratización tomando en consideración el carácter multinacional de Rusia. Pero Lenin muere en 1924.

Un caso que vale destacar es el de España. El propio Marx al comentar la revolución española destaco que los procesos sociales en ese país eran muy lentos y toda la vida política de España desde el siglo XIX hasta nuestros días se resume en el enfrentamiento de dos corrientes: los que abogan por la plena modernidad de España y que se expresan en corrientes europeístas y los partidarios de un conservadurismo reaccionario, socialmente inmovilista y en un catolicismo fundamentalista.

Esto se manifiesta en dos episodios de la historia de España: la irrupción de la república en 1931 en donde una coalición de liberales, socialistas y comunistas abogaron por la plena modernización de España viabilizando la revolución democrática y que es frustrada por la rebelión liderada por Francisco Franco que logra derrotar a la república en la guerra civil de 1936 a 1939, que instauro un despotismo basada en la represión sistémica de la oposición política hasta 1975. Otra es la transición hacia la democracia posterior a la muerte de franco en 1975 en donde se logra un pacto entre los herederos del franquismo y las fuerzas democráticas pero sin ajustar cuentas con los crímenes del pasado franquista. Este pacto se selló con la constitución de 1978. Cuarenta años después de este episodio este déficit está pesando porque no ha evitado la irrupción del nacionalismo catalán y del latente nacionalismo vasco que ha catalizado el resurgimiento de la derecha radical que enarbola postulados del pasado franquista. La derecha radical siempre estuvo presente como una facción del partido popular y ya considera que puede quitarse la careta.

La ralentización de los procesos históricos es muy común en América Latina en donde no se han cumplido con excepción de Mexico las tareas de la revolución democrática. Esto déficits han llevado a episodios violentos en muchos países en donde las clases subalternas que sufren la opresión económica y que están excluidas de toda participación política manifiestan de muchas formas su descontento. Pero igualmente los déficits también dan paso a ciclos de instabilidad política con procesos de democracia y dictadura que reflejan la falta de fortaleza institucional en los Estados latinoamericanos.

El descontento generado por este déficit histórico conduce a guerras de guerrillas que buscan forzar hacia adelante dicho déficit y tuvo su escenario en América Central en las décadas de 1970 y 1980 con la guerra civil centroamericana con el Frente Sandinista de Liberación en Nicaragua, la victoria parcial del frente Farabundo Martí en el Salvador, El Ejército Revolucionario de los Pobres en Guatemala. Estas guerrillas fueron dirigidas por organizaciones de la izquierda radical que postulaban el socialismo como meta. Pero los resultados prácticos de todo este proceso fue la ampliación del marco de participación democrática en donde las izquierdas pueden competir como alternativas de gobierno en sistemas de democracia formal. Es evidente que el atraso económico, político y cultural de estas sociedades cobra su precio e impiden la consecución de metas más ambiciosas. Esto último era la meta de los acuerdos de Paz en Colombia del 2016 y que la derecha radical objeta y ha logrado paralizar.

La revolución democrática en el mundo actual

La irrupción de nacionalismo catalán que de manera nítida es encabezado por la burguesía catalana con sus virtudes y defectos, el latente nacionalismo vasco y de otras regiones de España y de Europa, pone en evidencia que las revoluciones democráticas siguen siendo reivindicaciones vigentes en el mundo actual. Una de las causas de la desintegración de la Unión Soviética fue que los herederos de Lenin no comprendieron que la URSS era un estado multinacional y multicultural y que acometer las reivindicaciones democráticas de todos los pueblos que conformaban la Confederación era una tarea ineludible.

En los últimos años se han dado algunas revoluciones democráticas de variado alcance entre las que podemos mencionar tres: la revolución Iraní de 1979, el fin del apartheid en Sudáfrica en la primera mitad de la década de 1990 y el ascenso de Evo Morales en Bolivia en el siglo XXI. El caso de Irán es una típica revolución burguesa catalizada por el clero musulmán chiita porque en el Islam el clero no tiene prohibido incursionar en la vida política y las mezquitas muchas veces son centros políticos. Vale compararlo con el caso de Martin Lutero que en el siglo XVI con su rebelión religiosa dio paso a una revolución política que ya hemos tocado en la primera parte de este escrito.

Irán es una sociedad milenaria heredera de la cultura y civilización persa y su historiografía nos señala que ya en el siglo XIX y principios del XX se dieron corrientes y movimientos modernizadores incluso de carácter laicista y de orientación nacionalista que desarrollaron procesos de carácter constitucional. En 1907 se adopta una constitución que limita el poder del Shah, que durante la segunda guerra mundial el país fue ocupado por fuerzas militares soviéticas el inglesas, que en 1951 se nacionalizo la industria petrolera y que en 1953 el gobierno nacionalista de Mohamed Mossadeg fue derrocado por una conspiración anglo americana que da paso al gobierno despótico del Shah Reza Palehvi al servicio del neocolonialismo anglosajón.

Los que revelan los hechos anteriores es que en Irán desde fines del siglo XIX el camino de la revolución democrática se estaba abriendo paso y que la incidencia de factores externos impidió que dicho camino se concretara. Pero ni aun el despotismo de Reza Palehvi impidió que esa tarea ineludible se diera, porque aun en medio de la represión todas las fuerzas que objetivamente impulsaban dicho proceso se coaligaron aun involuntariamente para cumplir esa tarea y las movilizaciones populares que se registraron contra el sistema despótico en 1979 revelaron la irrupción de un nuevo actor político: el islam político esa vez bajo el liderazgo del Ayatollah Komeini. Las revoluciones democráticas burguesas tanto modernas como clásicas pueden ser encabezadas por diversos agentes políticos: la propia burguesía, los militares, las capas medias sean de derecha o de izquierda y por sectas religiosas politizadas.

En los casos de Sudáfrica y Bolivia independientemente de sus particularidades tuvieron algo en común: El ingrediente étnico, en donde a través de un sistema racista y excluyente, más de las dos terceras partes de la población estaba privada de derechos económicos y políticos y en ambos casos el desmantelamiento del sistema vigente dio paso al pleno acceso a la mayoría negra en Sudáfrica e indígena en Bolivia a derechos políticos, económicos y sociales efectivos y a posibilitar su participación a la dirección política del Estado. Igualmente creo las bases de una ampliación del mercado interno y de un capitalismo nacional.

En América Latina todo el fenómeno de la denominada década progresista iniciada por el Chavismo en 1998 con sus altas y bajas se enmarca en la senda de la revolución democrática burguesa aun no culminadas desde la independencia y se entrelaza con la fase actual del capitalismo que se caracteriza por el predominio del gran capital monopolista financiarizado. Este último es una manifestación del Capitalismo Monopolista de Estado que expresa la estrecha imbricación de las grandes empresas con la alta burocracia de los Estados que promueven una senda antidemocrática por via de las políticas neoliberales.

A través de las estrategias de austeridad económica y del apoyo que los bancos centrales le brindan al sector financiero ha irrumpido la dictadura de los mercados y que se traduce en una pérdida de derechos reales y a la degradación de los niveles de vida de amplias capas de la población. Esto revela que se intenta llevar al denominado mundo occidental a un periodo de involución y reacción política y que se traduce en la reaparición de los movimientos de la derecha radical.

Al mismo tiempo que aparece la derecha radical también se dieron los movimientos ocupar WS en EU y de los indignados en España, esta continúa con el fenómeno de los Chalecos Amarillos que a pesar de su carácter heterogéneo mantiene dos reivindicaciones de manera persistente: el fin de las políticas de austeridad y reformas de fondo que den pasó a una democracia real.

La necesidad de completar las revoluciones democráticas en muchas sociedades menos desarrolladas, se conjugan con la defensa de los derechos adquiridos por la población en las sociedades más desarrolladas indican con claridad cuál es el camino a seguir en el siglo XXI: culminar las tareas de la revolución democrática, la defensa sin concesiones de los derechos democráticos ya adquiridos y la búsqueda de mecanismos efectivos hacia la democracia real en todas partes de mundo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.