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Declaraciones de Belén Gopegui

«La Revolución es superación»

Fuentes: La Jiribilla

La escritora española Belén Gopegui, una de las tantas amigas y estudiosas de la realidad cubana, autora de novelas como La escala de los mapas (1993) y El padre de Blancanieves (2007), confía en que en medio del bombardeo mediático al que se ha sometido a la Isla, aún pueden existir personas que logren acercarse […]

La escritora española Belén Gopegui, una de las tantas amigas y estudiosas de la realidad cubana, autora de novelas como La escala de los mapas (1993) y El padre de Blancanieves (2007), confía en que en medio del bombardeo mediático al que se ha sometido a la Isla, aún pueden existir personas que logren acercarse a la verdad sobre su pueblo. En la presentación de su libro El lado frío de la almohada (2004), había comentado que «si tuviera que elegir un objetivo para conseguir con esta novela sería que las personas interesadas por lo que ocurre en Cuba dejaran de conformarse con lo que dicen los medios de comunicación de masas y buscaran sus propias fuentes de documentación».

En este nuevo contexto explica en entrevista con La Jiribilla que «frente al bombardeo, lo erróneo sería refugiarnos en las trincheras, mejor desperdigarnos sobre el terreno batido y proclamar con nuestra presencia su fracaso. Intentar que cada vez más personas se acerquen a Cuba, física y virtualmente, que dialoguen con ella, que pregunten y miren y trabajen también a su lado».

La también Licenciada en Derecho, colaboradora habitual de publicaciones como Rebelión, entiende que sólo puede haber intereses que buscan el fracaso del proyecto social detrás de la campaña urdida por los medios de comunicación en contra de Cuba. Ya advertía de esta situación hace unos años en una entrevista online, donde explicaba que si fuera cierto que Cuba ha sido abandonada es porque detrás de cada acción «ya han empezado a cundir la voracidad y el deseo de obtener beneficios». Para Gopegui los que corren, «son malos tiempos para el capitalismo, y frente a los problemas se puede reaccionar con serenidad y solidaridad o con la rapiña y el saqueo. Se pretende acabar con lo que pueda entorpecer ese saqueo. Que todo sea jungla, que no haya ni un solo metro cuadrado de agricultura, de cultura, de cultivo de las cualidades humanas. Si de verdad les preocuparan las cosas que funcionan mal en Cuba, que las habrá, claro, podrían decir: tenemos la suerte de que en una Isla se mantiene y sigue adelante un proyecto de organización de la vida diferente, que ha enfrentado el subdesarrollo impuesto por el colonialismo no por la vía de la competencia y la ley del más fuerte, sino a través del cuidado y el trabajo común. Pero a quienes atacan a Cuba desde fuera no les importa que ese proyecto mejore, lo que quieren es que las cosas en Cuba funcionen igual de mal que en el capitalismo. Quieren un nuevo país subdesarrollado, uno más, ¿qué más da si hay una Guatemala o hay cinco? Eso a nadie le molesta. Pero una sola Cuba: cuántas páginas de periódicos, cuántos debates, cuánto estímulo para las luchas de los oprimidos».

Las reacciones de la prensa ante las declaraciones del trovador Silvio Rodríguez durante la presentación de su disco Segunda Cita, son, para esta intelectual, un marcador del absurdo dentro de este juego mediático y uno de los colmos de la mentira: «las declaraciones de Silvio Rodríguez están en YouTube y según el marcador las han visto unas dos mil personas. Me pregunto por las que no las han visto, las que leen sobre Cuba en El País textos manipulados con desfachatez como el de Maite Rico, o las que leyeron algún reportaje indocumentado de Daniel Lozano en Público. Ojalá vayan a buscar las fuentes reales porque hoy es posible -no está lejos el día en que, si no luchamos, desaparezca esta posibilidad-. Ojalá miren los videos de la rueda de prensa y lean los textos íntegros ya que pueden acceder a ellos sin necesidad de que ningún intermediario sesgado se los cuente.

«Cuando Silvio Rodríguez plantea -como antes Fidel y Raúl y otros revolucionarios- la conveniencia de llevar a cabo cambios en el interior de la Revolución Cubana, ese hecho es prueba patente de la capacidad de autocrítica de la Revolución Cubana. Un proceso revolucionario implica la superación cotidiana de esa crisis permanente que supone el enfrentarse con los terribles poderes del capital. La Revolución es crisis y superación pero los grupos dominantes se comportan como si este segundo término de la dialéctica no existiera.

«Si dejaran en paz a la Revolución, las palabras de Silvio Rodríguez servirían para pensar y reflexionar, pero cualquiera puede comprobar cómo cada muy poco tiempo se acusa de algo a la Revolución Cubana y luego se demuestra que las acusaciones estaban completamente sacadas de quicio pero no importa porque ya hay una nueva acusación en marcha. Supongo que no es fácil discutir con calma en Cuba si siempre la están empujando, presionando, amenazando».

Belén Gopegui ha firmado también la declaración En defensa de Cuba, al igual que decenas de intelectuales, investigadores y artistas de todas latitudes. Su afecto por la Revolución y por Cuba, se fundamentan en que «lo que la Revolución Cubana tiene de especial es que lleva en sí dos grandes ondas de emancipación: el nacionalismo antimperialista y el socialismo anticapitalista. `Jamás´, me escribió una vez un amigo y lo suscribo palabra por palabra, `podremos devolverle a Cuba todo lo que nos ha dado y nos da (hechos y esperanzas)´».

Sin embargo, en medio de esta coyuntura en que algunos se empeñan en atacar a la Isla, Gopegui entiende que los mejores caminos para combatir y para resistir se dibujan con las líneas de la solidaridad. Para ella, la presente campaña llegará hasta donde nosotros mismos se lo permitamos a los grandes medios. «No se trata de una campaña nueva, sino de una fase más de una campaña permanente. Tendremos que enfrentarnos a ella con todos nuestros recursos, con la solidaridad internacional de los revolucionarios, con la denuncia de las mentiras y tergiversaciones en todos los foros donde podamos usar la razón y la palabra, con argumentos cuando hablemos con quienes escuchan y con silencio con quienes no están dispuestos a escuchar nada que no sean sus propias palabras. El movimiento de emancipación ha atravesado por momentos como estos a lo largo de su historia y se trata de decir alto y claro que aquí estamos, que nos hemos reagrupado y no hay derrota. Hoy, nuestra forma de vencer es estar, mirar a sus ojos y mantener la mirada».

Fuente: http://www.lajiribilla.cu/2010/n466_04/466_32.html