Sostiene Castilla del Pino que la dictadura se encuentra en la proclamación de lo ilícito como valor. La cita viene a cuento de la difusión que ha tenido, a siete años vista, la auditoría que en 2004 hizo el Banco de España a CajaSur en la que se hacían unos durísimos requerimientos sobre la información […]
Sostiene Castilla del Pino que la dictadura se encuentra en la proclamación de lo ilícito como valor.
La cita viene a cuento de la difusión que ha tenido, a siete años vista, la auditoría que en 2004 hizo el Banco de España a CajaSur en la que se hacían unos durísimos requerimientos sobre la información contable, las sociedades inmobiliarias participadas, los límites de concentración, la obra social, el control interno y un amplísimo repertorio de deficiencias e irregularidades.
Nadie, ni el propio Banco de España, hizo caso de aquellos requerimientos, la entidad bancaria se fue al traste, en medio de la mayor impunidad para quien había dilapidado el ahorro y los recursos de siete generaciones de cordobeses.
A 30 de noviembre de 2004, CajaSur concentraba en Grupo Arenal, Grupo Prasa y Grupo Sánchez Ramade, el 39,1 %, 37,8 % y 30, 8 respectivamente, de los recursos propios de la caja. El límite legal máximo era y es el 25 %.
Es decir, que los rectores de la Caja no sólo incumplían la legalidad -vivían en lo ilícito- sino que engañaban demagógicamente a miles de impositores y ciudadanos cuando repetían machaconamente que «CajaSur era la caja de todos los cordobeses». CajaSur era la caja del cura Castillejo, de Rafael Gómez, de José Romero y de Eugenio Sánchez Ramade. También era la caja que pagaba los excesos de la COPE y de su cruzada contra las libertades y de Sinume, la dudosa inmobiliaria del dudoso empresario Ruiz Mateos.
Lo bochornoso del caso es que no sólo han producido un agujero negro de miles de millones de euros, que han mentido y engañado a miles de cordobeses, sino que nadie les pide responsabilidades por ello, nadie los inhabilita para desempeñar cargo público -tres de los candidatos de las principales formaciones políticas que optan a escaño en las próximas elecciones municipales han sido miembros del Consejo de Administración y otro que opta ha tenido una concentración de crédito del 39,1 %- y la vida transcurre en la ciudad como si nada hubiese ocurrido.
En un momento determinado todo el latir de la ciudad se concentraba en los cuatro personajes citados más doña Rosa Aguilar, alcaldesa de la misma. El poder absoluto, absolutamente concentrado en cinco ególatras de la máxima magnitud.
Lo milagroso es que la ciudad, y sus habitantes, hayan sobrevivido a esta fuente inagotable de egolatría, personalismo, compadrerismo y enchufismo. Una mezcla explosiva de horteras, meapilas y fuliginosa vegetación.
No todos tienen la oportunidad de elegir quien le gobierne. A muchos, nuestros rectores y gobernantes, aún en lo más cercano, nos vienen impuestos. Aparte de aguantar a Franco durante cuarenta años, los cordobeses, además hemos tenido que aguantar a doña Rosa, a la CajaSur de unos pocos, a Castillejo y a sus tres amigos, concentrados en todo su crédito. Y aún vivimos.
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