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España en guerra

La salida de las tropas de Haití encubre una implicación acelerada en la Operación Libertad Duradera a través del escenario afgano

Fuentes: inSurGente

Eso es, sencillamente, la conflagración universal y permanente que ha definido con generalidad absoluta, y disponibilidad guerrera total, el presidente Bush. Tendrá lugar en cualquier país que decida Washington y se activará en cualquier momento inmediato o demorado. La concreción en uno o varios escenarios, simultáneos o sucesivos, es función de la capacidad militar y […]

Eso es, sencillamente, la conflagración universal y permanente que ha definido con generalidad absoluta, y disponibilidad guerrera total, el presidente Bush. Tendrá lugar en cualquier país que decida Washington y se activará en cualquier momento inmediato o demorado. La concreción en uno o varios escenarios, simultáneos o sucesivos, es función de la capacidad militar y económica, y de la voluntad, del Imperio. Zapatero ha decidido apoyar la propuesta estadounidense -formulada por el Jefe militar de la OTAN- de unificar los mandos y las «misiones» en Afganistán de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (operación de la Alianza Atlántica en la que ya participaba España), y la Operación Libertad Duradera que fijaba las tareas a las unidades invasoras de los EEUU. Tal hecho supone la determinación de implicarse totalmente en la «guerra antiterrorista» de Bush. Igual Misión e igual mando centralizado. Los subterfugios del presidente del gobierno español proclaman la estupidez de los ciudadanos. Y no se trata sólo del escenario afgano.

La característica esencial de esa guerra es que viene determinada por los objetivos geoestratégicos de los EEUU y que no respeta norma ni tratado internacional alguno, empezando por la Carta de las Naciones Unidas. Se definió como tal en territorio afgano, se adaptó y perfeccionó después para la invasión y ocupación de Iraq, y ahora inicia la aproximación a una guerra en territorio persa.

Washington acaba de proponer que la OTAN «garantice la aplicación de sanciones internacionales contra Irán». Las sanciones aún no están aprobadas, pero la experiencia demuestra, hasta la saciedad, que las «iniciativas» de los EEUU son incorporadas a las tareas operativas de la Alianza Atlántica después de un breve período de presentación camuflada a la opinión pública .

La primera presión de los EEUU hacia la implicación total de la OTAN fue planteada como una extensión hacia el sur del país (una de las regiones de conflicto más agudo) de la zona bajo control de la Fuerza Internacional de Asistencia (ISAF). Algunos países europeos simularon una resistencia empecinada pero acabaron cediendo a las amables sugerencias de Washington. En realidad los Estados Unidos respondían a una lógica militar inexorable: no es razonable definir misiones de «asistencia a la seguridad» limitando el territorio de actuación con criterios de «menor riesgo».

El segundo apremio se ha formulado hace unos días en una reunión informal de los ministros de Defensa de la OTAN que tuvo lugar en Sicilia. Los EEUU pretenden unificar las «misiones» y el mando de los dos componentes militares. Pura sensatez militar. Algunos países europeos dudan y otros se decantan por edificar un subterfugio ridículo para engañar a sus respectivas opiniones públicas. Esa es tarea de Falsimedia. Este último es el caso del gobierno español de Zapatero. La ambigüedad fue planteada con toda claridad por el ministerio de Defensa. En unas declaraciones antológicas que han pasado poco menos que desapercibidas, el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) -general Félix Sanz- explicaba, con ocasión de la reunión de los ministros de defensa de la OTAN, que España apoyaría la propuesta de los Estados Unidos. Las agencias reproducían sus explicaciones -las del Gobierno- de la siguiente manera:

La propuesta del Comité Militar de la OTAN, que supone integrar las dos misiones en «una sola operación» bajo mando único». «Esto supone establecer una reestructuración de la misión en cuatro departamentos (reconstrucción, seguridad, lucha antiterrorista y lucha contra el narcotráfico). Estas cuatro divisiones se subdividen a su vez en diferentes secciones que serían asumidas por Cuarteles Generales de Alta Disponibilidad.»

Naturalmente, «España, Francia, Alemania ni Bélgica, no asumirían el mando «rotatorio» por sus reticencias a la operación Libertad Duradera». «España -explicaba el general sin saber como se va a realizar semejante maravilla militar, imposible hasta en los gabinetes de estados mayor- sólo estaría dispuesta a participar en reconstrucción y seguridad, las funciones que actualmente cumple la ISAF en Afganistán». «Las Fuerzas Armadas españolas no podrían participar en las operaciones antiterroristas o contra el narcotráfico puesto que se mantiene en vigor la orden que dictó el Gobierno tras su toma de posesión que prohibía la participación en Libertad Duradera».

Casualmente las «operaciones antiterroristas» son definidas por Bush y los militares del Pentágono como operaciones de seguridad, las que esta dispuesto a realizar Zapatero. En cuanto a la «lucha contra el narcotráfico», nada indica que las fuerzas militares del ejército de ocupación estén realizando tareas por el estilo. Como es sabido ambos conceptos sirven para encubrir y justificar la extensión, por vía militar, del poder de los EEUU.

La misma guerra global, Misión única, Mando único, mucho tendrá que explicar Zapatero, responsable político también, ahora, de la espantosa matanza del 11-M.

Sin embargo el prefiere que su ministro de Defensa, el inefable José Bono, discuta ácidamente con los «sucesores» de Aznar sobre los motivos de la caída de un helicóptero. La cuestión es lanzar y mantener cortinas de humo.

Todos ellos saben que la respuesta es muy fácil: ¡Es la guerra, imbécil!