El activista anarquista canario Ruymán Rodríguez visita el País Valencià invitado por la Mostra del Llibre Anarquista d’Alacant para compartir la labor que realizan desde el Sindicato de Inquilinas y la Federación Anarquista de Gran Canaria
De visita por el sureste de la península el pasado fin de semana, su primera parada fue Murcia para desde allí desplazarse hasta Alicante. Siendo ciudades que en tren quedan a poco más de media hora una de la otra, decidió hacer el trayecto de hora y media en bus para no prestarse al esquirolaje durante la huelga de maquinistas de Renfe iniciada el pasado 30 de septiembre. Ruymán Rodríguez atendió a El Salto poco antes del comienzo de la presentación de la Mostra del Llibre Anarquista d’Alacant, cuyos distintos actos tendrán lugar durante el mes de octubre en la capital de la provincia. La presentación del sábado, centrada en la temática de la lucha por el derecho a la vivienda, cerraba con su intervención.
Si quieres puedes empezar explicando un poco la labor que realizáis desde la Federación Anarquista de Gran Canaria (FAGC) y el Sindicato de Inquilinas (SIGC).
El sindicato de inquilinas tiende a ser una organización de
masas en la que no hace falta que la gente se identifique
ideológicamente con una opción para participar, es un organismo
abierto y está centrado básicamente en el tema de la vivienda,
aunque se hable del sindicato de inquilinas propiamente la realidad
es que es una herramienta integral de vivienda; toca hipoteca, toca
alquiler, toca precarismo, toca un sector que suele ser olvidado por
ciertos colectivos de vivienda que es el de la indigencia; y al final
pues va abordando las distintas etapas por las que pasa la clase
obrera en su problemática habitacional. La FAGC pues tiene ya un
perfil obviamente mucho más político, de gente que se autodenomina
anarquista y concienciada como tal y tiene una actividad más amplia;
ha derivado casi toda su actividad en vivienda, en el sindicato, y
ahora se dedica a una labor social pero de otro tipo; está muy
implicada en el tema de la migración, sobre todo de la persecución
feroz a personas migrantes que estamos viviendo en Gran Canaria con
auténticas cacerías humanas y no por parte de grupos neonazis sino
de las propias instituciones. Hay comunidades destinadas
específicamente a realojar a personas migrantes en situación de
persecución, también hay una red de asistencia sanitaria porque
estas personas quedan excluidas del servicio canario de salud por el
miedo o el temor a que si acuden a él puedan ser deportadas o
encerradas en campos de concentración; tenemos una oficina de
asesoría para precarias, que es una forma de poner en marcha un
sindicato informal para personas que históricamente no son
sindicables, estamos hablando de cuidadoras de niños y ancianos, de
limpiadoras, de compañeras que recogen chatarra, de compañeras que
ejercen la prostitución; personas que quieren saber cómo denunciar
a su chulo, que quieren saber cómo hacer que su empleador les pague
las escaleras que acaba de limpiar, qué es lo que pasa cuando están
internas y prácticamente están en una situación de semiesclavitud,
y ese tipo de cuestiones bastante duras y crudas. Tenemos también
los huertos de autoabastecimiento, que son en realidad grandísimos
terrenos rurales expropiados, de los que muchas de las personas que
están articuladas con la FAGC pues llegan a obtener hasta el 50% de
sus alimentos, sobre todo hay que tener en cuenta que muchísima de
la población canaria tiene un problema de nutrición grave y en una
isla tan rica como es Gran Canaria no prueban alimentos frescos como
frutas y verduras, entonces de ahí lo obtienen. Y por último una
red de intercambio de enseres y abrigo en la que se arreglan
electrodomésticos en mal estado recogidos de puntos limpios, se
intercambian ropas y demás para que la gente tenga todas sus
necesidades cubiertas. Lo que estamos intentando crear de facto es
una sociedad paralela.
Respecto a la labor de la FAGC con toda la crisis que se está viviendo con la migración del continente africano y que los medios tienden a denominar como “avalancha” con sus connotaciones negativas, vosotros os estáis teniendo que volcar con esta situación para asistir a toda esta gente que está llegando ¿En qué circunstancias llegan y de qué manera les estáis echando una mano?
Lo primero que hay que entender es el fenómeno en sí de la migración, actualmente está obviamente forzado por las dinámicas capitalistas e imperalistas, pero la migración es un fenómeno humano natural, si no existiera la migración tú y yo estaríamos ahora en una charca con aletas; salimos de la charca, emigramos para tener una vida mejor y así se produce el desarrollo humano. Las personas que emigran del continente africano, que son los únicos que nos molestan que emigren, del continente africano y de Sudamérica el resto wellcome, son personas que están emigrando porque occidente los ha esquilmado. La gente no entiende por qué vienen senegaleses al Estado español, pues vienen porque sus aguas territoriales han sido vendidas a Europa y China, y un país eminentemente pescador ya no tiene qué comer ¿Por qué la gente huye de Guinea Conakry? pues porque sus reservas minerales, en un país eminentemente agrícola, se han destinado al comercio internacional que lo dirigen las antiguas metrópolis, esa economía agrícola se ha transformado, ahora es minera, pero esas minas no les pertenecen al pueblo. Y si a eso le pones una situación de guerra civil y golpes de Estado, pues por eso viene la gente del continente africano. Después, no hay una avalancha migrante, lo que hay es una gran mentira. Recibimos 23.000 inmigrantes en los últimos dos años, la gente que se quede con la cifra y no entienda lo que supone eso para el grueso de la población puede sorprenderse, pero se sorprenderán mucho menos después si les digo que también recibimos 15 millones de turistas al año, o hasta 18, y nadie habla de avalancha. La gente se sorprendería también si supiera que de esa población migrante de gente que viene a trabajar las personas del continente africano son una ultra minoría, la mayoría son italianos, alemanes, ingleses, que muchos son turistas pero muchos también vienen a currar. Y esa migración europea y blanca no nos molesta. No hablamos de avalancha ni de problemas migratorios, hablamos de racismo y de xenofobia ¿Por qué la FAGC se ha tenido que implicar en este frente? Pues porque las instituciones han dejado totalmente sus funciones, han encerrado a estas compañeras en campos de concentración, las malnutren, las maltratan y encima las ONGs se han dedicado a hacer un negocio redondo con la gestión de la miseria que sufren nuestras compañeras. En esas circunstancias, tenemos dos opciones, bueno tres: o nos sumamos a los jodidos nazis y vamos a la calle a defender el populismo y la demagogia de odiar y escupir a los de abajo porque no nos atrevemos a escupir a los de arriba, seguimos manteniendo esa dinámica de que el último pise al penúltimo; o nos dedicamos a no hacer nada y cruzarnos de brazos y a lamentar por Twitter qué mal y como están tratando a nuestras hermanas migrantes, hacer algún gesto simbólico, un concierto para recaudar fondos y seguir con la conciencia limpia y las manos sucias. O la tercera: implicarse, colaborar e impedir que la gente de tu clase sea perseguida por un único motivo: el color de su piel.
Cambiando de tema a la labor concreta del sindicato de inquilinas ¿A cuántas personas se ha prestado ayuda? ¿Cuál es su contexto socioeconómico en unas islas donde la presión inmobiliaria del turismo tiene tanto que ver?
Si hablamos en cifras estamos hablando de que hay once comunidades autogestionadas en la isla [de Gran Canaria] ayudadas o impulsadas por el SIGC o la FAGC. En total sumando comunidades y viviendas unifamiliares hablamos de que actualmente calculamos que hay más de mil familias viviendo la autogestión en Gran Canaria, lo cual no es una mala ratio. Y estas personas son las que componen el panorama de la realidad canaria; estamos hablando de parados de larga duración, que perdieron su empleo con la crisis financiera, personas del sector de la construcción que no han vuelto a trabajar; estamos hablando de familias monomarentales en las que una sola persona, una mujer tiene que sacar sus hijos adelante con un subsidio de 430 euros; estamos hablando de estas personas migrantes perseguidas; estamos hablando de personas en situación de indigencia que nunca han probado el agua caliente o la luz eléctrica; estamos hablando de personas enfermas terminales que contactan con la FAGC porque ya están desahuciados del sistema y necesitan cuatro paredes para morir tranquilos ¿Cómo se reducen estás realidades tan duras en datos? Pues que la realidad canaria es la del tercer mundo no reconocido; estamos hablando de que en Canarias el 60% de la población reconoce que no puede llegar a fin de mes; de que el 40% de la población está en régimen de exclusión o ya directamente por debajo del umbral de la pobreza. Estamos hablando de que tenemos la infancia más pobre de Europa, un 35% de los niños canarios son pobres. Estamos hablando de que un tercio o un cuarto de la población canaria está desempleada; estamos hablando de que tenemos los sueldos más bajos del Estado, oficialmente, ya por delante de Extremadura; y estamos hablando a su vez de que con toda esta mierda y 300 desahucios por trimestre, que posiblemente ya podrían ser hasta siete al día y tendríamos que estar hablando de muchos más, pues tenemos la cesta de la compra más cara del Estado; tenemos el cuarto alquiler más caro del Estado; tenemos una media del alquiler en la provincia de las Palmas de 997 euros. Tenemos 150.000 casas abandonadas. La gentrificación se ha convertido en un genocidio, el turismo no es un hecho inocente e inocuo, el turismo en las islas Canarias es el nuevo colonialismo, y es un imperialismo que parece incruento porque no tiene cañones y no tiene armas, pero quizá hace mucho más daño que una conquista armada. Se nos está expulsando de nuestros barrios, la gente sin recursos ya no puede pagar ni los alquileres más económicos porque se destinan a vivienda vacacional, todo el equipamiento urbano se destina única y exclusivamente a la población flotante. Ya no tenemos ambulatorios, ya no tenemos centros de mayores, ya no tenemos guarderías. Lo que tenemos son terrazas, centros comerciales y peluquerías para perros. Pues en ese contexto es en el que tiene que hacer irrupción la FAGC porque nos están reventando.
Al respecto, hablando de un asunto reciente, hace unos días te escuché mencionar en una entrevista que la Sareb y la patronal bancaria anunciaron que cederían viviendas a los afectados por el volcán de la Palma al mismo tiempo que en Gran Canaria, en Telde, intentaban desahuciar a 38 personas, 19 de ellas menores.
Es una situación que ya se ha convertido en normativa, es algo totalmente normalizado y estandarizado. Los bancos, los mismos que hablan de responsabilidad social, de campañas pro infancia, de hacer desayunos para niños y becas, son los que después echan a esos mismos niños violentamente a la calle. Las instituciones y los partidos políticos, a izquierda y derecha, que hablan de garantizar los derechos humanos, de que nadie se va a quedar en la calle, de que nadie se queda atrás, permiten desahucios cuando no los promueven. Una entidad como la Sareb está ofreciendo viviendas para los damnificados de la Palma y después en la isla hermana desahucia a 38 personas, 19 niños, estamos hablando de 13 familias, y a esa gente no la está echando la lava de sus casas, la está echando la Sareb, la está echando un juzgado, la está echando la policía ¿Qué impacto psicológico causa eso en las familias? Inicialmente desesperación, cuando el mundo oficial se te viene abajo la gente que supuestamente tiene que velar por ti, la gente que supuestamente tiene una responsabilidad y demás son barusa, pues te da pánico, te sientes solo indefenso. Pero después s eproduce un fenómeno que a mí me gusta más y que es mucho más interesante desde nuestro punto de vista y es que cuando desde arriba pierden la vergüenza los de abajo empiezan a perder el respeto. Si esta gente te ha abandonado, no les importas y estás completamente desamparado, pues quizá debas empezar a construir las soluciones desde abajo.
Por ello desde la FAGC y el SIGC ofrecéis a las personas la acción directa como herramienta para resolver estos problemas reales ¿Ha supuesto esto un acercamiento al anarquismo de gente que inicialmente no estaba vinculada ideológicamente?
No me gustaría mover a engaño, en el sindicato y en la FAGC nos distinguimos por ser honestas, y de las mil familias que hemos ayudados se te quedan militando y con compromiso un porcentaje bajo, hablamos de un 10%, ahora ya hemos superado esa cifra porque tenemos 600 afiliadas [al SIGC] pero básicamente el nivel de implicación siembre va a ser mucho más reducido que el nivel de gente a la que llega. El problema es llegar a más gente, si quieres tener 1000 afiliadas pues tendrás que llegar a 10.000 personas; si quieres llegar a ser como esa CNT clásica que tan dura se la pone a mucha gente pues habrá que llegar a un millón de personas, básicamente es eso. Sin embargo, esto es como sembrar, la gente que se dedica a la agricultura lo sabe, tú cuando abres el surco no echas una semilla, echas varias porque sabes que algunas no van a agarrar y otras sí. Pues esa semilla que agarra es la que vale. Y cuando a ti una vecina, cuando la conoces desesperada, angustiada, hundida, ves ese crecimiento de que está conquistando su autoestima, de que empieza a sentirse válida, de que se da cuenta de que le puede doblar el brazo al Ayuntamiento, que puede poner de rodillas a la Sareb, que no le tiene miedo a un banco sino que el banco le tiene miedo a ella. Cuando esa mujer tiene sus estampitas de santos y su virgen en un altar, y un día vas a la casa a llevarle un microondas y ves que al ladito de todo eso tiene el logo de la FAGC impreso y de repente empieza a hablar de anarquismo y la misma mujer que cuando antes la entrevistaba la prensa decía “por favor ayuda a las instituciones”, y ahora la entrevistan como portavoz del sindicato y lo que dice es “somos antisistemas, no queremos los gobiernos”, pues algo ha pasado, y creo que ese proceso aunque solo se dé en una de cada 100 pues ya merece todo lo que se pueda hacer.
Y en ese mismo sentido ¿Tu proceso judicial también ha generado esa atención y acercamiento de gente a la FAGC y el SIGC? Que por cierto cuenta un poco en qué situación está esa denuncia cruzada que mantienes con la Guardia Civil desde la última vista el pasado marzo.
Tampoco queremos hacer una invitación a que nos sigan reprimiendo para seguir creciendo, pero la realidad es esa, les ha salido el tiro por la culata. Lo lógico es que cuando tú le pides a una persona 18 meses de cárcel, multa y encima lo haces después de haberle torturado en comisaría, entiendas que la gente se asuste y se eche para atrás y no quiera saber nada de esta gente, que los torturan , les pegan y encima van a la cárcel. Pues ha pasado todo lo contrario, la gente que tenía un juicio que coincidía con el nuestro el día que me iban a enjuiciar vio el panorama y lo que ha dicho es que te van a pedir a ti 18 meses de cárcel por parar un desahucio pues me uno a la FAGC. Las compañeras que ya habían visto nuestro trabajo previo y a lo mejor están buscando qué colectivo podía ajustarse más a su labor se han despejado todas las dudas en cuanto han visto que nos están reprimiendo. La realidad es que la FAGC ahora es más numerosa que nunca, nunca habíamos tenido tal número de efectivos y el sindicato de inquilinos ha crecido más que nunca. Tampoco le demos tanto mérito y digamos que es gracias a la represión pero sí, hay que reconocer que el sistema judicial y la Guardia Civil han contribuido a fortalecer la federación anarquista (risas). Y sobre el proceso, pues me tenían que enjuiciar el 24 de marzo pero por la campaña mediática y de apoyo entre colectivos sociales que se originó, que la verdad es que estoy totalmente agradecido, no me lo merezco, pues creo que estas personas se sintieron intimidadas y desistieron de enfrentarse al proceso judicial en ese momento con tanta crispación. [los guardias civiles] solicitaron al juzgado ser considerador aforados y que el caso pasara a la Audiencia Provincial, la jueza se lo concedió y ahora estamos esperando que la Audiencia determine si ellos me torturaron y me detuvieron ilegalmente y si yo a uno de ellos le di una patada en la ingle. Ese es más o menos el resultado.
En tu caso al imputarte solo lesiones y desobediencia siendo la pena que te piden inferior a dos años no tiene sentido que te juzgue la Audiencia Provincial, pero en el caso de los guardias civiles tú les acusas de torturas y detención ilegal, por lo que además del aforamiento de acabar condenados sí les conllevaría mayor pena.
Pues sí, pero además es que encima la acusación de detención ilegal y torturas se les impuso de oficio, yo conté simplemente al juez instructor lo que me habían hecho y ahí acabó la acusación. Es curioso cómo los medios de comunicación, la mayoría de medios contrainformativos más honestos han contado la cosa correctamente y solo algún medio local ha focalizado que el problema es el atentado a la autoridad y no que a una persona la puedan coger en el siglo XXI lelvarla a un calabozo, abofetearla, insultarla, humillarla y someterla a una sesión de torturas con estrangulamiento, y no parar hasta que esa persona escupe sangre. Sin embargo caeríamos en un error si creyéramos que esto se ha descubierto ahora en Gran Canaria y pasándome a mí; esto en el siglo XXI ha pasado y de eso pueden hablar mucho la población vasca y catalana y muchísimas personas antes que yo. La tortura es un hecho estandarizado y generalizado en el Estado español y en Canarias también ha pasado siempre lo que pasa es que no se denuncia por miedo a las represalias. Más que la tortura lo que más me impactó y lo que más ha indicado por donde puede ir nuestra línea editorial política, es que cuando a mí me detiene la Guardia Civil me dicen una palabra lapidaria: “Si eres anarquista por qué estás aquí ayudando a familias realojándolas cuando lo que deberías estar es quemando contenedores y cajeros”. Me preferían quemando contenedores y cajeros que ayudando a familias. Pues gracias por la pista de por dónde debíamos ir que por ahí estamos yendo.
Tu caso se remonta a 2015 y también se enmarca en la ola de represión que existió con el tema de los cantantes y demás, porque como dices os prefieren en el estereotipo del vándalo radical que ayudando a la gente y haciendo cosas útiles.
Esto que nadie se piense que es espontáneo, aquí se ha orquestado una campaña para mirar hasta donde pueden llegarse los niveles represivos del Estado sin una respuesta popular. Aquí lo que se ha fijado es un listón de cara al futuro, se sabe que igual que se hizo con la ley mordaza después de la crisis financiera se está haciendo ahora con la gestión de la crisis del Covid y todo lo que puede conllevar de enfado y de frustración personal y colectiva. Se ha reprimido a artistas, a gente cuyo delito son de opinión, gente cuyo delito es decir las cosas que no les parecen bien; desde los titiriteros a Hazel, al resto de compañeros raperos y demás. Se ha reprimido al movimiento anarquista, metido dentro y englobado de un espectro falso y artificial de grupos itinerantes sembrados por ahí pagados por Soros para sembrar el caos allá por donde van, yo lo siento pero si eso fuera verdad pon en el artículo mi contacto y que me llamen y me fichen y salimos de pobres porque a ver qué hay de lo nuestro (risas). Y después han ido al espectro de vamos a enchironar a esta gente, a los compañeros italianos que me gustaría tener unas palabras para ellos, que han estado metidos en disturbios y demás pero han querido ampliar el espectro e ir también a por un militante de vivienda que lo que ha hecho es parar desahucios, porque vamos a mandar el mensaje de que lo que está mal es luchar, tanto si lo haces en las barricadas como si lo haces en el frente de la vivienda. No importa si tienes en una mano una piedra o tienes una cizalla para romper una cerradura, lo que está mal es plantarle cara al sistema, y han abarcado todo el amplio espectro. Sin embargo con todo eso yo soy un privilegiado, por suerte o por desgracia hemos estado metidos en proyectos tochos, me conoce alguna persona, me han difundido algo de lo que he escrito, y la gente cuando me ha reprimido ha podido hablar de mi caso; los compañeros italianos no han tenido la misma suerte, siguen en prisión preventiva que es una cosa para mí gravísima y no se le ha dado la repercusión que se debería, o a los compañeros de Granada que fueron represaliados, hay muchísimos represaliados de segunda y otros de primera, y esa dinámica no creo que podamos permitírnosla un movimiento social que tenga cierta conciencia y sentido de la dignidad, hay que poner a todas nuestras compañeras en la situación que se merecen, darle la importancia que se merecen porque hoy puedes ignorarlas porque no conoces sus nombres, no les has visto en la tele o en un documental ni te has leído nada de ellos, pero el día de mañana esa persona anónima puedes ser tú, entonces creo que es imporante abrir las puertas de la solidaridad y que todas quepan en ella.
Y ya para terminar quería preguntarte por el comunicado que publicasteis en Twitter desde el SIGC hace unos meses en el que anunciabais que dejaríais de contestar a las peticiones de activistas de distintos países que os llegan para que les cedáis alojamientos a cambio de trabajo voluntario ¿Hasta ese punto esto se convirtió en un problema?
Desde que la FAGC se hace conocida medianamente por su trabajo, todos los veranos es un jodido horror. Todos los veranos nos viene una avalancha que nos confunde con Airbnb libertario, personas de todas partes del continente europeo que nos solicitan casas con terraza, o casas cercanas a la playa porque no pueden estar desplazándose porque son anticoches pero antiavión no son los cabrones porque en avión vinieron. Personas que quieren quedarse en las comunidades como si eso fuera un safari y después tratan paternalistamente a las vecinas cogiendo a hombres y mujeres que ya peinan canas y pasándoles la mano por la cabeza como si estuvieran tratando con críos; que les molesta que vean el fútbol o escuchen reggaeton; que les molesta lo que dicen o lo que comen. Hay gente encima muy clasista y muy paternalista, es que ni siquiera si hay turistas buenos, que no lo creo, ni siquiera nos vienen los buenos. Al final es una situación hiperdesagradable y se nos dan casos muy estrambóticos como venir y preguntarnos que se han venido aquí se han cogido un alquiler, esos son encima los afortunados que no vienen de cara a pedirnos viviendas gratis pero que nos dicen que se han cogido un alquiler pero claro es que de repente el alquiler está carísimo, que intentaron lo mismo hace dos años y estaba mucho más barato y preguntan que por qué creemos que ha subido, cabrón por tu culpa que has venido aquí y como tú otros tantos a subirnos el alquiler a los demás. Es que el turismo revolucionario no es muy distinto del otro tipo de turismo, lo único es que intenta hacerlo con conciencia limpia, se cambian los términos, ya no son turistas son viajeros, pero el daño que causan en el territorio es exactamente el mismo, consumen unos recursos que después no reponen y vienen con una mentalidad colonialista europea de venir a indicarnos que estamos haciendo el anarquismo mal y que ellos lo harían mejor, que nuestras asambleas son un lío porque hay niños corriendo y demás. Yo lo siento pero la banda sonora de la FAGC y lo va a ser siempre son niños jugando, personas chillando de fondo, el sonido del fútbol y el sonido del reggaeton porque nuestras asambleas se hacen con personas reales y la gente real de la calle es así.