Recomiendo:
0

El despilfarro continúa

La sequía en Andalucía es más que preocupante

Fuentes: Prensa latina/inSurGente

El desierto avanza de un modo irreversible. Andalucía, como puerta de entrada a la península, registra una sequía sólo comparable a la de 1948. Las alarmas no parecen hacer mella en el comportamiento mayoritario, que sigue sin ver el agua como un bien escaso que hay que cuidar, los políticos hablan de desalar, de hacer […]

El desierto avanza de un modo irreversible. Andalucía, como puerta de entrada a la península, registra una sequía sólo comparable a la de 1948. Las alarmas no parecen hacer mella en el comportamiento mayoritario, que sigue sin ver el agua como un bien escaso que hay que cuidar, los políticos hablan de desalar, de hacer una campaña de publicidad en televisión en los próximos meses y hasta de un observatorio para ver la velocidad con la que se extiende el desierto. Todo muy imaginativo. Sin embargo, los datos son concluyentes, en tres años no hay una gota de agua en los pantanos andaluces.

Andalucía se está quedando sin agua en la peor sequía que padece la región desde 1947 y sus embalses están hoy al 40 por ciento de su capacidad al perder en menos de un año tres mil 100 hectómetros cúbicos. Es, sin lugar a dudas, el año con menos lluvias en la zona más caliente de España, desde que el Instituto Nacional de Meteorología elabora estadísticas nacionales hace 58 años. En esta fecha del año pasado los pantanos tenían siete mil 200 hectómetros cúbicos y ahora no llegan a cuatro mil 100.

Los abastecedores de los principales núcleos urbanos de la comunidad advirtieron que si sigue sin llover, el agua para consumo humano que pueden suministrar ahora pantanos, pozos y desaladoras, alcanzará para uno a tres años, según las zonas. El dato adquiere renovado dramatismo si se toman en consideración los pronósticos de Meteorología de que 2006 será también un año seco. En consecuencia, todas las provincias andaluzas alistan planes de restricción con la intención de ahorrar hasta la última gota. En Málaga la situación es muy delicada en la capital y en la Costa del Sol occidental porque los tres embalses que la abastecen están al 17 por ciento.

En Jaén se calcula que hay reservas para algo más de un año. En Córdoba, en cambio, alcanza para dos años igual que en Granada, mientras que la zona gaditana, Sevilla, Huelva y Almería, pueden resistir los tres años de gracia otorgados por Meteorología. En general todas las regiones de España están en quiebra hidrológica. La cuenca del río Segura, por ejemplo, que abastece entre otros los pantanos de Murcia, ha bajado a tal grado que los embalses están al 13 por ciento de su capacidad.

Ello ha obligado a la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), que controla la gestión del agua en la región de Murcia, el sur de Alicante, Albacete y parte de Andalucía, a buscar recursos de la forma más increíble. El comisario de Aguas de la CHS, Manuel Aldeguer, ordenó a sus técnicos utilizar el agua encharcada desde hace varios años en dos minas inundadas, una de magnetita en Cehegín (Murcia) y otra de azufre en Hellín (Albacete) y apoyar así a la agricultura. En Cataluña, por su parte, fue aprobado un decreto que impone la situación de emergencia por la sequía y permite aplicar restricciones cuando una cuenca llegue al 20 por ciento de su capacidad de almacenamiento. De no llover, las primeras restricciones se producirán en octubre.

En esta autonomía se analiza en laboratorios el agua para el consumo humano pues una de las consecuencias de la sequía en Caldes de Malavella (Girona), población de balnearios y manantiales, es que ha quedado afectada por arsénico; de ahí que no se pueda beber agua del grifo. En Madrid, la falta de lluvias y altas temperaturas están haciendo descender de forma preocupante las reservas que se sitúan en 425,6 millones de metros cúbicos, el 45 por ciento de su capacidad total. Los pantanos y embalses españoles almacenan ahora 23 mil 190 hectómetros cúbicos de agua, cinco mil 565 menos que la media de la última década (que fue del 54 por ciento de su capacidad) y nueve mil 913 menos que el año pasado, cuando alcanzó el 62 por ciento.