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Durante el acto de protesta Paco Frutos valoró “positivamente la actitud del Gobierno español en el conflicto libanés”

La socialdemocracia intentó convertir la manifestación de solidaridad con Líbano en un acto de adhesión al gobierno

Fuentes: La Haine

Fue una jugada defensiva pero efectiva. El PCE (con Paco Frutos a la cabeza, su secretario general) e Izquierda Unida, participaron en la manifestación del 19 de septiembre en Madrid, después de haberse posicionado varias veces y públicamente a favor de la política gubernamental de enviar tropas españolas a Líbano. Los objetivos de la socialdemocracia, […]

Fue una jugada defensiva pero efectiva. El PCE (con Paco Frutos a la cabeza, su secretario general) e Izquierda Unida, participaron en la manifestación del 19 de septiembre en Madrid, después de haberse posicionado varias veces y públicamente a favor de la política gubernamental de enviar tropas españolas a Líbano.

Los objetivos de la socialdemocracia, participante en las movilizaciones contra las agresiones a Palestina y Líbano, han sido claros: no poner en aprietos al gobierno, no movilizar más de lo simbólicamente necesario, y, en caso de no poder evitar la movilización, mantener su presencia orgánica poniendo obstáculos e intentando rebajar contenidos políticos lo máximo posible.

PCE, IU y otras ONGs y organizaciones satélites del PSOE habían firmado recientemente un comunicado ignorando la convocatoria del 19 de septiembre y anunciando una supuesta movilización para noviembre.

Intentaron evitar sin éxito que la manifestación del 19 de septiembre se llevara a cabo debido a que le venía muy mal al gobierno. Justo ahora que se han enviado tropas españolas a Líbano, pretenden debilitar cualquier espacio organizado de protesta en la calle.

Hace un mes, varias organizaciones propusieron potenciar la fuerza acumulada durante las movilizaciones de los domingos de agosto, convocando una gran manifestación para septiembre. Pasando por encima de la pasividad consciente y voluntaria de la socialdemocracia, se pegaron cientos de carteles y repartieron miles de octavillas llamando a salir a la calle el 19 de septiembre.

La socialdemocracia no pudo evitar la movilización, por tanto trató de darle la vuelta a la tortilla convirtiéndola en un acto de adhesión a la política exterior del gobierno, a partir de este análisis-trampa: como somos solidarios con Líbano y denunciamos la agresión israelí, entonces estamos a favor del envío de tropas de la ONU, entendido como instrumento de presión a Israel y por tanto de pacificación en la zona.

Se oyeron con fuerza las consignas de rechazo al envío de tropas españolas a suelo libanés, los altavoces de algunos bloques de manifestantes retumbaron en los alrededores de la manifestación. Pero la socialdemocracia se encargó de dejar bien atado que ni el lema principal de la manifestación ni el manifiesto de convocatoria se posicionaran contra el envío de tropas y que, sobre esta base, los medios de comunicación empresariales recogieran un discurso crítico con Israel pero favorable a la intervención militar de la ONU. La participación de delegaciones del PCE e IU pretendía fortalecer el carácter «oficial» de esta línea política y darle solidez.

Así, la agencia Europa Press remitió a varios medios de prensa el mismo martes 19, una noticia sobre la manifestación en la que únicamente aparecen declaraciones de Paco Frutos y de la cantante Cristina del Valle, ambos dos valorando «positivamente la actitud del Gobierno español en el conflicto libanés», la cual debe «continuar».

La cínica inteligencia de la socialdemocracia

La táctica de la socialdemocracia en el movimiento de solidaridad con Líbano y Palestina ha sido plantear el siguiente discurso:

Condenar enérgicamente la agresión de EEUU-Israel, como forma de argumentar a favor de la necesidad de apoyar el envío de tropas españolas «para presionar a Israel» y «en busca de la paz». Una de las consignas más coreadas el dia 19 alrededor de Paco Frutos fue «hay que parar esta guerra criminal»…

El resto de reivindicaciones con mayor o menor disimulo pueden ser aceptadas: exigencia de un estado palestino independiente, libertad para los presos políticos, fin de la ocupación israelí, derecho a la resistencia, etc… todo menos lo que afecta a la política inmediata del gobierno de Zapatero, que es el envío de tropas.

Paco Frutos, Secretario General del PCE, pronunció un mitín en la reciente Fiesta anual del partido, que defendía:

«La guerra de 34 días ha sido una más de carácter imperialista, de los EE.UU. y su concepción del mundo y de su brazo ejecutor en la zona, Israel. – Las razones, no se rompan la cabeza en buscarlas: Dinero, control económico. Dominio geopolítico. Materias primas. El agua como elemento imprescindible de dominio económico y de control humano. – En resumen, imposición de las ideas y actos de imperialismo y dominio de los EE.UU. auspiciado, desarrollado e impulsado por el lobby sionista, incrustado en la economía y en las finanzas de EE.UU. y de Europa, en los bancos y transnacionales, en los grandes medios de comunicación controlados por el sionismo (Cine, editoriales, agencias de prensa etc.) – El argumento que sirve de base moral para justificar el nuevo crimen de guerra perpetrado por Israel: el holocausto ante cuya palabra la gente se calla, acomplejada por la realidad histórica de un holocausto que asesinó, fundamentalmente, a los sectores populares judíos. Y ahora, las autoridades sionistas hacen lo mismo que hicieron los nazis con ellos.»

Frutos se llenó entera la boca de desprecio al imperialismo, y todo ello para concluir:

«Los comunistas hemos apoyado los elementos positivos y democráticos que el gobierno de Zapatero ha propuesto: retirada de Iraq, ahora apoyo a la presencia militar española en el Líbano […]. Leyes que han mejorado o pueden mejorar el funcionamiento democrático de la sociedad o que aumentan derechos de ciudadanía. Y continuaremos haciéndolo.»

El secretario general del PCE omite voluntariamente decir que aunque las tropas españolas han sido retiradas de Irak, la participación se mantiene en forma de instructores policiales y servicios secretos, que no han sido retirados, así como a través de la utilización intensiva de bases militares en suelo español. Tampoco recuerda que la retirada de tropas se remendó con la ocupación directa en Afganistán…

No importa, pretende decir Frutos, la política israelí es tan criminal que urge el envío de tropas imperialistas de la ONU, pero no a suelo Israelí (que sería lo teóricamente recomendable) sino a suelo libanés.

Así mismo, Izquierda Unida quiso disolver cualquier atisbo de conciencia crítica con el envío de tropas haciendo pública, el mismo 19 de septiembre día de la manifestación, una declaración de 14 páginas bajo el título «La situación en Líbano y Palestina. Construir la paz, hacer justicia«.

En ella, se exponen los argumentos para apoyar la intervención imperialista:

«Consideramos que la participación de España en el envío de tropas, junto a Francia:

– Fortalecería el papel mediador y moderador de España en Oriente Próximo – Fortalecería una postura europea autónoma y diferenciada de EEUU – Fortalecería el papel de la ONU y el multilateralismo – Contribuiría a evitar un ataque israelí a Siria – y dificultaría nuevos ataques de Israel a Líbano.»

Ahora bien, ¿cuál es la España que va a tener un papel «mediador y moderador» en Oriente Próximo? ¿La que envía tropas a Afganistán a las órdenes de Bush? ¿La que tiene bases militares al servicio de la OTAN? ¿La que desde 1991 ha vendido armas a Israel por valor de más de 14 millones de euros con el visto bueno de gobiernos y fuerzas parlamentarias? Si esa es la España de la que estamos hablando, es difícil que su papel sea mediador y moderador, salvo a favor de los intereses de las multinacionales europeas que van a «reconstruir» Líbano.

Enviar tropas a Líbano no puede nunca fortalecer «una postura europea autónoma y diferenciada de EE.UU.», ya que fueron los propios EE.UU., junto con los franceses, los que pergeñaron la resolución 1701, para salvar la cara a un Israel humillado por la guerrilla libanesa. Por lo tanto esa postura no es ni autónoma, ni diferenciada, si no exactamente al revés: implica cumplir las órdenes del amo.

El papel de la ONU, en este como en la mayoría de los últimos «conflictos», ha sido el de defender los intereses fundamentalmente de EE.UU., y en segundo lugar los de la UE. En cuanto al multilateralismo, podríamos pedir la opinión de Hamas, o del gobierno sirio, o del iraní, sobre este tema… Parece que IU confunde multilateralismo con eurocentrismo. En este sentido, el analista Luciano Álzaga concluye que «la paz en Medio Oriente vendrá sólo cuando los pueblos puedan tomar sus propias decisiones. Sin embargo, la Resolución 1701 anula esta posibilidad enviando más tropas imperialistas a tierra árabe y prolongando el sufrimiento».

En cuanto a «evitar un ataque israelí a Siria» o «dificultar nuevos ataques de Israel a Líbano», si la FINUL ha permanecido en Líbano desde 1978 hasta hoy «observando» la ocupación israelí y las atrocidades de la milicia pro-sionista, ahora no tiene por qué ser distinto.

La manifestación del 19 de septiembre y el envío de tropas de la ONU

La lógica expuesta anteriormente se aplicó en el manifiesto de convocatoria de la manifestación del 19 de septiembre contra la agresión sionista a Líbano. La consigna principal fue: «No seamos cómplices con la ocupación israelí».

El texto realizaba reclamos de todo tipo pero en esencia se centraba en dos objetivos: 1. No rechazar el envío de tropas españolas. 2. Dar legitimidad a la ONU para intervenir en el conflicto, y, por tanto, exigírselo.

Juan Luis García Córdoba, portavoz del PCPE, declaró que «la convocatoria ha tenido muchas dificultades por la actuación de IU y PCE (y otras organizaciones también), que han apoyado el envío de tropas y que ven bien el que España y la UE hagan la labor imperialista en el Líbano que no han podido concretar Israel y EEUU».

Angel Luis Parras, del PRT-Izquierda Revolucionaria, valoró que «la manifestación de hoy, dentro de la modestia de las cifras, ha sido positiva por 2 razones: la primera, porque se ha oído una voz de apoyo a la lucha del pueblo libanés y palestino, y en segundo lugar, creo que se ha oído con mucha fuerza (para quien lo haya querido escuchar) un rechazo al envío de las tropas; se ha oído la denuncia del cinismo que supone llamar tropas de paz a unas fuerzas de ocupación, que es a lo que allí van; se ha oído que hay una historia que habla de que la ONU no va por primera vez allí sino que está presente desde del año 78 y delante de la ONU se han hecho todas las invasiones, la del 78, las del 82 (con la matanza de Sabra y Chatila) y la última, la reciente que se inició en julio. Se ha oído la voz de ‘fuera las tropas’, porque no van a garantizar la soberanía de los pueblos de oriente medio sino a desarmar a Hizbulá y a las milicias, y a intentar terminar lo que el sionismo no ha podido terminar».

Así mismo, Parras no obvió los rasgos más negativos de la manifestación. «Creo que el comunicado oficial es lamentable porque no plantea la retirada de las tropas, es un reconocimiento explícito del estado sionista, que no es un estado sino una base norteamericana enclavada en el corazón de Oriente medio; no responde a que este gobierno habla de paz y nos tiene metidos cada vez en más saraos; no responde a eso pero sí le hace una cobertura por la izquierda al sionismo. Ese es el manchón de la manifestación, pero hay que seguir la lucha y seguir levantando la bandera de ‘fuera las tropas’ por una razón: el día que haya que responder por quién mata a los milicianos libaneses y quién se hace cargo de los soldados que vuelven en bolsas negras, entonces va a haber que preguntar a todos los que han votado el envío de tropas cuál es su responsabilidad. No vale con venir aquí a manifestarse en solidaridad con el Líbano y en el parlamento votar el envío de las tropas», concluyó.

Nerea, de la Coordinadora Antifascista de Madrid, calificó al PCE e IU de ser «la auto-oposición que necesita la socialdemocracia en este tipo de manifestaciones, para intentar que se pierda el sentido de salir a la calle contra el envío de tropas».

El activista Jaume D’Urgell, recién llegado de un viaje de solidaridad por el sur de Líbano, declaró que «enviar tropas para re-ocupar a los ya ocupados es un error; desarmar al que menos armas tiene es una catástrofe. Si a alguna parte hay que enviar tropas es al norte de Palestina [bajo ocupación israelí], no al sur del Líbano, y desarmar a la banda terrorista Israel».

Este activista mostró su oposición «radical» al envío de tropas. Subrayó que «estamos ante el despliegue multinacional de amigos de Israel más grande y más armado de la historia. Estamos hablando ahora mismo de 350 tanques desplegados en la llanura del sur de Líbano: ¿alguien me puede explicar qué diferencia hay entre 350 tanques pintados de blanco y 350 tanques de otra manera? Un tanque es un tanque. Además, hablamos de que Líbano fue un protectorado francés, por tanto al honor de esa población, contemplar soldados franceses por sus calles les causa la misma sensación que si viéramos Requetés nacionales en Valladolid».

Por último, la portavoz de Corriente Roja, Ángeles Maestro, lamentó el «sabor agridulce» de la manifestación, «porque es evidente que ha sido convocada por poquísimos grupos; el listado de organizaciones firmantes del manifiesto no se corresponde ni mucho menos con el esfuerzo realizado en la calle por muchas de ellas. Además, en el enorme listado de reclamaciones del manifiesto no está la retirada de las tropas, lo que es indignante en una situación como esta en la que la mayoría de los que hemos venido a manifestarnos estamos compartiendo abrumadoramente que la ocupación del Líbano es imperialista».

Maestro desveló las razones de fondo del envío de tropas. Señaló que «Israel es un portaaviones de EEUU en Oriente Medio y el bombardeo de Líbano está sirviendo a los intereses del imperialismo en relación con algo que se ha sabido recientemente: el mismo día que empezaban los bombardeos sobre Líbano, se inauguraba el mayor oleoducto del mundo con petroleo procedente del mar Caspio, pasando por Georgia y desembocando en el mediterráneo oriental. Este gran oleoducto y el control de las costas mediterráneas de Líbano y Siria son las grandes razones de esta guerra. La complicidad del estado español y de todas las fuerzas parlamentarias, hace que el grito de ‘lo llaman democracia y no lo es’, que siempre ha tenido vigencia, ahora lo tenga más que nunca. Evidentemente hay que seguir, la situación es un polvorín, los planes del imperialismo van a seguir, el intento de control de Irak, Líbano, Siria e Irán, están planeando encima de las cabezas de los pueblos de Oriente medio».