La reciente medida del Gobierno cubano de suprimir el permiso de salida para viajar al exterior de la Isla es, sin duda, algo que era deseado por la mayoría de la población cubana (1). Y un paso positivo que eliminará obstáculos administrativos y agilizará el tiempo de tramitación para viajar fuera de Cuba. Pero ¿era […]
La reciente medida del Gobierno cubano de suprimir el permiso de salida para viajar al exterior de la Isla es, sin duda, algo que era deseado por la mayoría de la población cubana (1). Y un paso positivo que eliminará obstáculos administrativos y agilizará el tiempo de tramitación para viajar fuera de Cuba.
Pero ¿era el citado permiso de salida del Gobierno cubano lo que impedía viajar a la población cubana, tal como dan a entender los grandes medios internacionales? Y por tanto ¿ésta podrá ahora viajar rápidamente y sin problemas, aún pudiendo costear su billete y estancia? En absoluto.
La corresponsal en La Habana del canal público Televisión Española, Sagrario García Mascaraque, nos decía lo siguiente: «(Ésta) es la reforma mas ansiada por todos los cubanos desde hace muchísimo tiempo, angustiados por los lentos y costosos trámites para lograr un permiso de salida del país que no siempre llegaba» (2).
Su mensaje es claro: era el Gobierno cubano quien impedía la salida del país a su población, mediante obstáculos burocráticos y negativas arbitrarias. Para sostener este idea falsa, la periodista debe ocultar lo verdaderamente esencial: que la población cubana no ha podido viajar al exterior a pesar de haber obtenido, en la inmensa mayoría de los casos, el permiso de salida, debido a que los países de recepción le han negado la correspondiente visa de entrada (3). Y esta situación no va a variar con la reforma migratoria cubana. Es más, se prevé que -para frenar las expectativas de viajar o emigrar que genere esta reforma- los cupos de entrada a España y a otros estados del Norte se restringirán aún más.
«A partir del 14 de enero solo necesitarán un pasaporte en vigor y el visado del país de destino»: la periodista de Televisión Española nos remarca que, ahora, para salir del país, «solo» se necesitará el visado en destino, como si su obtención fuera un mero trámite, y no existiera una política de negativa sistemática y masiva de visas por parte, por ejemplo, del Gobierno de España. Mientras la corresponsal remarca «los lentos y costosos trámites» por la parte cubana, silencia el via crucis burocrático de cientos de cubanos y cubanas en el Consulado español en La Habana: colas interminables, meses de trámites, elevadas tasas por cada gestión y silencios administrativos que, en la mayoría de los casos, acaban en una negativa con la frase «posible migrante».
Pero este aspecto esencial para que la audiencia entienda el problema, es silenciado por Televisión Española y el resto de grandes medios, interesados en culpabilizar al Gobierno cubano.
La corresponsal de Televisión Española, además, realizaba una afirmación increíble en alguien que lleva cuatro años residiendo en Cuba: «(Hasta ahora), había muchas limitaciones y aquellos que querían abandonar la Isla eran tachados de traidores». Un mensaje que es un cliché obsoleto, quizá real hasta los años 80, pero que no tiene nada que ver con el presente. El Gobierno cubano ha reconocido públicamente, en repetidas ocasiones, el papel de la emigración cubana en la construcción del país, y su carácter económico y no político, similar a la de otros países de la región (4). Las palabras del presidente Raúl Castro sobre la población emigrada están bien lejos del concepto de «traidores» mencionado por Televisión Española: «Hoy los emigrados cubanos, en su aplastante mayoría, lo son por razones económicas. Este sensible asunto ha sido objeto de manipulación política y mediática durante largos años, en el propósito de denigrar a la Revolución y enemistarla con los cubanos que viven en el extranjero. Lo cierto es que casi todos preservan su amor por la familia y la patria que los vio nacer, y manifiestan, de diferentes formas, solidaridad con sus compatriotas» (5).
El Gobierno cubano tiene relaciones normalizadas con decenas de colectivos de la emigración. Y contra todos los clichés mediáticos, que asocian emigración cubana con exilio político, existe un número creciente de asociaciones de migrantes que apoyan explícitamente a la Revolución cubana (6). Este 20 de octubre se celebra en Madrid, por ejemplo, el Encuentro de Cubanos y cubanas residentes en Europa (7). ¿Cubrirá Televisión Española este evento? ¿Informará de la existencia de miles de migrantes cubanos con posiciones diametralmente contrarias a la de la llamada «disidencia» aliada de EEUU? ¿O lo silenciará de la misma manera que silencia la responsabilidad del Gobierno español en la prohibición de viajar a la ciudadanía de Cuba y de tantos otros países del Sur?
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