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Entrevista a Nicolás Gonzalez Varela sobre el Cuaderno Spinoza de Karl Heinrich Marx

«La tarea de «invertir» la dialéctica, para anular el misticismo lógico-panteísta de Hegel, la sigue teniendo como principio metodológico el Marx maduro»

Fuentes: Rebelión

Profesor, filósofo, trabajador incansable, activista, autor de un libro imprescindible -Nietzsche contra la democracia- y un número ilimitado de artículos deslumbrantes, Nicolás González Varela es el editor -traductor, anotador y presentador- del Cuaderno Spinoza de Marx (El Viejo Topo, Barcelona, 2012) y uno de los marxistas de mayor erudición y proyección internacional. *** Me voy […]

Profesor, filósofo, trabajador incansable, activista, autor de un libro imprescindible -Nietzsche contra la democracia- y un número ilimitado de artículos deslumbrantes, Nicolás González Varela es el editor -traductor, anotador y presentador- del Cuaderno Spinoza de Marx (El Viejo Topo, Barcelona, 2012) y uno de los marxistas de mayor erudición y proyección internacional. ***

Me voy ahora un poco de tema. Señalas en tu presentación que Marx usó explícitamente la teoría hegeliana del conocimiento conceptual organizándola en torno a cuatro principios epistemológicos-ontológicos. ¿Qué principios son esos?

Es muy normal en el ámbito de los marxistas la Hegelfobia, ha sido el sentido común del Dia Mat obviar o menospreciar el aporte de la epistemología de Hegel. Si existe un anti-Materialismo en el joven Marx, es decir un principio en que la Idea es la organizadora efectiva de la realidad y su centralidad ontológica, no se asemeja a la de la corriente principal de la izquierda hegeliana. Ya aquí Marx marca ciertas diferencias muy importantes. Hay un anti-Materialismo abierto basado en la Formbestimmung, como señala el joven Marx en la famosa carta a su padre de 1837, donde afirma que Der Begriff ist ja das Vermittelnde zwischen Form und Inhalt (El Concepto es propiamente la unión entre Forma y Contenido), receptivo a tímidas determinaciones materiales de las Verhältnisse in der Gesellschaft, que pueden incluso estructurar y unificar la realidad empírica o la misma voluntad subjetiva. Marx utilizará explícitamente la teoría hegeliana del conocimiento conceptual, la wesentliche Bestimmung de la ciencia filosófica, organizándola en torno a cuatro principios epistemológicos-ontológicos, lógica subyacente en el mismo Das Kapital: 1) La Ciencia es concebible sólo como «realización del Principio mismo» (Marx), o sea, en la jerga hegeliana que utiliza significa la exigencia de un círculo de continuidad y necesidad entre Principio y Resultado. La exigencia es que para Max, como para Hegel, el método no es, en efecto, sino la estructura del Todo (Baur des Ganzen), presentada en su esencialidad pura (reinen Wesenheit); 2) La realidad está compuesta no sólo por determinaciones materiales, es decir empíricas y las cuales experimentamos mediante los sentidos, sino además y en especial de determinaciones ideales (ideal Bestimmung) como las llama Hegel, o según ya la terminología propia del joven Marx en este período, determinaciones formales (formelle Bestimmung) o construcciones (Konstruktion), que estructuran y unifican la realidad empírica, aunque no son visibles ni directamente perceptibles en ella; 3) Entre las determinaciones materiales (materielle Bestimmung) y las determinaciones formales (formelle bestimmung) se encuentra la gran heterogeneidad. La materielle Bestimmung pertenece al ámbito de la cosa particular y finita; la formelle Bestimmung al ámbito de un principio totalizante de conexión y síntesis, un fundamento sistemático de universalización. El elemento de la heterogeneidad deviene contradicción cuando una figura, determinada y finita, del ámbito de la determinación material, pretende encarnarse y fugarse de los propios límites de la cualidad y la extensión universal de la determinación formal. Contradicción (Widerspruch) significa entonces que la Idea, en su universalidad totalizante, no puede ser ni contenida ni constreñida en los confines de la materia y de sus figuras de mediación; cuando eso ocurre y lo finito pretende asumirse en su particularidad como universal y absoluto, entra en oposición consigo mismo y debe reaccionar y superarse. La Idea (Idee) es el principio no material más plenamente objetivo de la misma realidad que da sentido y conecta a lo múltiple, a través de la negación y de la conservación-superación de su contradicción (de todas las figuras inadecuadas y parciales que pretenden realizarla de manera exhaustiva); 4) En el joven Marx la formelle Bestimmung ocupa el centro de gravedad ontológico por su capacidad ideal de organizar y estructurar coherentemente la realidad. La forma impone sobre el plano gnoseológico la distinción entre la «apariencia objetiva» y la «doxa subjetiva», o sea entre una configuración del mundo sensible, que hace surgir un principio objetivo de realidad (ni sensible ni visible por el sentido común), y un aprehender la forma del mundo dependiendo de una mera opinión subjetiva, la cual se afirma y se legitima en su percepción de los contenidos y datos más inmediatos (certeza sensible) de la propia sensibilidad. Marx al enumerar los defectos científicos de la escuela del derecho de Savigny en la carta a su padre utiliza en su Kritik ambos conceptos: tanto formelle Begriffsbestimmung, para la determinación formal, como materielle Begriffsbestimmung para la determinación material del Derecho Romano. El joven Marx define incluso el concepto de Forma (Form) como «una arquitectónica necesaria (notwendige Architektonik) para las estructuraciones del Concepto y la Materia a la cualidad necesaria de estas dos totalidades… la Forma no puede ser más que la continuación del Contenido (ja die Form darf nur der Fortgang des Inhaltes sein).» Mientras la filosofía griega antigua veía en la forma (eidos o morphé) la función máxima de identidad de una individualidad, en cuanto que circunscribe un ‘algo’ (Etwas) y le asigna consistencia propia en la autonomía de sus límites, en la filosofía hegeliana toma relevo, con la mediación indispensable de Spinoza, Leibniz, Kant y Fichte, una función dinámica y crítica de la Form.

Dedicas páginas muy interesantes a la obra de Trendelenburg, Investigaciones lógicas, una crítica al método dialéctico hegeliano. Lucio Colletti tomó cuerpo en esa obra en una de sus críticas a la dialéctica marxiana. ¿De qué modo recibió Marx esa crítica? Cuando hablamos, si hablamos, de método dialéctico marxiano, ¿de qué estamos hablando exactamente? ¿De qué lado mistificador de la dialéctica hegeliana había que alejarse?

En 1840 apareció el libro del filósofo Friedrich Adolph Trendelenburg, Logische Untersuchungen («Investigaciones Lógicas»), donde, desde el aristotelismo y cierto spinozismo, se critica la filosofía de Hegel y su método dialéctico. La denuncia filosófica a las tramoyas de Hegel son el ataque más radical desde el Realismo contra el Idealismo objetivo: en el System hegeliano existe un viciado proceso de interpolación subrepticia de elementos extraídos de la realidad empírica (que el joven Marx identificará como un proceso ideológico de «hipostatización», un término técnico filosófico acuñado por Kant), convertidos en premisas generadas por un aparente auto movimiento del Pensamiento en su pureza. Trendelenburg denuncia que Hegel, al construir su proceso dialéctico, se ha visto forzado a asumir elementos espurios, tomados de la intuición empírica, porque «el Concepto afirmante finalmente recurre a la Realidad.» Por lo tanto no se puede, sobre dicha contradicción edificar el edificio dialéctico, porque el contenido nuevo debe tomarse de la intuición de la realidad. O sea: la validez de esta contraposición no se basa en la Form dialéctica, ya que debe recurrir, de manera oculta y sin confesarlo, a la empiria, a la certeza sensible. Aristóteles postula (en su principio de la no-contradicción) la imposibilidad de la coexistencia de dos determinaciones reales, de las cuales la segunda niegue a la primera, y la necesidad de elegir uno entre los dos términos contrapuestos. La única manera imprescindible es un «recurso a la realidad», una intervención operativa que aprehenda lo real concreto, guiado por un programa de investigación (constatación u observación) de la Cosa. Principio que es no menos dialéctico que el principio de contradicción ortodoxo de Hegel, fundamento de una Dialéctica real, concreta científica, y no de una Dialéctica mistificada, idealista, apriorística, una Dialéctica materialista que ya no considere como imprescindible motor la superación de la reale Gegensatz en la mera Form de la contraposición. El joven Marx llamará a este proceso mistificador e ideológico, como ya señalé, de «Hipostatización», y consiste en separar un predicado de su sujeto, hipostasiarlo para hacer de él una categoría abstracta (a través de una separación/objetivación, una Vergenständlichung/Objektivation) que luego se encarna en una existencia empírica cualquiera. La exigencia aristotélica del método de Trendelenburg, uso de las categorías con valencia realista (cuasimaterialista), le lleva a realizar una crítica de método perfecta que hará época: será utilizada no sólo por Marx, sino por el mismo Feuerbach.

Cuando se habla o se ha hablado tradicionalmente de invertir la dialéctica hegeliana, ¿de qué se está hablando exactamente en tu opinión?

Justamente el joven Marx al mecanismo ideológico de inversión del sujeto-predicado, al proceso que genera un objeto fantasmal, Phantom-Objekt, lo llamará Umkehrung, Inversión, componente esencial del Misticismo Lógico-Panteísta (logische, pantheistische Mystizismus) del sistema hegeliano. En Das Kapital Marx seguirá recordando a sus lectores que su método es producto de la crítica sobre «el lado mistificador (mystifizierende Seite) de la Dialéctica hegeliana… la mistificación (Mystifikation) que sufre la Dialéctica en manos de Hegel, en modo alguno es obstáculo para que haya sido él quien, por primera vez, expuso de manera amplia y consciente las Formas generales del Movimiento (allgemeinen Bewegunsformen) de aquella.» No es casualidad que en esa época Marx afirme que «Aristóteles tiene razón cuando dice que la Síntesis es la causa de todos los errores.», es decir el error es una síntesis forzada y arbitraria de pensamiento y ser, o en el lenguaje joven-hegeliano entre formelle Bestimmung (Apariencia, Forma, Pensamiento, lo general) y materielle Bestimmung (Esencia, Ser, Materia, lo particular). El joven Marx parece estar utilizando indistintamente tanto el significado aristotélico como el mismo sentido que le da Spinoza a su Sustancia o Kant al noumeno… La tarea de «invertir» la Dialéctica, para anular el Misticismo lógico-panteísta de Hegel, la sigue teniendo como principio metodológico el Marx maduro: en Das Kapital vuelve sobre su juvenil crítica e inversión de la mistificación hegeliana, aunque hemos evolucionado de la inocente Umschlagen juvenil, pasando por la Umsturz y Umwälzen de su etapa intermedia, a la concreta y revolucionaria Umstülpen/Umkehrung de la Dialéctica materialista: «En Hegel la Dialéctica está con la cabeza al revés. Es necesario darla vuelta (umstülpen), para descubrir su núcleo racional (rationellen Kern), que se oculta bajo una envoltura mística (mystischen Hülle).» La Kritik joven-marxiana, que se remontaba a más de treinta años atrás, ha logrado, según el Marx maduro de 1873, eliminar la forma mistificada (mystifizierten Form) de la Dialéctica hegeliana, que «parece glorificar lo existente» y superarla en una nueva forma racional (rationellen Gestalt). Es la rationellen Gestalt la que permite una «comprensión positiva de lo existente (positiven Verständnis des Bestehenden)» que incluye «la comprensión de su Negación (Verständnis seiner Negation), de su necesaria ruina, porque concibe toda Forma en el fluir de su Movimiento (Form in flusse der Bewegung), por lo tanto sin perder de vista su lado transitorio; porque nada la hace retroceder y es, por su esencia (ihrem Wesen) crítica y revolucionaria.» Por ello resulta inexplicable los enésimos intentos ya desde la socialdemocracia alemana, el Dia Mat stalinista o el Analytical Marxism, de expurgar todo hegelianismo de Marx…

Vuelvo de nuevo a nuestro tema. ¿Por qué Negri dio tanta la importancia a la influencia de Spinoza en la obra de Marx? ¿Qué opinas de la lectura negrista?

Evidentemente la exégesis de Negri se encuentra firmemente asentada en la tradición althusseriana, de la que ya hablamos, pero abreva en la profundidad filológica de Giancotti, gran estudiosa italiana de Spinoza. Su libro L’anomalia salvaggia… fue inmediatamente traducido al francés y editado con ¡tres prólogos!, uno del althusseriano Macherey, otro del filósofo posmoderno Deleuze y finalmente del estudioso spinozista Matheron. Aunque Negri, otra paradoja, no se centra en el Tractatus theologico-politicus, sino en el inconcluso Tractatus politicus, que Marx jamás comenta. La clave de su lectura es la idea de que en Spinoza se encuentran en realidad dos Spinozas: uno inicial, inferior, panteísta, ascético-calvinista (incluso neoplatónico y utópico, hasta ¡en exceso dialéctico!) y un Spinoza más complejo y avanzado, de un naturalismo materialista, anti-teleológico, que es precursor ad litteram del propio Marx, y que no habría podido cristalizarse debido a las insuficiencias en el desarrollo de las fuerzas productivas. El segundo Spinoza sería absolutamente indispensable para recupera a Marx de su empantanamiento en la hipoteca hegeliana. Esta «ruptura epistemológica» estaría en la interrupción de su Etica, durante el cual escribió el Tractatus y obra a la cual volvió de alguna manera «más materialista», y contradiciendo in mente al anterior Spinoza. Por supuesto Negri es incapaz de demostrar este côupure althusseriano con seriedad filológica; como muchos críticos han señalado «dramatiza» una tensión que no existe, lo mismo que le sucedió a su maestro con el joven Marx. Por cierto, nada más pseudohegeliano que estas ideas de «ruptura» y en-sí-y-para-sí! Negri piensa a Spinoza ¡tal como lo había interpretado el mismo Hegel! Muchos analistas, no sin razón, han definido al último Negri como un híbrido ideológico entre un «jovenhegelianismo» y el Posmodernismo. En cuanto al eje político materialista que Negri encuentra en la oposición de Spinoza entre potentia versus potestas, el acento termina, injustificadamente, en hacer recaer a Spinoza en posiciones cuasi anarquistas, del lado exclusivamente de la potentia. El punto fuerte de la lectura negriniana es, sin lugar a dudas, el centrar la reflexión de Spinoza en las condiciones ideológicas y materiales de los Países Bajos en el siglo XVII, en el naciente nuevo Capitalismo y en las primeras formas de imperialismo modernas.

Los Cuadernos Spinoza de Marx, ¿influyeron en su tesis doctoral sobre Demócrito y Epicuro?

También puede deducirse, como hipótesis plausible, que el mismo descubrimiento del Materialismo antiguo, pude haberle sido sugerido por el propio Spinoza, quien en una carta a Hugo Boxel de 1674, le confiesa en medio de una polémica sobre la superstición y la existencia de los Lémures: «La autoridad de Platón, de Aristóteles y de Sócrates no tienen para mi gran valor. Me habría sorprendido mucho que hubiera citado a Epicuro. Demócrito, Lucrecio o incluso a alguno de los atomistas o los que defendían las tesis atomistas. No es de extrañar, en cambio, que los que hablan de ‘Cualidades Ocultas’, ‘Especies Intencionales’, ‘Formas Substanciales’ y mil otras necedades, hayan inventado Espectros y Espíritus, dando fe a las sibilas, para quitarle autoridad a Demócrito, cuya fama envidiaban tanto que entregaron sus libros, de tan merecido renombre, al fuego.» La tesis y una serie de trabajos accesorios son textos muy importantes, ya que son paralelos y simultáneos a su trabajo sobre Spinoza y además, historiográficamente hablando, son una crítica al esquema de la Historia de la Filosofía de Hegel. Epicuro era un filósofo radical, atrayente y misterioso, de origen pobre, del cual se conservaban algunas cartas o epístolas doctrinales, hasta que se produjo el descubrimiento de los llamados papiros de Herculano, que contenían importantes fragmentos de su gran obra De la Naturaleza. A través de la lectura crítica de estos fragmentos y utilizando el testimonio doxográfico disponible, Marx tiene el propósito excesivamente ambicioso de reconstruir el sistema filosófico de Epicuro. Pero: ¿por qué el joven Marx elige una disertación en Filosofía Antigua? Es posible que sea porque puede, de esa manera, tratar la vexata quaestio del Materialismo de la Antigüedad. Además, como Nietzsche con el signo contrario, Marx usa lo «Antiguo» para pensar y solucionar la problemática filosófico-política del presente. Al enfocarse sobre las filosofía postsistemáticas (las que siguieron a Platón y Aristóteles) y más infravaloradas de la Grecidad clásica, puede proyectar críticamente el momento pasado el presente. Los Jóvenes Hegelianos creían vivir una período filosófico similar al postaristotélico: el «gran» sistema, omniexplicativo y absoluto, se erosionaba inexorablemente, sobreviviendo teorías precarias, individualistas y humanistas, que daban vida a escuelas del pensamiento orientadas prevalentemente hacia lo práctico y ético. Tanto la decadencia aristotélica como el posthegelianismo son tiempos históricos y teóricos caracterizados por la extrema autovaloración subjetiva. Intentar reconstruir el eventual sistema filosófico de Epicuro es al mismo tiempo descifrar la rápida disolución del Hegelianismus y descubrir la imperiosa necesidad de tomar distancia de Hegel. Contra la corriente imperante en los estudios clásicos, Marx sostenía que «estos sistemas constituyen la clave de la verdadera Historia de la Filosofía». Tanto la disertación como los cuadernos (los Excerpta de Berlín, que incluyen a Spinoza) pueden ser considerados la primera autocrítica del joven Marx de su primera identidad romántico-monárquica, los textos más explícitos de la refutación de que pueda existir una capacidad atribuible a la subjetividad individual que pueda enfrentarse a lo real. El joven Marx está en plena metamorfosis hacia un Idealismo no-individualista, y al mismo tiempo, experimentando una adhesión cada vez más crítica hacia Hegel: su System le aparece como desequilibrado, desviado hacia la mistificación panteísta y lo contemplativo, inflacionado de excesos teóricos y marcado por la ausencia de una dimensión práctico-transformativa. Es aquí donde seguramente se puede hablar de una ruptura epistemológica radical, mucho antes que el famoso coupure épistémologique en La Ideología Alemana de 1845.

Te pregunto ahora por los puntos de contacto entre la ética epicúrea y Spinoza según la opinión de Marx. De acuerdo, adelante.

Nota edición: Las dos primeras partes de esta entrevista han sido publicadas en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=152169 y en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=152569

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes