«La única verdad es la realidad». Aristóteles La realidad del 27-M envía un mensaje de verdad. Si nos limitamos al análisis de los resultados en cifras y a las declaraciones de los actores políticos no encontraremos ni a la una ni a la otra. Sólo si reconstruimos el hilo histórico y nos sintonizamos con la […]
La realidad del 27-M envía un mensaje de verdad. Si nos limitamos al análisis de los resultados en cifras y a las declaraciones de los actores políticos no encontraremos ni a la una ni a la otra. Sólo si reconstruimos el hilo histórico y nos sintonizamos con la continuidad de los hechos podremos entender el momento y orientar nuestra acción política.
Las derechas (Duque y Vargas) obtuvieron el 46,42% de los votos válidos; los demócratas (Petro, Fajardo y De la Calle) consiguieron el 50,87%. Pasaron a la segunda vuelta (balotaje) Duque y Petro. Los análisis basados en sumas mecánicas plantean que ganó el voto por la paz y contra la corrupción. Se especula con el voto de las «ciudadanías libres» pero, la decisión de De la Calle (cabeza de la lucha por la paz) y de Fajardo (líder de la lucha contra la corrupción) de votar en blanco en la segunda vuelta nos muestra que el asunto es más complejo.
Para avanzar es importante reiterar una idea antes planteada. La elección presidencial en Colombia se inició con el Plebiscito de 2016. El 11 de marzo de 2018 con las consultas interpartidistas se llevó a cabo «de hecho» la primera vuelta que definió los candidatos en disputa: Duque y Petro. Ello obligó a unos candidatos a jugarse en la primera vuelta como si estuvieran en la segunda, es decir, a renunciar a su programa y llamar a votar en contra de otro.
Así, las elecciones del 27 de mayo fueron una especie de segunda vuelta de todos contra Petro. La meta fue aplastar a la Colombia Humana e impedir que Petro pasara a la segunda vuelta. El «toconpetro» se hizo realidad y verdad. El rechazo al populismo, castro-chavismo, mesianismo y caudillismo de Petro era la canción de moda que resonó en todos los escenarios. Los medios de comunicación y algunos intelectuales se sumaron al coro. Pero no pudieron. Petro pasó.
En realidad… ¿qué pasó? ¿Qué ocurrió con la lucha por la paz y contra la corrupción?
Ya en las elecciones del 11 de marzo las Farc, que eran uno de los símbolos de la «paz», habían quedado fuera de combate. En las elecciones de mayo 27, el otro símbolo de la paz que era Humberto De la Calle Lombana, fue sacrificado por los políticos liberales que supuestamente se la habían jugado por la paz. El símbolo «negativo» había caído en marzo, el símbolo «positivo» cayó en mayo. La verdad es que los que concebían la paz solo como el desarme de las Farc ya habían abandonado ese barco desde hace mucho rato.
Ahora que apareció la Colombia Humana que fundió la lucha por la paz con la justicia social («paz grande» la llama Petro), la «paz pura y simple» ya no tenía razón de ser. Les da miedo.
Igual ocurrió con la lucha contra la corrupción; fue traicionada por sus principales promotores. El 18 de abril en el congreso de la república (senado) pactaron entre las bancadas verde y uribista darle un entierro de segunda a la consulta contra la corrupción convirtiéndola en una pantomima parlamentaria. Se volvió inane y no tendrá futuro. La lucha contra la verdadera corrupción que es la que enfrenta a la corrupción criminal y mafiosa de Uribe, a la de los grandes grupos económicos, a la de la justicia y la fiscalía, la que va más allá de lo planteado en «La consulta», también encarnó en la Colombia Humana. Como ya no les servía, la engavetaron.
La conclusión es que a algunos «dirigentes» e «intelectuales» les genera más miedo lo que supuestamente va a hacer Petro que lo que ya hizo Uribe. Algunos conciben la reconciliación como un perdón sin verdad y sin reparación, y un borrón y cuenta nueva para corruptos y guerreristas. Pero creo que el grueso de la gente tiene en mente la continuidad de un verdadero proceso de paz y la derrota plena de todos los corruptos que hoy están juntos y en la mira.
Tal vez el «Acuerdo sobre lo Fundamental» ya está en la mente de millones de personas capaces de derrotar a todos los que se juntaron detrás del miedo a Petro, que no es tanto el miedo a él como persona sino el terror que les genera un pueblo que empieza a reencontrar el camino que dejó trazado Gaitán. Y lo que hace falta es empujar con mayor fuerza en la dirección desbrozada.
Hay que ganar o perder avanzando y no retrocediendo.
Nota:
En las regiones las bases de los partidos tradicionales se están sumando a la Colombia Humana en forma creciente. Las bases liberales votaron el 27-M pero ahora son conservadores, gente que votó por Vargas y hasta por Duque los que se adhieren. Hay que oficializar los «acuerdos sobre lo fundamental» realizando asamblea amplias e incluyentes en cada municipio y departamento de Colombia.
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