Los gobiernos central y de la Generalitat se han llenado la boca las últimas semanas hablando de la llamada «transición ecológica» para la que dicen que servirán, entre otras cuestiones, los fondos europeos Next Generation.
Pero, en los hechos, el 3 de agosto, Gobierno central y Generalitat han pactado la ampliación del aeropuerto del Prat contra la opinión unánime de los colectivos ecologistas y contradiciendo, incluso, los recientes informes de la propia Comisión Europea que hablan de un grado de destrucción del Delta del Llobregat inadmisible y que se debería paliar durante los próximos años.
Antes de la llegada del Covid la ampliación del aeropuerto del Prat no era en ningún caso objeto de debate. Todo lo contrario. Lo que estaba en cuestión era el volumen desmesurado de turistas que estaba recibiendo Barcelona y que resultaba incompatible en varias cuestiones con la calidad de vida de sus habitantes. Y uno de los principales temas de debate social a nivel mundial era y es (aunque parece que para algunos haya desaparecido con el Covid) el cambio climático y los daños sobre el medio ambiente de décadas de destrucción capitalista. Se decía, y ahora está aún más vigente, que estamos ya en el tiempo de descuento para que el cambio climático pueda ser parcialmente reversible y evitar o reducir un aumento drástico de sus consecuencias en forma de desequilibrios en el medio que pueden generar: fenómenos meteorológicos destructivos, grandes sequías, inundaciones, incendios, extinción de más especies, crecimiento del nivel del mar y desaparición de islas y zonas costeras, aumento del riesgo de sufrir pandemias y plagas, etc.
Justamente en aquel contexto pre-Covid, la Comisión Europea hizo públicos unos informes en los que criticaba la gestión que se había hecho de la anterior ampliación del aeropuerto del Prat. Entonces, las diferentes administraciones públicas se comprometieron a llevar a cabo una serie de medidas compensatorias en el Delta del Llobregat y en sus espacios naturales que, según los informes de la CE no se han realizado. Los informes también hablan de una situación límite de estos espacios naturales y de la importancia de medidas de preservación y potenciación de los mismos dada su importancia para el ecosistema de la zona. Pues bien, la respuesta del gobierno «más progresista» y del «de izquierdas y republicano» (ambos también se autodenominan ecologistas) es otra ampliación del aeropuerto que está absolutamente alejada de los intereses de la población del territorio y que sólo responde y se justifica con intereses puramente especulativos.
Hace unos meses salieron a presionar a favor de la ampliación del aeropuerto unas 200 entidades encabezadas por constructoras, bancos y el accionariado de Aena con argumentos poco precisos basados en incrementos de PIB (como si la ampliación generara actividad turística por sí misma y como si ésta no tuviera límites ni consecuencias para la ciudad de Barcelona ni para el medio ambiente). Recientemente han sido más de 300 las entidades en contra, citando los informes mencionados de la Comisión Europea y otros sobre las graves consecuencias ambientales que podría tener esta ampliación como el de la Agencia de Desarrollo Urbano, Barcelona Regional, que estima que la ampliación del aeropuerto del Prat incrementará, como mínimo, un 33% las emisiones de CO₂. También denuncian que hace más de 20 años que se incumplen los acuerdos que se realizaron con la ampliación de la T1 del Prat.
Es curioso ver cómo, entre los grupos municipales que conforman el Ayuntamiento del Prat y que están en contra de la ampliación de manera unánime, están los que se han mostrado favorables fuera del municipio como C ‘s o, aún peor y más hipócrita, los que forman parte de los gobiernos que se han mostrado favorables a la ampliación, como son PSC y ERC.
ICV y el Ayuntamiento: responsables de décadas de destrucción del medio
El actual gobierno del Prat es formalmente de En Comú-Podem con el PSC, pero tiene un peso determinante ICV que ha gobernado el municipio durante más de 30 años. Actualmente se posicionan en contra de la ampliación del aeropuerto, pero son responsables directos de la destrucción que ya ha sufrido el territorio durante las últimas décadas. En 1994 el Ayuntamiento del Prat firmó, junto con el de Barcelona, el llamado «Plan Delta», un convenio acordado con el Ministerio de Obras Públicas, la Generalitat y la Mancomunidad de municipios del área metropolitana que la entidad ecologista DEPANA define como: «un conjunto de obras que no sólo afectaron gravemente los ecosistemas del delta del Llobregat, sino que se convirtió en todo un modelo para la destrucción del territorio. Este plan es un gran desbarajuste ecológico contra el Delta, una zona húmeda de importancia internacional.» El Plan Delta incluía:
- Desvío del río Llobregat, hacia el sur 2,5 km, entrando en parte de la Reserva Natural Parcial de la Ricarda – Ca La Arana y destruyendo totalmente la zona de la Podrida, y los juncales de Cal Tet.
- Ampliación del Puerto, en el anterior espacio, donde se ubicará la Zona de Actividades Logísticas (ZAL), que multiplicó por 3 su superficie. Esta ampliación supuso la desaparición del 40% de toda la población de chorlitejo patinegro.
- Ampliación del aeropuerto, construcción de la tercera pista, paralela al mar y a unos 1300 metros de la pista principal, una nueva terminal, centros logísticos, etc. (Duplicando la superficie del mismo), con la desaparición del carrizal del Paso de las Vacas donde criaba la última pareja de aguilucho en el Delta, la zona de salicorniares, baldíos y bases de la Volatería y parte de la ZEPA de la Ricarda y el Remolar, am la tala de 14.000 pinos de un hábitat de interés prioritario para la UE.
- Carreteras varias, accesos viarios y ferroviarios (autovía del Baix, Pata Sur, etc.).
Por un plan de lucha vecinal con el máximo de apoyos
El manifiesto firmado por 300 entidades muestra el amplio rechazo, no sólo vecinal sino social, que genera la ampliación del aeropuerto. Ahora, hay que trasladarlo a las calles con la convocatoria (bastante amplia y con suficiente difusión) de movilizaciones en contra de la ampliación.
El Prat tiene una tradición importante de luchas vecinales (contra el desvío del río, de los y las vecinas de San Cosme contra el narcotráfico o por viviendas dignas) y la causa de ahora es lo suficientemente importante como para volver a salir a luchar. No puede ser que, mientras se destruyen miles de puestos de trabajo aquí al lado (cierre de la Nissan, por ejemplo) y se permita la desertización industrial en lugar de nacionalizar las empresas que cierran y hacer un verdadero plan de reindustrialización con la transformación ecológica que todos coinciden en que es necesario, se quiera seguir basando la economía en un turismo que ya ha llegado a los límites de la sostenibilidad para la ciudad de Barcelona y para el entorno natural del territorio.
¡La lucha por la defensa del medio natural comienza aquí al lado!
¡¡Ni un palmo más!! ¡No a la ampliación del aeropuerto!
¡Por la preservación y regeneración de los espacios naturales del Delta del Llobregat!
!Por un verdadero plan público de reindustrialización sostenible al servicio de la gente del territorio y no de las grandes empresas!
El Prat de Llobregat
Pedro Mercadé. Lucha Internacionalista.