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Trata de mujeres & Violencia Estructural

La única negra en Ushuaia

Fuentes: Rebelión

Crónica sobre trata de mujeres y racismo

República Dominicana es el país que más ‘exporta mujeres’, – relata Alika Kinan, sobreviviente de trata y activista- el propio consulado firma los pasaportes para que sus mujeres salgan. Después del turismo, es la segunda fuente de ingresos más importante del país. El gobierno es el mayor facilitador de tráfico de mujeres.

La primer dominicana retenida en calidad de prostituta, estuvo en una conocida whiskería en el centro de la ciudad. A dos cuadras del puerto se ubicaba Sheik night club, un infierno de color pastel. Después de descargar, los hombres subían las dos calles empinadas que los conducían al prostíbulo. Por sus alambres y rejas poco distaba Sheik de ser un campo de concentración en pleno centro de la ciudad.

Para no perder el misticismo, en el bar se había establecido un ritual: la mujer que ofreciera el primer «servicio» debía pararse a la intemperie en la helada puerta del bar y mear, mear como mean las perras para que el olor a sexo atraiga a la virilidad varonil de los clientes. Humillada, la primeriza volvía a entrar al infiernopastel donde lavaba sus manos y su entrepierta, junto a sus compañeras, en un almizcle de whisky y azúcar.

Si algo de humanidad les quedaba en la piel después del primer baño antes de empezar la jornada, debían borrarlo con el olor hediento del hediento lugar; mimetizarse entre la muebleria apestada a tabaco y el aliento de los hombres que les soplaban en la oreja ¿Tenés pelos allá abajo? ¿Tenés las tetas duras? Para olvidar tu vida vejada podías creerte el papel de la poderosa.

Decirte a ti misma que controlas la situación -continúa Alika-. Pero, cuando te agarran por detrás y te tiran el pelo y te penetran con dolor, ahí ya no controlas la situación. Ahí ya perdiste tu libertad. La primer dominicana que hubo acá fue traída a este boliche. Era la única negra en Tierra del Fuego. Se vanagloriaban los dueños de tener a la única negra en el lugar más austral del mundo. Era expuesta como en un zoológico, rememora Alika.

Hace pocos meses trencé mi pelo como las mujeres negras que del África trajeron al Caribe, esclavas también, esa manera de llevar la cabeza. Mi pareja de aquel entonces, un fierrero bien del oeste, al mirarme me dijo que me iban a tomar por prostituta.

Al ver mi asombro cambió el discurso aduciendo que no lo decía por él, ‘obvio’, sino por la fama de las exóticas trenzadas en el rubro automotriz.

 La raza es un invento, me decía una compatriota, y puede que tenga razón. Pero la raza como invento ha funcionado, ya desde hace siglos, y de qué manera, cuando de deshumanizar, cosificar, y esclavizar se trata.

SI es pago, no es voluntario.

Si no es voluntario, es violación.

SIN CLIENTES NO HAY TRATA

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.