Hace unos quince meses publicábamos el libro Estas guerras son muy nuestras. Industria militar vasca que tenía entre sus objetivos dar cuenta de las distintas implicaciones, colaboraciones y complicidades que mantienen con la industria militar vasca algunas instituciones educativas, de manera singular la UPV/EHU. En ese texto, aunque desvelábamos algunas de esas formas de colaboración […]
Hace unos quince meses publicábamos el libro Estas guerras son muy nuestras. Industria militar vasca que tenía entre sus objetivos dar cuenta de las distintas implicaciones, colaboraciones y complicidades que mantienen con la industria militar vasca algunas instituciones educativas, de manera singular la UPV/EHU. En ese texto, aunque desvelábamos algunas de esas formas de colaboración que mantenía la UPV/EHU con la industria militar, comentábamos ingenuamente que en comparación con otras universidades del Estado español, «en Euskal Herria, que sepamos, la implicación no es tan directa o, al menos, tan pública y publicitada». En la actualidad, a la vista de los datos que vamos a presentar acerca de algunos acontecimientos ocurridos desde entonces, no podemos seguir manteniendo aquella afirmación, sino su contraria, porque la implicación de la UPV/EHU con la industria militar y el militarismo OTAN no hace sino crecer. Vayamos a los datos.
Investigando para la OTAN
Casi como queriendo darnos en los morros y demostrar lo poco que sabemos (efectivamente, siempre hemos subrayado que la realidad de la industria militar que cuenta Gasteizkoak, con ser alarmante y abarcar a un centenar de empresas vascas y muchas complicidades de diverso tipo, es solo una pequeña parte de lo que realmente existe), pocas semanas después de la presentación del libro, el 3 y 4 de julio 2016, la STO, el órgano de la OTAN dedicado a fomentar la cooperación en la investigación militar, organizaba un Panel de expertos sobre Structural Health Monitoring of Military Vehicles lo que en castellano viene a ser algo como Vigilancia estructural del mantenimiento de los vehículos militares. ¿Quien era el coordinador local del evento encargado de la ponencia de introducción y perspectivas de las jornadas? El profesor de la Facultad de Ingeniería de la UPV/EHU Joseba Zubia. Porque ¿dónde tenía lugar el encuentro? En la Facultad de Ingeniería de la Universidad del País Vasco en Bilbao ya que, como aclaraba el portal de Tecnología e Investigación del Ministerio de Defensa español, era responsable de la organización de dicho seminario en coordinación con la Dirección General de Armamento y Material del Ministerio de Defensa.
El siguiente sopapo de realidad no tardó en llegar. En octubre pasado, el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE, organismo del Ministerio de Defensa de España) era quien dedicaba el número 182 de su publicación Cuadernos de Estrategia a la cuestión de La colaboración tecnológica entre la universidad y las Fuerzas Armadas. Un totxo de más de 200 páginas. Y como nos temimos al saber de su existencia, recogía representación vasca. Así, en el Capítulo V, dedicado a la colaboración de las universidades y las FAS con la industria de Defensa, y dentro del apartado Algunos ejemplos de colaboración, encontramos un subapartado titulado CASO ITP. Consta de 3 páginas donde se recogen hasta 8 ejemplos particulares de esa colaboración, pero quedémonos con la explicación sobre el tipo de colaboración de ITP:
La colaboración de ITP con la universidad gira en torno a programas de I+D y de desarrollo de nuevas tecnologías. La citada colaboración se formaliza mediante la firma de convenios, ya sea de forma directa o mediante la colaboración con centros tecnológicos, los cuales a su vez se apoyan en la universidad.
De forma similar, ITP colabora con la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad del País Vasco (ETSIB), donde destaca la promoción del Aula Aeronáutica y becas para la realización de prácticas.
Además, esta colaboración fomenta la realización de tesis doctorales, proyectos de fin de carrera y actividades de laboratorio con TECNUN-Escuela de Ingenieros de la Universidad de Navarra.
Sobre estos últimos, destacamos la primera edición de las «Jornadas ITP- Centros Tecnológicos» celebrada en 2015, cuyo objetivo es poner en común la estrategia de investigación en tecnología aeronáutica de ITP para la próxima década. A las jornadas asistieron las siguientes entidades colaboradas de ITP: Centro de Tecnologías Aeronáuticas de Zamudio (CTA), CEIT-IK4, Universidad del País Vasco, Universidad de Mondragón, UPM e IMDEA Materiales. Estas entidades presentaron propuestas en materia de investigación de desarrollo de tecnología que puedan dar respuesta a cuestiones claves para ITP y que, en caso de materializarse, supondrán un efecto tractor en la industria aeronáutica, cuya relación con la industria de Defensa es conocida.
Pero, como decíamos, el totxo del IEEE nos iba a deparar más tristes sorpresas. Así, con el apartado de La cooperación de las universidades con las FAS en el contexto internacional, y dentro del subapartado NATO y sus programas de financiación nos enteramos de que:
La OTAN dispone del programa «Ciencia por la paz y la seguridad», que promueve la cooperación civil en temas de seguridad tales como el terrorismo, la defensa contra agentes NRBQ o la ciberdefensa.
[…] Actualmente ha designado a ocho investigadores de universidades españolas como expertos nacionales en varias de las actividades de investigación que se están desarrollando.
Y, sí, desgraciadamente, entre esos ocho investigadores hay uno de la UPV/EHU. Aunque no citan el nombre del investigador no os será difícil deducirlo, una vez conocido el tema de su investigación: Structural Health Monitoring of Military Vehicles: el mismo de las jornadas que hemos visto que tuvieron lugar en la Facultad de Ingeniería.
Asociándose con los peores mercaderes de la muerte
Teniendo en cuenta lo visto hasta entonces, empezábamos a preguntarnos hasta dónde podría llegar el grado de colaboración-complicidad de la UPV/EHU con la industria militar y el militarismo, y si éste era debido a iniciativas personales de profesores concretos que conseguían involucrar a toda la Universidad o si la implicación con los mercaderes de la muerte respondía a una política decidida realmente por los órganos de decisión de la UPV/EHU. La respuesta a esto nos llegó con otro monumental sopapo de realidad.
A primeros de febrero nos enteramos de que el Consejo de Gobierno de la UPV/EHU (el máximo órgano de toma de decisiones), en su reunión de finales de enero, había aprobado la participación de la UPV/EHU en la Plataforma Tecnológica Aeroespacial Española. Entre los argumentos que se barajaron para tomar esa decisión estaba el siguiente:
Los agentes integrantes de la Plataforma han decidido relanzarla y darle un nuevo impulso. Dentro de esta nueva política, se quiere contar con la participación de Universidades y de Centros de Investigación que tengan experiencia en el campo aeroespacial, entre otras, con la UPV/EHU, habida cuenta de la experiencia de la Escuela de Ingeniería de Bilbao a través de su Aula Aeronáutica.
Os preguntaréis dónde está el problema. Expliquémoslo. La Plataforma Aeroespacial Española (PAE) se creó en noviembre de 2006:
con el propósito de establecerse como órgano de referencia para el sector español en relación con las necesidades y estrategias del ámbito aeroespacial, tanto civil como de defensa y seguridad.
Pero para darnos cuenta de en qué ámbito se mueve realmente la PAE no hay como fijarse en los socios que la componen. Entre sus nueve socios encontramos tres que nos dan la pista: INTA, TEDAE y DGAM. Porque resulta que el INTA es el Organismo Autónomo del Ministerio de Defensa para la I+D+i, TEDAE es, ni más ni menos, que la patronal del sector armamentista español y la DGAM, la Dirección General de Armamento y Material del Ministerio de Defensa… ¡Pues pertenecer a esa Plataforma es lo que ha decidido el Consejo de Gobierno de la UPV/EHU!
Dando voz desde las aulas a fabricantes de armamento y militares OTANistas
Colaborar y participar en los programas de investigación militar no es, por desgracia, la única forma activa de apoyar la industria militar y el militarismo que utiliza la UPV/EHU. Así, y siguiendo con lo que ya se ha convertido en una vergonzosa tradición (pues llevan años practicándola), nos encontramos en el BOE del 14 de noviembre de 2016, en el apartado de Otras Disposiciones correspondiente al Ministerio de Defensa, la resolución por la que se publica el Convenio de colaboración con la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea para la organización y desarrollo de unas jornadas sobre paz, seguridad y defensa. El convenio se concretaba en dos jornadas a realizar en la Facultad de Ciencias Sociales de Leioa y en la de Derecho de Donostia:
destinadas a todo el colectivo de estudiantes universitarios de grado y postgrado, expertos y académicos con el objeto principal de debatir y reflexionar acerca de esta dimensión de la seguridad internacional.
Visto lo visto, lamentablemente apenas nos extrañaba cuando, en la primera quincena de febrero, se celebraban en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Bilbao una nueva edición de las habituales Jornadas de Empleo y Presentación de Empresas 2017, que como la ETSI aclara en su web (la negrita es nuestra):
Estas jornadas brindan a nuestros estudiantes la posibilidad de ponerse en contacto con las/os representantes de las empresas y entregar sus curricula estableciendo un primer contacto en su búsqueda de trabajo.
Y que entre las empresas asistentes encontráramos a tres de las cuatro mayores empresas vascas del sector militar que analizamos en el libro Estas guerras son muy nuestras. Industria militar vasca, en concreto SENER, ITP y Aernnova.
Pero lo que en este ámbito de colaboracionismo militarista de la UPV/EHU rebasa todo los niveles de sinvergonzonería académica son las jornadas del Curso de Verano desarrolladas el 4 y 5 de septiembre, en el Palacio de Miramar, bajo el título general de La seguridad y defensa en Europa, que en una descripción más detallada señala el siguiente objetivo:
Durante el curso se analizará la posición de la OTAN y el desarrollo de los mandatos recientes del Consejo Europeo en materia de seguridad y defensa.
Que justo en Euskal Herria, donde el referéndum para la integración en la OTAN recibió un rotundo NO apoyado por el 65% de la población, la UPV/EHU organice estas jornadas, invitando para ello a un panel de personas expertas compuesto por media docena larga de militares y militaristas pro OTAN, sin recoger entre las voces del curso a aquellas que puedan representar el clamor contra la OTAN, el militarismo y el servicio militar que, entre otras cosas, hicieron de Euskal Herria el lugar de Europa con mayor número de insumisas al militarismo implica, además de una opción y visión tan militarista como parcial y alejada de cualquiera de los requisitos mínimos para ofrecer al alumnado y a la sociedad un debate realmente académico, una auténtica demostración de falta de vergüenza.
El cuajo de un lehendakari que sabe hacerse el tonto muy bien y mirar para otro lado. Otra forma de colaboracionismo con la industria militar y el militarismo
Euskal Herria tiene la desgracia de contar con más de un centenar de empresas que se dedican a la industria militar, en parte o en el conjunto de su producción. En sus respectivos subsectores de producción militar, algunas de ellas figuran entre los primeros puestos a nivel estatal. Buena parte de ellas cuenta, además, con subvenciones y/o ayudas económicas y políticas por parte de la Administración vasca. Recientemente ha sido publicado que en los últimos 11 meses han salido desde el puerto de Bilbao 300 contenedores marcados con la etiqueta de explosivos hacia Arabia Saudí. Hace apenas unos días, un medio de ámbito estatal publicó cómo entre los seis rostros de la pujante industria militar española se encontraban dos vascos (Sendagorta, de SENER, y Aperribay, de SAPA). Pues con todo y con eso, el mismo día que se iniciaba el curso de la UPV/EHU sobre la OTAN, el lehendakari Urkullu, en el programa de radio de EITB, El bulevar, ante la interpelación del periodista diciéndole que Hay quien habla de una industria armamentística vasca, ha tenido el cuajo de contestar:
… si hablamos de lo que es la industria de armas de caza, por ejemplo, ¿existe una industria armamentística? ¿A ese nivel tenemos que llegar también en la reflexión de lo que pueda ser la concepción de lo que es una industria armamentística?
Pues es una perfecta demostración de por qué el militarismo y el mercadeo de la muerte de la industria militar están aflorando de manera exponencial en tantos ámbitos de la sociedad vasca: porque cuentan con el apoyo y el respaldo (y con el encubrimiento, cuando es necesario, pues no otra cosa hace Urkullu con esas declaraciones). Si tan desinformado está, para informarse no le hace falta consultar los libros que sobre la industria militar vasca existen: tendrá suficiente con que la próxima vez que comparta palco con Aperribay, el presidente de la Real Sociedad y de SAPA le pregunte acerca del asunto, que a buen seguro sabe mucho más que nosotras. Aunque visto lo visto, mucho nos tememos que esas conversaciones entre ambos se dediquen a cerrar acuerdos sobre nuevos apoyos para esa industria militar vasca inexistente. Es la realidad que padecemos, y no cambiará si desde la población no nos decidimos de una vez a intervenir. La Euskal Herria antimilitarista y contra la OTAN tiene mucho trabajo pendiente.