Convertir a nuestras universidades en centros que se renueven constantemente, potenciadores del desarrollo local, laboratorios y motores de la ciencia, nichos del más profundo y comprometido debate en torno a las problemáticas de la sociedad, y donde la calidad sea el eje transversal que atraviese -y envuelva a la vez- todos sus procesos, constituye un […]
Convertir a nuestras universidades en centros que se renueven constantemente, potenciadores del desarrollo local, laboratorios y motores de la ciencia, nichos del más profundo y comprometido debate en torno a las problemáticas de la sociedad, y donde la calidad sea el eje transversal que atraviese -y envuelva a la vez- todos sus procesos, constituye un objetivo que cada año mueve las ansias de los directivos de los centros de Educación Superior, provistos de un enfoque crítico que pasa revista a sus deficiencias y retos.
El análisis correspondiente al 2017 -celebrado este lunes con la presencia del primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez-, observó las variables de su gestión en materia de formación de pregrado y posgrado; desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación y los recursos humanos.
Un dato relevante, que arrojó la aplicación de una encuesta por parte del Ministerio de Educación Superior (MES), es que hoy el 90 % de los jóvenes se muestra satisfecho con la preparación recibida. También se ha logrado un salto significativo al ingreso al Curso por Encuentro y la Educación a Distancia, y el pasado año se trabajó en la fundamentación de la Educación Superior de ciclo corto con vistas a su aplicación.
Sin embargo, reconoció el ministro del ramo, José Ramón Saborido Loidi, se revelan insuficiencias -por solo mencionar algunos ejemplos- en la implementación de la política de la enseñanza del inglés, en la responsabilidad de los estudiantes con la autogestión del conocimiento, y las prácticas pedagógicas de los docentes, que se requiere transformarlas ante los cambios emprendidos en la Educación Superior.
A pesar de que el pasado año los estudiantes se vincularon a la recuperación tras el paso del huracán Irma, a la impartición de clases en la enseñanza media y las elecciones, entre otras actividades, todavía es una deuda la vinculación de la totalidad de los estudiantes en estas acciones. «Debemos lograr que como mínimo cada estudiante participe en una tarea de impacto social cada año», exhortó el Primer Vicepresidente cubano.
La actividad de posgrado permitió dar respuesta al 98, 5 % de las necesidades identificadas en el sector estatal, y al 77, 5 % del no estatal de la economía, y se ha desarrollado un intenso trabajo en la capacitación y superación de los directivos; sin embargo, aún se requiere continuar trabajando en la formación de doctores, apunta el informe presentado al balance.
Indicadores positivos de la gestión de la ciencia son el aumento del potencial humano, la mejora de la estructura de proyectos de innovación, la obtención de premios nacionales y de la Academia de Ciencias de Cuba. En relación con los recursos humanos, aunque se revela un aumento en el número de profesores con categoría docente y científica, se requiere mejorar la atención y reconocimiento a los claustros y trabajadores, así como la motivación a los recién graduados durante el cumplimiento del servicio social, y la estabilidad de los directivos en las universidades.
MIRADA DESDE LOS DOCENTES
El debate de los encargados de conducir los procesos formativos en las universidades se centró en las deudas en el trabajo educativo y de formación político-ideológica. Rafael Cervantes, director de Marxismo, Leninismo e Historia, apuntó que los esfuerzos «todavía no dan en el blanco de las preocupaciones de los jóvenes», cuando no logran responderlas, o no se enfocan las discusiones en el perfeccionamiento de la sociedad.
En un contexto de recrudecimiento de la política del gobierno de Estados Unidos hacia Cuba, que se extiende al espacio virtual cada vez más accesible en los centros universitarios gracias a la informatización de la sociedad -existe un red de más 130 000 usuarios conectados a internet y más de 500 puntos wifi desplegados en estos centros- los directivos llamaron la atención sobre la importancia de ganar en profesionalidad en el trabajo con los jóvenes.
María Irene Balbín, directora de Comunicación del MES, agregó que aún resulta ínfima la interacción y generación de contenidos de los directivos en las redes sociales, y escasos los niveles de actualización de los sitios web de las instituciones. «Hay problemas en la comunicación social, en general, y no se transmite toda la información que necesitamos», aseveró.
Las intervenciones destacaron, en ese sentido, el trabajo realizado por los Observatorios Sociales Universitarios, los cuales, con un carácter innovador, permiten en cada centro detectar problemas e intencionar soluciones. Narcy Bueno Figueras, rectora de la universidad de Granma, cuestionó «por qué no estar todos los meses en Congreso en las brigadas», a partir de los profundos debates generados durante el proceso que en estos momentos realiza la FEU a ese nivel.
Sobre el diseño e implementación del plan de estudios E, que continuó avanzando el año anterior -hasta diciembre habían defendido sus nuevos planes 60 carreras y 23 enfrentan ese proceso este curso-, Deysi Fraga, directora de Formación del MES, afirmó que son una muestra de las transformaciones que en el orden educativo se realizan desde las universidades.
No obstante, manifestó preocupación con las insatisfacciones de los estudiantes sobre la práctica laboral, ese espacio permanente con el organismo empleador «que permite preparar al joven para que tenga un desempeño exitoso comprometido con la Revolución». En ese sentido, Díaz-Canel destacó que nuestro diseño de la práctica preprofesional -donde no median intereses económicos ni de mercado- es un patrimonio de la educación superior cubana, por lo que debemos trabajar en la creación de las habilidades que aún no se logran en determinadas carreras, así como en elevar la satisfacción de los educandos.
En la importancia del eslabón de base se enfocaron varios de los participantes al encuentro, «talón de Aquiles» al decir de Olga Lidia Tapia, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido, y donde hay «que acelerar las acciones, con la inteligencia y fortaleza de nuestros claustros».
Tapia insistió en elevar el control allí donde se encuentran las deficiencias, y específicamente en la clase, por lo que puede aportar en la atención de las individualidades. Una contribución en ese orden ha significado la integración de los centros de enseñanza superior -que según el titular del sector, concluyó en su fase estructural, pero «todavía se encuentra en etapa de tránsito»- y a partir de la cual las instituciones de formación pedagógica se adscribieron al MES.
El viceministro Rolando Forneiro llamó la atención sobre la necesidad de potenciar la permanencia de los jóvenes en el tránsito por las carreras pedagógicas. Como aportó Ena Elsa Velázquez Cobiella, ministra de Educación, de los cerca de 29 000 maestros en ejercicio que habían matriculado el curso por encuentro el pasado año, muchos causaron baja, un tema al que se le brinda atención, pues la prioridad «es que todos los maestros puedan alcanzar ese nivel». La utilización de bibliografía digital y la distancia que tienen que recorrer son algunas de las preocupaciones de los estudiantes.
La aplicación de las investigaciones científicas, y la prioridad que debe otorgársele a aquellas que tributan a los sectores estratégicos de la economía del país y el vínculo entre las universidades y los organismos, así como el uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en la solución de los problemas, figuran entre otros de los temas abordados.
Al respecto, el Primer Vicepresidente cubano llamó la atención sobre la necesidad de que la universidad se relacione más con las entidades que demandan la investigación científica, y ejemplificó con BioCubaFarma, «donde hoy el vínculo con las universidades es alto»; los aportes de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, en el desarrollo de aplicaciones móviles, y sistemas de gestión documental aportados por la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, que hoy se aplican en el rescate de la memoria histórica, entre otros resultados. Tenemos que propiciar más debate científico, afirmó, y llamó a aprovechar la contribución territorial al desarrollo local basada en los resultados de las investigaciones científicas.
Fuente: http://www.granma.cu/cuba/2018-03-26/la-universidad-que-queremos-26-03-2018-10-03-01