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La urbanización acelerada de Latinoamérica y el Caribe es una amenaza

Fuentes: SEMlac

América Latina y El Caribe son las regiones más urbanizadas del llamado Tercer Mundo, y su crecimiento, expansivo y no planificado, constituye una seria amenaza al medio ambiente, advierte el informe de Evaluación GEO 4 (Perspectivas del Medio Ambiente Mundial) de las Naciones Unidas, difundido recientemente en Lima. En ese documento se señala que la […]


América Latina y El Caribe son las regiones más urbanizadas del llamado Tercer Mundo, y su crecimiento, expansivo y no planificado, constituye una seria amenaza al medio ambiente, advierte el informe de Evaluación GEO 4 (Perspectivas del Medio Ambiente Mundial) de las Naciones Unidas, difundido recientemente en Lima.

En ese documento se señala que la población urbana de esta región pasó del 66 por ciento en 1987 a 77 por ciento en 2005. Ese acelerado crecimiento también trasladó la pobreza del campo a las ciudades latinoamericanas donde viven, respectivamente, el 39 y el 54 por ciento de las familias pobres y extremadamente pobres de esta extensa área geográfica.

«La producción y el consumo se concentran en las áreas urbanas, afectando de este modo a los ecosistemas circundantes a través de la deforestación, degradación de la tierra, pérdida de biodiversidad, contaminación del suelo, aire y agua y extracción de materiales de construcción», se lee en el informe.

También indica que la Ciudad de México y Santiago de Chile son las únicas dos grandes ciudades de América Latina y El Caribe donde se controla y gestiona mejor la contaminación atmosférica, aunque enfatiza en la «elevada contaminación petrolífera de las refinerías del Gran Caribe, fuera de Brasil y en el Golfo de México, donde los vertidos de petróleo son un grave problema».

Alerta, igualmente, sobre el aumento de la contaminación en las ciudades medianas y pequeñas de la región, aunque no las menciona, «donde es más difícil acceder a los recursos y control de las tecnologías para la gestión del área urbana».

En cuanto a la producción de los residuos sólidos municipales, afirma que sólo el 23 por ciento recibe un tratamiento adecuado y que, en promedio, el 86 por ciento de las aguas residuales son vertidas sin tratar en ríos y mares. En El Caribe, este porcentaje aumenta a 90.

No obstante, la urbanización acelerada y la contaminación atmosférica constituyen sólo algunos de los problemas medioambientales que confronta actualmente la región, donde también la biodiversidad y los ecosistemas terrestres están amenazados, existe degradación costera y contaminación marina, y una serie de ecosistemas vulnerables al cambio climático.

Entre éstos, el informe menciona a los ecosistemas de montaña de los Andes, las zonas pantanosas costeras, las selvas vírgenes tropicales de mesoamérica y de la cuenca amazónica, así como los manglares y arrecifes del Caribe, totalizando 55 ecosistemas en situación de vulnerabilidad, 51 amenazados y 31 en peligro de extinción.

«La Cordillera de los Andes y la Patagonia en Argentina muestran signos de retroceso y reducción de las zonas cubiertas de nieve. La pérdida de glaciares en los Andes y la intrusión de agua salada por el aumento del nivel del mar, afectará a la disponibilidad de agua potable, así como a la producción y al turismo», puntualiza el documento.

Otra vulnerabilidad regional identificada en el informe es el aumento de la distribución geográfica de portadores de enfermedades infecciosas como la malaria, el dengue, la fiebre amarilla, todas éstas con carácter endémico en la región, e, incluso, de la peste bubónica.

La pérdida de biodiversidad también es mencionada como uno de los más graves problemas de esta parte del planeta. Tras recordar que Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela se incluyen entre las áreas con mayor diversidad biológica del mundo, subraya que el 66 por ciento de la pérdida de cubierta forestal mundial ocurrida entre 2000 y 2005 tuvo lugar en esta zona.

No obstante, el estudio incluye noticias alentadoras, como los esfuerzos para proteger la biodiversidad que han emprendido diversos países y el pago por los servicios ambientales. En torno a los primeros, señala expresamente al Corredor Biológico Mesoamericano, que se extiende desde el sur de México hasta Panamá, y al Programa Piloto para Conservar la Selva Virgen Brasileña.

En cuanto al pago por los servicios medioambientales, subraya que «puede ser un instrumento crucial para proteger de forma efectiva la biodiversidad y se están llevando a cabo ejemplos prometedores en diversas naciones como México, Costa Rica y Colombia».

El informe también destaca que se realizan esfuerzos crecientes para establecer zonas marinas protegidas, pero subraya que «hay que centrarse más en la integración de la gestión del área costera y la cuenca fluvial interior como respuesta clave a la contaminación costera y marina».