Entramos en la última semana de campaña electoral. ¿No les extraña a Ustedes que durante toda la campaña se haya establecido el más absoluto silencio en todo lo referente al Laicismo, a los temas de la separación Iglesia/Estado? Ningún partido, ningún líder, ningún medio hace referencia. De repente el más absoluto apagón político e informativo. […]
Entramos en la última semana de campaña electoral. ¿No les extraña a Ustedes que durante toda la campaña se haya establecido el más absoluto silencio en todo lo referente al Laicismo, a los temas de la separación Iglesia/Estado?
Ningún partido, ningún líder, ningún medio hace referencia. De repente el más absoluto apagón político e informativo.
Es como si por arte de magia en la sociedad española hubieran desaparecido la pederastia en el seno de la iglesia, los privilegios fiscales, las inmatriculaciones, los 11.000 millones de Euros que reciben del Estado, las condenas de los obispos al feminismo, la segregación que supone la enseñanza concertada, la incoherencia de la religión como asignatura en el sistema educativo de un Estado que se autotitula aconfesional. Es como si de repente los acuerdos con el Vaticano hubieran desaparecido.
¡SÍ!. Todo esto ocurre. Pero también algo más. Aparentemente la Iglesia no está presente en la campaña electoral. Y parece cumplirse aquello de: La iglesia no se mete en política.
Además de todo esto, la campaña electoral se ha visto entrecruzada por esa semana a la que los católicos denominan santa. Y si no pasamos de largo, si somos un poco observadores nos daremos cuenta de que: Más que nunca las fuerzas armadas y militares han participado en las procesiones, escoltando pasos, desfilando con armas, símbolos y banderas, bandas militares con sus marchas rindiendo honores a imágenes católicas. Es decir, las fuerzas armadas y militares de un Estado cuya constitución dice que no tiene confesión alguna. Más que nunca han participado alcaldes, concejales, presidentes de diputaciones y hasta ministros. La TVE ha ofrecido ritos y liturgias católicas sin freno y las televisiones autonómicas mucho más. Y convendría recordar al respecto que durante todo este tiempo el gobierno continúa en manos del PSOE. ¿han notado Vds. alguna diferencia en este terreno con los gobiernos del PP?
Los problemas a los que antes nos hemos referido, hablen de ellos o no los políticos, están ahí y seguirán estando mientras no se solucionen. La separación de la iglesia y el Estado es un grave déficit democrático en España y a medida que la sociedad se seculariza y se aparta de la iglesia católica el mantenimiento de unos pactos y unas estructuras que corresponden a otras épocas es una irresponsabilidad que los partidos y sus dirigentes no quieren abordar y que tarde o temprano pasará factura.
Pero la pregunta es ¿Por qué lo hacen? ¿Por qué callan? ¿Por qué siguen participando en los actos confesionales como en pleno franquismo? ¿Y lamentablemente mucho más incoherente aquellos políticos que se consideran de «izquierdas»? Hablando con algunos a título privado nos manifiestan que de hacerlo les supondría una pérdida de votos que en estas elecciones no se lo pueden permitir.
En el fondo. Tienen miedo. Mejor dicho, tienen pánico. ¿A quién? Si señores: A la Iglesia. A una institución muy poderosa. Y lo es. Dispone de una enorme influencia social a través de multitud de medios de comunicación propios y ajenos. De una enorme red privada de Educación, de una enorme red asistencial, y de unos partidos políticos que se pondrían inmediatamente a su disposición en caso de conflicto. Solo imaginarse la confrontación les aterra.
Así las cosas ¿Siguen Vds. Creyendo que La iglesia no se mete en política? Lo hace.
Indirectamente y hasta el fondo.Tácitamente han establecido un pacto clerical que asustados y atemorizados están cumpliendo a rajatabla especialmente los partidos de izquierda. Si guardáis silencio en las cuestiones religiosas la iglesia se mantendrá al margen de la campaña electoral.
Pasan las semanas, pasan los días y el laicismo ha sido condenado al ostracismo. Incluso algunas reivindicaciones han desaparecido de los programas. Solo Podemos mantiene un par de ellas apartadas en un lejano rincón del programa, olvidadas y sin mentarlas lo más mínimo.
La iglesia cumple su parte del pacto no habla de las elecciones. ¿pero que no ha estado presente en la campaña electoral? ¿Y la semana a la que los católicos llaman santa? No es necesario que repita el párrafo a que hacía referencia. ¡Vamos que si ha estado presente!
Los partidos de la izquierda no se atreven. Los de derechas, ya se sabe, incluso están dispuestos a aumentarle los privilegios. Ya lo hacen nada más llegar a la Junta de Andalucía. Los problemas continúan y se agravan. Entonces señores, Vds. que pretenden dirigir España, ¿cómo los van a solucionar? ¿haciendo que desaparezcan de sus programas? ¿Imponiendo el silencio político e informativo?
Y así año tras año la misma monserga: Ahora no. Esto no toca. No es posible.
¿Se extrañan que unas de las consignas del 15 M fuera no nos representan?
Desde el movimiento laicista, no somos unos irresponsables. No llamamos a la abstención y sabemos que la situación política es delicada sobre todo con una extrema derecha que va a estar en las instituciones.
Pero es triste y lamentable que los políticos de estos partidos hayan olvidado que hay una vía para la solución de un problema que siempre hemos considerado muy grave, que la solución no es fácil, que requiere un largo plazo. Que pasa por el fortalecimiento del movimiento social laicista, y que junto al resto de los movimientos sociales podrá constituir la fuerza social necesaria y suficiente que pueda decirle a la iglesia católica: ¡Señores hasta aquí hemos llegado!
Hasta ahora en este camino de estos partidos y de estos políticos no hemos recibido el más mínimo apoyo, o en todo caso unas migajas que les sirve más a ellos de justificación que a nosotros en el avance en la separación iglesia/Estado. Quizá haya llegado el momento de comprender que nuestros caminos divergen. Que Vds. Están empeñados en dirigir las Instituciones de un Estado Confesional Católico y Monárquico y el nuestro es otro muy diferente. Y que quizá no merezca la pena perder más tiempo en intentar que el rey se haga republicano.
José Luis Iglesias (Asturias Laica/Europa Laica)
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