Normas jurídicas vigentes desde el 7 diciembre de 2018 para el ejercicio del trabajo por cuenta propia frenan en vez de contribuir a su avance, advierte un estudio de la Red de Emprendimiento e Innovación de la Universidad de la Habana, integrada por profesores de diferentes facultades y centros de esta institución, así como de […]
Normas jurídicas vigentes desde el 7 diciembre de 2018 para el ejercicio del trabajo por cuenta propia frenan en vez de contribuir a su avance, advierte un estudio de la Red de Emprendimiento e Innovación de la Universidad de la Habana, integrada por profesores de diferentes facultades y centros de esta institución, así como de algunas entidades externas.
La red analizó esas regulaciones desde el punto de vista del derecho y a la luz de diversos discursos que fundamentan la aceptación de este tipo de gestión no estatal y de la Conceptualización del Modelo Económico y Social y la Constitución de la República, que refrendan la propiedad privada.
Su estudio concluye que las normas aprobadas por el Consejo de Ministros se dirigen en reversa: exceso de documentos (29) y trámites que representan barreras para la obtención de las licencias, endurecimiento de las contravenciones, excesos de inspecciones, la definición de veinte y dos organismos rectores del trabajo por cuenta propia (con departamentos para su atención),la exigencia de una cuenta fiscal con dos meses de impuesto como saldo, cobro de impuesto por la fuerza de trabajo contratada desde el primer trabajador, etc., entonces:
¿Dónde queda la racionalización del aparato estatal?, solo 304 disponibles son trabajadores por cuenta propia en La Habana de 184.000 cuentapropistas. Se paró la racionalización, pero el cobro de un impuesto por empleado en el sector del trabajo por cuenta propia siempre fue contraproducente con la intención de que asumiera empleo proveniente del sector estatal.
¿Cuándo separaremos las funciones estatales y empresariales?, ahora cada organismo rector debe tener un departamento para atender el trabajo por cuenta propia. ¿No son esas funciones empresariales aunque no se reconozcan o solo es control por el control?
¿Qué lecciones aprendemos de la práctica internacional? En América Latina es común que exista una entidad que sea quien regule, incentive, fomente y apoye a las pequeñas y medianas empresas, más allá de que diversos organismos dicten políticas públicas abarcadoras para todo tipo de empresas.
¿Cómo esperar que con estas medidas convirtamos el trabajo por cuenta propia en pequeñas y medianas empresas? No se observa intencionalidad real.
Aplaudimos que dos días antes de promulgarse las normativas jurídicas en diciembre eliminaran tres de las medidas menos aceptadas y que más tarde en febrero se anunciaran nuevas acciones (aunque aún no han salido las normativas jurídicas). ¡Qué bueno!, pero ello muestra no saber qué se desea con el trabajo por cuenta propia, a pesar de lo que refrendan los dos documentos más importantes emitidos en el país, antes mencionados. Ahora se habla de flexibilizar el trabajo por cuenta propia, de nuevo serán otras normativas jurídicas.
Las condiciones económicas de Cuba hoy no son las mejores, el sector privado ha mostrado crecimiento, en diciembre de 2018 sumaba 580. 828 personas, de las cuales, más del 60 por ciento eran desvinculados laboralmente y representaban la tercera parte de los trabajadores de las empresas estatales.
Dentro de este grupo, los ingresos de los más lucrativos generaron 9,3 por ciento del PIB en 2016 y 12 por ciento en 2017 (Monreal, agosto 2018). El gobierno reconoce que la ampliación del sector no estatal, especialmente el trabajo por cuenta propia, ha resultado en un incremento de los ingresos tributarios de 1 a 8 por ciento entre 2013 y 2018; el sector no estatal aportó el 11 por ciento de los ingresos presupuestarios en 2017.
Un sector tan dinámico como ese ¿será interés del actual gobierno de Estados Unidos y de los cubano-americanos en el poder que lo asesoran apoyarlo? Las medidas impuestas por Estados Unidos apuntan a que no les interesa que crezca, pues aporta al país que ellos desean hundir.
Por tanto, la lógica indica que todos los cubanos debemos trabajar unidos, bajo cualquier forma de propiedad, lo que exige descentralizar el mecanismo económico para que las empresas estatales puedan gestionarse por sí mismas y en la economía se encadenen libremente entre las diferentes formas de propiedad lo que generará eficiencia y satisfacción a la sociedad. La economía es un todo, un sistema, no se puede continuar dirigiendo de forma fragmentada y sectorializada.
Sin embargo, cuál ha sido la historia
En 1976 se aprobó el trabajo por cuenta propia como parte de las medidas del Sistema de dirección y planificación de la economía. Según el censo de 1981 representaba el 1,6 por ciento del total de ocupados y en 1985 eran 39.000, sin embargo, la rectificación de errores puso freno. De nuevo en la década de los noventa la crisis hace florecer este tipo de trabajo y en 1995 creció hasta 138.000, llegando en 1999 a un punto máximo de 157.000. ¿Y qué pasa después? Un lento pero sostenido proceso de reducción cuyo punto más bajo fue en el 2007 con un nivel similar al de 1995.
En el 2010 renace el trabajo por cuenta propia alcanzando un crecimiento de más del 70 por ciento en 2011. En estos nueve años no ha dejado de crecer, sin embargo, en 2018 solo aumentó en dos por ciento, de nuevo un retroceso. Cuando se esperaban incentivos, aparecen un conjunto de normativas jurídicas que representan control, control y más control.
En el análisis de cada una de las etapas transitadas se observan semejanzas y diferencias, pero lo más significativo es el pobre papel que siempre se le ha otorgado a este tipo de trabajo en la economía: actividades autorizadas de bajo valor agregado, desempeñarse en sus domicilios (o arrendamiento de locales del estado), discrecionalidad por parte de los poderes populares en decidir diversos aspectos (otorgar y quitar licencias, imponer multas, decidir tasas impositivas y hasta precios), ninguno o pobres mecanismos de financiamiento, tasas impositivas sin fundamento (como la que se impone a la fuerza de trabajo), etc.
Si como se ha repetido este tipo de trabajo es complementario al estatal, eso no quiere decir marginal, eso significa que hay que establecer una institucionalidad que incentive, apoye y genere condiciones para propiciar un tejido productivo sin asimetrías entre todas las formas de propiedad.
El camino ha sido largo y aun es tortuoso, pues no se acaba de entender que hay que sumar y multiplicar a los actores para alcanzar la visión de país.
Ileana Díaz Fernández, economista e investigadora cubana.