Una investigación muestra cómo las abejas usan sus patas peludas para limpiar el polen de sus ojos peludos. Credit Candler Hobbs/Georgia Tec Las abejas son bastante buenas en su trabajo porque, en cada uno de sus viajes para buscar comida, llevan a la colmena casi el 30 por ciento de su peso corporal en […]
Una investigación muestra cómo las abejas usan sus patas peludas para limpiar el polen de sus ojos peludos. Credit Candler Hobbs/Georgia Tec
Las abejas son bastante buenas en su trabajo porque, en cada uno de sus viajes para buscar comida, llevan a la colmena casi el 30 por ciento de su peso corporal en polen altamente proteico.
Sin embargo, es un trabajo muy sucio. Cuando las abejas merodean una flor, tal vez bebiendo su néctar para obtener energía inmediata, se llenan de polen que se queda pegado al pelo que cubre su cuerpo, incluyendo los ojos. Usan sus patas para quitarse la mayoría del polen y llenan estructuras llamadas corbículas o canastas de polen en sus patas traseras. Su proceso de aseo es muy eficiente.
Los investigadores de Georgia Tech descubrieron que una abeja puede quitarse unos 15.000 granos de polen en dos minutos mientras se cepilla para limpiarse. Guillermo J. Amador, David L. Hu y otros colegas grabaron el comportamiento en un video porque querían aprender más detalles sobre cómo se limpian habitualmente las abejas y divulgaron su trabajo en la revista Bioinspiration & Biomimetics.
El laboratorio de Hu en el Departamento de Ingeniería Mecánica de Georgia Tech se concentra en procesos biológicos que pueden tener aplicaciones en la ingeniería. Uno de sus temas de investigación es cómo se mantienen limpios distintos animales. Así es como estudian la estructura de cosas como la lengua y las pestañas de los gatos.
Los insectos son interesantes, dijo Hu, porque operan a una escala distinta de los humanos. Cuando queremos crear cosas que podemos limpiar, dijo, «hacemos superficies que son muy lisas, como las de un auto». Lo mismo es aplicable a las superficies de la cocina y, principalmente, se debe a que usamos agua.
Pero para algo del tamaño de una abeja, el agua no funciona tan bien. «Cuando los insectos se meten al agua», comentó, «no pueden salir debido a la tensión superficial». Así que la naturaleza tenía que inventar otras soluciones. «A la naturaleza», como lo explica Hu, «no le gusta lo liso».
Pero lo peludo funciona bien, así que las abejas usan sus patas peludas para limpiarse el cuerpo y los ojos. Amador y Hu se concentraron en los ojos, que la abeja necesita para ver con claridad.
Usaron diversas técnicas para estudiar lo que hacían esos insectos y cuánto polen lograban quitarse. Una de las técnicas consistía en usar contraluz para poder ver la silueta de las abejas y los granos de polen de tal modo que el software informático pudiera reconocer y contar los puntos negros contra un fondo claro.
Hu comentó que la técnica se inspiró en Pig-Pen, el personaje de Peanuts que siempre estaba rodeado de una nube de partículas de tierra.
También usaron la pata de una abeja para colocarla en un pequeño dispositivo motorizado. Amador, quien ahora es investigador en el Instituto Max Planck de Sistemas de Inteligencia en Stuttgart, Alemania, dijo que la variación de espacio entre los pelos en la pata y el ojo era importante, algo parecido a limpiar un cepillo con un peine. No usaríamos un cepillo para limpiar otro cepillo con el mismo tipo de cerdas.
Hay diversas formas en las que esta información podría ser útil. Podemos echar un chorro de agua a un carro, pero no a los sensores, microchips y microrrobots.
Y también se puede usar en las superficies lisas que a nosotros los humanos nos gustan tanto, dijo Hu para tranquilizarnos.
«No crean que ya vienen las mesas peludas ni los autos peludos», dijo.