Más de un centenar de miembros de las Comunidades Cristianas Populares (CCP) del Estado Español, procedentes de Albacete, Andalucía, Aragón, Cataluña, Galicia, Logroño, Madrid, Murcia, Valencia y Valladolid, tras su XVII Encuentro Estatal celebrado en Lliria (Valencia) del 17 al 19 de noviembre de 2023 bajo el lema “Las causas que han dado y siguen dando sentido a nuestras vidas” queremos comunicar, públicamente, algunas de sus reflexiones y conclusiones.
Un encuentro en el que -como viene siendo habitual desde hace más de 45 años- hubo tiempos para todo: un tiempo para lo lúdico y otro para la reflexión; un tiempo para el encuentro y otro para la excursión; un tiempo para las ponencias y otro para la fiesta; un tiempo para la eucaristía y otro para el silencio… y siempre para el amor.
Meses antes de llegar a Lliria, las diferentes comunidades hemos trabajado un cuestionario previo donde ya subrayábamos -entre otras- la necesidad de “una nueva internacional de la esperanza” con todas las personas que buscan otro mundo mejor desde cualquier planteamiento. Nuestra esperanza es que los grupos emergentes en ámbitos como el de las reivindicaciones de las mujeres, del medio ambiente, de los DDHH, etc, desarrollen la vivencia de los valores de Jesús de alguna forma comunitaria, aunque sea de manera diferente de la que hemos vivido y vivimos con alegría.
Estamos convencidas de que nuestras luchas, creencias y seguimiento fiel de Jesús en un momento de la historia no ha sido estéril, sino imprescindible para que otros tomen el testigo de otras y diversas maneras. Hemos aprendido mucho. También a saber morir dando vida. Y hemos sembrado y disfrutado de todo (del Reino, de los valores de Jesús, otro mundo y espiritualidad posible…) Un mundo nuevo que seguirá floreciendo.
Mª José Torres Pérez nos dejó claro que las revoluciones hoy siguen siendo urgentes, como océanos de gotas de agua que carcomen los cimientos agujereándolos, ojalá que hasta tumbarlos. Porque no hay cambio que no genere contracultura y esto no puede hacerse en solitario.
Según Pepa Torres, en ello tenemos una necesaria aportación desde las comunidades y movimientos sociales desde algunas apuestas que ella considera imprescindibles: las 3 “T” que nos recuerda el Papa Francisco (Trabajo Tierra y Techo), las luchas por el derecho a tener Derechos, las personas a quienes ni siquiera se les considera sujetos de derecho (inmigrantes), la justicia climática y las propuestas ecologistas en general, las aportaciones y visiones de los nuevos feminismos, caracterizados por su inclusividad y su alianza con el movimiento LGTBQI+ y con el ecologismo versus eco feminismo.
Porque los lazos comunitarios son, hoy más que nunca, sacramentos de la esperanza que nutren y sostienen las de muchas gentes y porque estas tramas comunitarias son también signo de que otro mundo está siendo posible.
En muchos lugares del mundo nuevas voces nos hablan de la dignidad incondicional de todo ser humano, de valores similares a los que representó la causa de Jesús. Esa gran ola en la que remamos muchos náufragos y huérfanas, sin saber del todo a donde vamos y por qué, es como la primera piedra sobre la que Jesús hoy constituiría la iglesia, su convocatoria universal.
Es lo que nos aportaba Santiago Villamayor Lloro, quien añadía que “ya ha concluido el tiempo de la religión verdadera, el de hacer nuestra Iglesia, el de definir nuestro Dios, el de defender nuestra Salvación… Y que ya es hora de construir una convención mundial para articular el deber cívico con el desbordamiento del amor. Somos comunidades humanas de esperanza, en nuestro caso, según Jesús. Una convención que no es un organismo político internacional, ni una religión de religiones, ni ninguna coalición de partidos, ni unión de naciones, macro-institución religiosa, o foro social mundial… sino una convergencia de esperanzas. Porque el ámbito propio de la trascendencia es la esperanza.
Finalmente, no podemos dejar de recoger y divulgar nuestro más firme rechazo al genocidio que se está produciendo en Gaza a manos del gobierno fascista del Sr. Netanyahu. En ese sentido –justo hace un mes, cuando apenas intuíamos la masacre que empezaba el estado de Israel como vengativa y desproporcionada respuesta al execrable atentado de Hamás que obviamente censuramos, nuestra coordinadora estatal de CCP ya publicó un rotundo comunicado CONDENANDO ese genocidio palestino y EXIGIENDO el alto del fuego.
En dicho comunicado podía leerse un texto -que hemos ratificamos hoy toda la asamblea- que decía: “Ante el sempiterno asedio, masacres y exterminio del pueblo palestino que por parte del estado de Israel se está llevando a cabo en la franja de Gaza, y ante el reciente ataque de Hamás, que sin duda es un crimen de guerra que tendrá que dirimir la Corte Penal Internacional y que nunca justificaremos, (…) CONDENAMOS -sin paliativos-,el genocidio que está cometiendo el estado de Israel con el pueblo palestino de la mano de un justiciero ultraderechista y criminal de guerra como es Netanyahu. Y por otra, EXIGIMOS -a las dos partes– el inmediato alto el fuego, la detención de las hostilidades y la negociación para una coexistencia en Paz de los dos estados”.
Y todo ello porque, la causa Palestina, junto a la del mundo obrero, la de los países empobrecidos, la del cuidado del planeta y la causa de la mujer, entre otras muchas más, siempre fue -para nosotras y nosotros, creyentes en Jesús de Nazaret- una de las que dieron y siguen dando sentido a nuestras vidas. Por eso, seguiremos gritando, hasta en silencio, “Nunca en nuestro nombre, ni en el de ningún Dios”