Espías del sector privado se infiltran en el movimiento ciudadano por la remunicipalización del servicio de agua. La entidad Agua es Vida denuncia este tipo de prácticas, y la compañía Agbar, por su parte, ni confirma ni desmiente las informaciones. Recuperamos el reportaje publicado en la ‘Directa’ 457, que ha sido premiado con el Premio […]
Espías del sector privado se infiltran en el movimiento ciudadano por la remunicipalización del servicio de agua. La entidad Agua es Vida denuncia este tipo de prácticas, y la compañía Agbar, por su parte, ni confirma ni desmiente las informaciones. Recuperamos el reportaje publicado en la ‘Directa’ 457, que ha sido premiado con el Premio Ciutat de Barcelona, en la categoría de medios de comunicación.
Atrincherados en la Ciutat de l’Aigua del paseo de la Zona Franca de Barcelona -un edificio de 20.000 metros cuadrados creado por el arquitecto japonés Arata Isozaki-, Ángel Simón y el conjunto de miembros del consejo de administración de la Sociedad General de Aguas de Barcelona (Agbar) han desplegado durante los últimos meses un tsunami de controvertidas actuaciones para evitar que el servicio que suministra agua a los hogares del Área Metropolitana de Barcelona vuelva a manos de la administración pública. Está en juego un negocio multimillonario. Según se desprende del balance de cuentas de la compañía, los beneficios anuales netos se sitúan en una horquilla de entre 120 y 200 millones de euros, de los cuales entre un 20% y un 25% en el ámbito del Área Metropolitana de Barcelona.
Con un simple ejercicio de zapping televisivo se puede comprobar como de presente está la marca Agbar en programas de máxima audiencia como Juego de Cartas o los espacios de información meteorológica, una inversión publicitaria que tiene como objetivo reforzar la imagen de una multinacional preocupada por la sostenibilidad y el medio ambiente. A preguntas de La Directa, la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales ha rehusado dar datos concretos del volumen de contratación publicitaria de la compañía de aguas, ya que se trata de una información confidencial sólo al alcance de la empresa y del ente público. Fuentes de Aguas de Barcelona han matizado que una cosa es la publicidad genérica y otra los patrocinios de programas como Juego de Cartas. La primera corre a cargo de la sociedad mixta Aguas de Barcelona -con control público-, y la segunda depende de Sociedad General de Aguas de Barcelona SA, de accionariado 100% privado y sin ningún mecanismo de fiscalización desde la administración.
La «guerra del agua», sin embargo, ha ido mucho más allá, y ha desembarcado con fuerza en los distritos de Barcelona y en las ciudades metropolitanas. Una auténtica lluvia de euros mediante patrocinios de todo tipo a entidades sociales, vecinales y culturales, y campañas de promoción corporativa, la más controvertida de las cuales es Memorias del Distrito; de la cual hablaremos más adelante. Lo que más preocupa, sin embargo, a las activistas por el derecho al agua es la infiltración de espías a sueldo de empresas privadas en asambleas o listas de correo electrónico y mensajería. Una investigación de la Directa lo ha podido confirmar.
Saltan las alarmas en Agua es Vida
En este clima de espadas en alto, el activismo por el derecho al agua hace meses que sospecha de la presencia de espías entre su militancia. ¿Agencias de inteligencia privada versus movimientos sociales? A finales del mes de febrero de 2018, varios miembros de Agua es Vida comenzaron a detectar presencias «extrañas» en su día a día de asambleas y grupos de trabajo, coincidiendo con el momento álgido de la recogida de firmas para la celebración de una multiconsulta ciudadana que debía incluir una pregunta sobre la remunicipalización del servicio de suministro en los hogares. El 1 de febrero de 2018, la Secretaría General del Ayuntamiento de Barcelona acreditaba mediante un documento con sello oficial las personas que serían fedatarias de la recogida de firmas en nombre de la Comisión Promotora de la Iniciativa Ciudadana por una Gestión Pública y Democrática del Agua.
Entre las personas fedatarias había un individuo que respondía a las iniciales E.S.R. y que se había acercado al movimiento social a través de la oficina del Aula del Agua, en el barrio de Hostafrancs de Barcelona. A pesar de que la multiconsulta no se celebró -tras ser rechazada por una votación en el plenario municipal-, el individuo en cuestión ya se había infiltrado en las listas de correo y de Telegram, y se había incorporado a las comisiones de trabajo de Agua es Vida, donde se ha mantenido hasta el 25 de junio. «No tenemos nada que esconder, pero sería preocupante que alguien estuviera malgastando recursos en la contratación de falsos activistas. Esto ¿hasta qué punto es legal? «, se pregunta Quim Pérez, uno de los activistas ecologistas más veteranos de la entidad.
Las primeras sospechas sobre el individuo se fueron reforzando a medida que pasaban las semanas. ¿Infiltrado de quién? ¿Para hacer qué? Según hemos podido confirmar documentalmente, E.S.R. es un agente de investigación privada que trabaja para la agencia Intelligence Bureau Partners (IBP), una empresa presidida por el ejecutivo Juan de la Torre y especializada en la defensa de los intereses de grandes multinacionales de sectores estratégicos de la economía: banca, constructoras, energéticas y también de clubes deportivos. El principal cliente de IBP es el holding empresarial de CaixaBank, que hay que recordar que ostenta un 15% accionarial de la empresa mixta público-privada que gestiona el agua en el Área Metropolitana de Barcelona. IBP se define como «una firma de consultoría de inteligencia». Esta es su carta de presentación: «Presidentes de los consejos de administración y particulares con alto patrimonio, frecuentemente necesitan información a medida y obtenida de forma ética, legal y muy discreta, que no está disponible en fuentes abiertas».
En una conversación con ESR, que un periodista de la Directa pudo mantener el 19 de junio y registrar mediante una cámara oculta, reconoce que es investigador privado y trabaja por una «consultoría», pero matiza que su presencia en Agua es Vida no es por razones de trabajo sino por vocación militante. Tras esta respuesta, nuestro gancho prosiguió la conversación, subiendo el listón y asegurando que él también era un infiltrado a sueldo de un medio de comunicación. La reacción del individuo fue la siguiente: «A mí me da igual lo que hagas tú. Hazlo, yo trabajo para una consultoría pero yo no estoy aquí por mi trabajo, estoy aquí porque me gusta el movimiento». Significativamente, durante la semana posterior el individuo no comunicó nada sobre la conversación a ningún activista de Agua es Vida.
Trabajar de espía y ser militante ecologista
La posibilidad de que ESR, pese a formar parte de la plantilla de IBP, a la vez fuera un activista convencido por el derecho al agua no se podía descartar y, por ello, rastreamos las redes sociales en busca de pistas que reforzaran la hipótesis o no. Curiosamente, internet parecía haber sido limpiado de todos sus datos, ninguna referencia, ni siquiera un perfil de Facebook, de Twitter o de otra red social. Esta circunstancia tampoco sería nada extraño, si recordamos que IBP -principal competidora de la agencia de detectives Método 3- ha hecho trabajos de espionaje para el Centro Nacional de Inteligencia español, según informaciones del portal Economía Digital. Sin embargo, encontramos una pista que sería determinante para nuestra investigación.
A través de la etiqueta de Twitter #Detcon2017 localizamos una fotografía, colgada en la red el 15 de junio de 2017 y hecha en el interior del Círculo Holmes de Barcelona -en una sede situada en la primera planta de un edificio de la plaza del Pi-, donde aparece ESR en compañía de una veintena de jóvenes detectives. El grupo asiste a una formación sobre la investigación privada en el siglo XIX, una actividad enmarcada en el Congreso de Detectives Privados que se celebra anualmente en Barcelona, con conferencias centrales en el centro cultural CCCB, y que el año pasado contó con la asistencia del ex delegado del gobierno español Enric Millo y altos mandos del Cuerpo Nacional de Policía español. El evento estrella de los #DetCon es «La Noche del Detective», un encuentro festivo de profesionales del sector que este 2018 terminó a altas horas de la madrugada en un establecimiento de restauración del barrio barcelonés de Tres Torres.
Pero volvamos a la fotografía. En primera fila de la sesión formativa, muy cerca de E.S.R., aparece una mujer que nos resultaba familiar, a nosotros y a los miembros de Agua es Vida. Se trata de M.T.R., investigadora privada, actualmente jefe de la agencia Dtect1, especializada en investigación tecnológica y el uso de cámaras ocultas. Se da la coincidente circunstancia que ella también mostró interés en la remunicipalización del agua. La detective, que ha bloqueado el acceso a toda la información y las fotografías de su cuenta de Facebook, asistió a una asamblea abierta que Agua es Vida celebró el 25 de mayo en el Centro Cívico Pati Llimona de Barcelona, la única cita de la temporada activista a la que no fue ESR, quien advirtió de su ausencia horas antes mediante un mensaje de Telegram. «Todo el tiempo llevaba abierta la bolsa de mano, con un móvil y un cable conectado, no disimulaba mucho», recuerda uno de los presentes. M.T.R. también se hizo fedataria de la multiconsulta y, a pesar de haberse llevado varios pliegos de hojas que tenían que devolver llenos con firmas, no devolvió ninguna. Y, sorpresa, E.S.R. también se llevó varios pliegos; no devolvió ninguno.
Tres semanas más tarde, M.T.R. no faltó a la cita del Congreso de Detectives 2018, celebrado en el CCCB. La posibilidad de que no uno sino dos detectives -que participaron en la misma formación hace un año- decidan hacerse fedatarios de la multiconsulta y activistas de Agua es Vida es bastante remota.
El último día que E.S.R. asistió a la asamblea de coordinación de Agua es Vida fue el pasado 19 de junio. Ese día, después de la presentación y de una ronda de opiniones sobre el futuro nombre que debía tener la movilización ciudadana por la remunicipalización -finalmente se llamará Movimiento por el Agua Pública y Democrática-, el individuo se apuntó a la comisión de elaboración de discurso, pero a medio encuentro cambió de criterio y de grupo de trabajo: «Con las ideas que tengo creo que encajaría mejor en el grupo de difusión. Quiero ayudar también aquí, pero creo que encajaría mejor allí. Voy a la otra comisión, creo que me gustará más, pero puedo estar en todas, je je. Os puedo ayudar aquí también si quereis, je je».
Dos minutos más tarde, E.S.R. fue a trabajar a la comisión de difusión, y se interesó por el recurso de reposición presentado por retomar la multiconsulta: «¿Qué sabemos de la respuesta al recurso?». La consulta es uno de los aspectos que más ha preocupado a la dirección de Agbar, conjuntamente con la sentencia definitiva del Tribunal Supremo sobre la legalidad o no de la empresa mixta metropolitana, que debería hacerse pública dentro de unas semanas . «El Ayuntamiento de Barcelona prepara el terreno de cara a una posible sentencia del Tribunal Supremo que ratifique la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que anuló la constitución de la empresa mixta del agua», informaba el diario Expansión el 7 de junio de este año. El interés informativo por el desenlace judicial es muy alto entre la prensa económica, y una sentencia que ratificara la ilegalidad de la gestión de Agbar haría tambalearse el valor accionarial de la compañía, y abriría incertidumbres sobre su viabilidad futura.
Desenlace final, desconfianza y expulsión
El 25 de junio se vivió el desenlace final de la rocambolesca telenovela de espionaje. Agua es Vida convocó al investigador privado en la terraza de un bar del barrio del Clot, donde le expusieron abiertamente todas las sospechas e indicios que lo señalaban como infiltrado. «Estudié esto, no lo sé, trabajo para Intelligence Bureau Partners, pero no hago estas cosas. No sé, no sé qué hacen estas empresas. Ellos tienen unos intereses, si se remunicipaliza el servicio perderán mucho, está claro, podría ser que metan detectives, podría ser Agbar o podría ser La Caixa, podría ser». Veinte minutos de respuestas vagas e imprecisas, algunas del todo surrealistas. «Yo de estos temas no sé, soy de empresas más pequeñas. Yo hago temas de robos o fraudes». Uno de los interlocutores entonces le pregunta: «¿Conoces a M.T.R?». El investigador responde: «¿Quién? No lo sé. ¿Quién es esta chica? ¿Lo habéis mirado vosotros? No lo sé. Me suena el nombre pero no sé muy bien quién es, tal vez lo he visto en la universidad. Podría ser que hubiera algún detective, pero yo no hago esas cosas. Antes sí había hecho algo de esto pero no me gustó». En este momento le muestran una foto de la detective y le hacen recordar: «Los dos estabais juntos en las formaciones del Congreso de Detectives 2017». Cara de estupefacción.
A continuación le reprochan que una semana atrás un supuesto detective infiltrado -el gancho de la directa- le habría confesado su infiltración y no lo explicó: «¿Por qué durante siete días no nos has dicho nada? No tiene ningún sentido». E.S.R. reacciona con evasivas y pasa a hacer preguntas como: «¿Pero quién es ese, quién es?». También hay momentos de surrealismo. Le espetan «¿Cómo es que estabas en el grupo de Gracia de Telegram?», y la respuesta: «Porque me gusta el grupo de Gracia, a veces paso por Gracia». Casualmente, poco después de que E.S.R. pidiera entrar en la lista de Gracia de mensajería móvil, se filtró una captura de pantalla de las conversaciones que se publicó en la publicación digital Crónica Global.
Finaliza la conversación reconociendo un cúmulo de coincidencias y con una despedida implícita: «Si no me quieres creer, entiendo que podeis desconfiar. Puede que os estén investigando, pero no lo sé. Que yo sepa Agbar no nos ha contratado, y La Caixa tampoco. No conozco todos los clientes. No tengo nada que ver con la detective, no la conozco, la conozco del Congreso de Detectives quizás. Entiendo que hay desconfianza, porque son coincidencias. Si quereis que no vuelva, no vuelvo. Si quereis no vengo más y ya está». Agua es Vida, la misma noche, decidió dar de baja de todas las listas de correo y Telegram a E.S.R. y M.T.R.
Nos hemos puesto en contacto con la empresa mixta Aguas de Barcelona y con su matriz Sociedad General de Aguas de Barcelona SA. Ambas han rechazado hacer ningún comentario sobre estas informaciones. Pregunta: «Puede desmentir o confirmar su relación con Intelligence Bureau Partners?». Respuesta: «No haremos ningún comentario». Pregunta: «No lo desmiente?». Respuesta: «No comentaremos nada».
No cruzar la línea de la legalidad
Le trasladamos al abogado Àlex Solà las dudas que nos surgen sobre la legalidad de este tipo de infiltraciones. «Estos son unos detectives 2.0, para entendernos. La mayoría del trabajo que hacen estos investigadores privados en general es legal. Si habláramos de pinchar un teléfono no sería legal. Apuntarse a una lista de distribución y asistir a una asamblea abierta no es ilegal; tampoco sería ilegal grabarla, en principio, desde un punto de vista penal», concluye. Eso sí, matiza que, aunque las actuaciones de los detectives sean legales, una entidad puede acordar la expulsión de personas infiltradas. «Defenderse de que alguien se asocie con fines espurios a una entidad no está tanto en la ley sino más bien a los estatutos donde se establezcan actuaciones que van en contra de los fines de la entidad o la asociación», considera Solà. Y, por último, hace esta reflexión: «Estamos ante el trabajo clásica de un detective, pero en una realidad nueva, la del mundo asociativo y asambleario. Tener la misma información que tiene un activista o, en su caso, intentar influir o entorpecer en una asamblea no tiene una repercusión legal, pero puede tener una respuesta estatutaria interna», concluye.
Mimetización discursiva
Agbar ha puesto su foco en el discurso del movimiento ciudadano que lucha por la remunicipalización y, más concretamente, en la entidad Agua es Vida. De hecho, la compañía que dirige Ángel Simón con mano de hierro ha adoptado, desde la llegada de Ada Colau al Ayuntamiento de Barcelona, una estrategia de mimetización argumental, utilizando expresiones referidas a la gestión del agua como «solidaria», «sostenible» y «un derecho humano» que se gestaron originariamente en el seno de los movimientos sociales. «El actual es un trabajo colectivo, de nuestros proveedores, de las entidades culturales y sociales con las que colaboramos intensamente. Los emprendedores quieren un marco estable, de seguridad jurídica, con reglas del juego iguales para todos, sin sacudidas, y donde el interés del ciudadano, también a largo plazo, está por encima de cualquier interés táctico y de cualquier tentación populista», así es como se expresó el presidente de Agbar el 8 de febrero de 2018 durante la ceremonia de entrega de la distinción La Llave de Barcelona, otorgada por la entidad privada Club de Amigos Llave de Barcelona. Por un lado, un discurso amable con el tejido asociativo y, por otro, contundencia verbal contra el actual gobierno de Barcelona.
Las palabras de Simón contrastan con la inseguridad jurídica de una empresa que ha gestionado durante 150 años el agua de la conurbación de Barcelona sin ningún contrato que lo autorizara, tal como destapó hace seis años una sentencia judicial y tuvo que confirmar en 2013 -a pesar de las reticencias iniciales- el gobierno municipal de CiU. El reciente reconocimiento a la trayectoria empresarial de Simón, con la entrega de La Llave de Barcelona, no lo hizo, como sería lógico pensar, la actual alcaldesa Colau, sino que los anfitriones fueron los ex alcaldes Jordi Hereu (PSC) y Xavier Trias (PDECat), flanqueados por el presidente de la Cámara de Comercio Miquel Valls. La misma sociovergencia que hace seis años dio por buena la valoración en 476 millones de euros de los activos de Agbar aportados para la creación de Aguas de Barcelona -la empresa mixta público-privada que gestiona el bien hídrico metropolitano-, a la espera de una sentencia definitiva del Tribunal Supremo que podría liquidar la legalidad del organismo. Una auditoría encargada por el Área Metropolitana de Barcelona y publicada en febrero de 2018 concluye que aquellas cuentas fueron tergiversadas y se multiplicó casi por cuatro unos activos que tenían un valor real de 130 millones de euros.
Fuente: https://directa.cat/les-clavegueres-de-la-guerra-de-laigua/
Traducción: viento sur